Pescadores no quieren que sus hijos continúen en la actividad

Un gran número de pescadores de la zona insular de Cartagena no quiere que sus hijos sigan el legado de esta actividad ancestral.
Las razones: “Hay muchos pescadores que se acuestan con hambre, sin un peso en el bolsillo para el café del día siguiente. La zona industrial de Mamonal nos ha ido relegando de nuestro territorio pesquero. Nosotros somos pescadores de bahía porque no tenemos las herramientas tecnificadas para adentrarnos mucho al mar y con tantas embarcaciones que entran y salen hoy día de la Bahía de Cartagena no tenemos tranquilidad para ejercer nuestro oficio”, expresó José Dolores López, representante legal de la Asociación de Pescadores de Caño del Oro.
Los pescadores expresaron su problemática en un panel denominado “Pesca artesanal y Responsabilidad Social” realizado este jueves en la Alcaldía de Cartagena bajo el liderazgo del Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos, la Fundación Mamonal y la Universidad de Cartagena, con el respaldo económico de Ecopetrol y Reficar.
En el encuentro participaron 102 pescadores quienes, a través de sus voceros, manifestaron su deseo de ser respaldados en la obtención de motores y una lancha para mejorar las condiciones de trabajo.
“Tirando remo hay algunos que llegan hasta nueve millas adentro, pero eso es muy pesado porque a remo no hay pulmón que aguante”, manifestó Luis Miguel Mercado Márquez, quien es pescador hace 30 años.
Mercado afirmó, además, que la mareta que dejan los barcos grandes a su paso por la Bahía es muy fuerte por lo que muchos pescadores sienten temor de ser volcados. “La mayoría de nosotros trabajamos con botes de madera que son muy frágiles a las turbulencias que dejan esas embarcaciones grandes, las cuales se pueden sentir hasta en 30 metros de distancia. Hace unos días yo me vi en aprietos porque el motorcito que me habían prestado se me apagó y venía un crucero, ese barco me pitaba y me pitaba hasta que el mismo Dios permitió que el motor prendiera”, aseveró Mercado.
Otras alternativas
Los pescadores precisaron que en las condiciones que ellos laboran no es posible vivir de la pesca. La gran mayoría tiene un plan B para los tiempos en que las faenas resultan infructiferas.
“Yo soy piloto, también buceo y me rebuscó en el turismo como hacen muchos allá. De la pesca no podría vivir. Los pescadores ahora estamos tratando de educar a nuestros hijos para que vivan de otra cosa”, aseguró José López.
“La pesca la combinó con el mantenimiento y reparación de motores fuera de borda; aunque la mayor parte del tiempo la dedico a la pesca”, dijo Luis Mercado.
Planes
Con el apoyo de la ONG italiana, Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (Cisp), los pescadores le apuntan a formular proyectos que les permitan impulsar el desarrollo integral de su gremio.
Entre los planes de acción, el Comité tiene previsto buscar apoyo para una central de acopio en Pasacaballos donde los pescadores puedan almacenar su producto y comercializarlos, potencializar las alternativas de negocio en temporadas baja de pesca en las comunidades Punta Arena, Tierra Baja, Caño del Oro y Tierra Bomba.
“Tenemos dos opciones: el ecoturismo y el ititurismo que es una modalidad que se practica en otras partes del mundo en el que los extranjeros se hospedan en casa de los pescadores, los acompañan en su faena de pesca y se comen el pescado frito que ayudaron a pescar”, explicó Sandra Simancas Acosta, funcionaria de Cisp.
Un tercer plan contemplado por el comité es conseguir motores y la lancha para los pescadores de Caño del Oro. En unanimidad, el gremio pidió que se haga un estudio detallado sobre la "supuesta contaminación de la Bahía de Cartagena".
“Es doloroso que los pescadores se vean forzados a retirarse de la pesca artesanal, por eso las acciones que vamos a impulsar apuntan a que los hijos de los pescadores no renuncien a la actividad”, expresó Acosta.
Los pescadores que asistieron al panel recibieron la certificación del Diplomado en Gestión de Recurso Pesqueros y Etnodesarrollo que hicieron con la Universidad de Cartagena.