Plazoleta Olímpica, por fin despejada

La Plazoleta Olímpica del Centro Histórico de Cartagena, una de las que más trabajo le ha costado despejar al Distrito este año, quedó ayer libre de ventas informales y bajo control policial para evitar que sea reinvadida.
El despeje total de esta zona peatonal se logró mediante una diligencia de restitución de espacio público realizada hacia las 2 de la tarde de ayer, me-diante la cual fueron retiradas algunas cocineras que insistían en mantener en este lugar sus restaurantes callejeros pese a que varios de estos tendales ha-bían sido retirados esta semana en un operativo apoyado por la Policía.
La Alcaldía de la Localidad Histórica y del Caribe y Norte (1) indica que esta diligencia fue complementaria a la labor realizada la noche del martes 6 de septiembre, cuando fueron desarmados 15 negocios informales que estaban en los alrededores de esta Plazoleta, pues sus dueños recibieron compensaciones económicas para salir de las áreas ocupadas.

INCONFORMIDAD
Siete cocineras que no han hecho acuerdos con el Distrito para salir del espacio público son las más molestas con este operativo, el cual consideran abusivo puesto que, según ellas, las han querido forzar a  recibir plata sin tener en cuenta su deseo de ser reubicadas en un sitio donde puedan mantener su clientela y continuar su actividad.
Decidida a no ceder ante la presión de las autoridades para que abandonara su negocio, la comerciante Nubia Géliz Almanza protagonizó hacia el mediodía de ayer minutos de tensión al amenazar con bañarse con el agua caliente en la que preparaba la sopa para sus clientes, en caso de que las autoridades intentaran tumbar su restaurante callejero.
La situación fue controlada por la Policía que finalmente acordó con las comerciantes dejarlas vender los almuerzos del día para posteriormente desmontar los negocios, como en efecto se hizo.
Pese al supuesto acuerdo, las informales protestaron nuevamente cuando la Fuerza Pública retomó la diligencia de restitución, lo cual obligó a restringir por varios minutos el acceso a la Plazoleta Olímpica, a fin de evitar desórdenes mayores.
Finalmente la maquinaria y obreros del contratista a cargo de la remodelación de esta zona peatonal demolieron los negocios y le pusieron cerramiento al lugar para impedir que haya reinstalación de negocios.
En la Plazoleta solo quedó el kiosco de la cocinera Nelcy Pérez de Taján, quien está protegida por un fallo de tutela, instancia que obliga a la Administración Distrital a reubicarla.

RATAS Y CUCARACHAS
El alcalde de la Localidad 1, Amaury Lora Márquez, dice que “el balance luego de estos operativos es positivo porque se pudieron recuperar espacios que por años estuvieron vedados para los cartageneros y explotados por particulares que además de ocupar zonas peatonales estaban generando contaminación e insalubridad”.
El funcionario asegura que lo que más le impacto de estas diligencias fue ver cómo al desarmar los negocios de comidas salieron de entre las ruinas centenares de ratones, cucarachas y otros insectos, lo que, según él, demuestra el riesgo al que se exponían los clientes de estos restaurantes.
Lora aclara que “una vez restituidos, estos espacios pasan al control de la Policía, que es la que debe velar para que se mantengan despejados ya que tienen la potestad de decomisar de inmediato las mercancías de quienes intenten reinvadir”.
Adelfo Doria Franco, gerente de Espacio Público de Cartagena, asegura que varias de las cocineras retiradas ayer de la Plazoleta Olímpica fueron ayer a su oficina y al parecer están muy cerca de lograr acuerdos para empezar su formalización.
“En caso de que estas comerciantes acepten recibir las compensaciones económicas, el Distrito podría ayudar a acelerar el desembolso de estos dineros a fin de que esta misma semana los reciban y puedan empezar a trabajar en el montaje de sus negocios nuevos”, afirma Doria.

DERECHO AL TRABAJO
Las cocineras de la Plazoleta Olímpica aseguran que su insistencia de permanecer en esta zona peatonal no es caprichosa sino que lo que pretende es que el Distrito les dé una alternativa de reubicación porque consideran que el pago de compensaciones económicas no les garantiza el éxito de los negocios nuevos que montarían.
Nubia Géliz Almanza, cocinera inconforme, asegura que “nosotras lo que queremos que el Distrito nos respete es el derecho al trabajo y nuestra decisión de no recibir plata sino que nos manden para otro sitio en el podamos seguir trabajando”.
Berlys Arrieta Castilla, comerciante informal, advierte que ella y sus colegas quejosas acudirán a instancias judiciales para obligar al Distrito a ofrecerle alternativas que les permitan sostener a sus familias, teniendo en cuenta que en su mayoría son madres cabeza de hogar.