Cartagena


Poca atención a personas con enfermedades laborales

ANDRÉS PINZÓN SINUCO

03 de enero de 2010 12:01 AM

Toda empresa tiene desde trabajadores activos, ya sea por su eficiencia y dinámica, hasta los pasivos, señalados por su par-simonia para hacer las cosas, lo cual tiende a ser confundido con displicencia. Aunque se pueda pensar que éstos últimos son habilidosos simuladores de enfermedades ficticias para engañar a sus jefes, esto en muchos casos no es cierto, pues se trataría de un padecimiento real causado por las condiciones del trabajo que desempeña la persona. “En Cartagena los males más comunes de este tipo son los problemas en la columna, afectaciones pulmonares, depresión, causalgia (dolores de las mucosas esofágica y gástrica), asma y el más frecuente es el túnel carpiano”, explica Rafael Rénals Ayala, vocal de Manos Muertas, la única fundación en la ciudad que vela por los derechos de aquellos enfermos laborales. Estas afecciones que infligen sufrimiento no sólo al trabajador, sino al ex empleado, son de aparición lenta, pero tienen un periodo prolongado de latencia, y lo que es peor, algunas de estas alteraciones son irreversibles. HISTORIA DE UN DESPIDO “Yo laboraba como operador de máquinas para una empresa de producción de tubos de acero, trabajaba hasta 16 horas diarias, la carga física en las manos y en los brazos era impresionante”, alega Luis Miguel Racini, quien padece una enferme-dad laboral. Producto de estos esfuerzos diarios, Racini sufre desde hace más de seis meses el síndrome del túnel carpiano bilateral, y también tendinitis (inflamación del tendón) en ambos hombros. “En todo momento los directivos de la empresa nos prometían mejores máquinas que facilitarían el trabajo, pero en reali-dad nunca las compraron”, manifiesta. Racini agrega que cuatro de sus compañeros padecen también estas enfermedades, pero por temor a ser despedidos no di-cen nada a sus superiores. “Ellos se callan sus dolencias porque los pueden despedir como a mí, que me echaron el 24 de abril de este año cuando fui valorado por mi EPS (Empresa Promotora de Salud) y diagnosticado como enfermo profesional. Inmediatamente la Admi-nistradora de Riesgos Profesionales (ARP) también me realizó los mismos exámenes, pero para mi sorpresa el médico de la ARP a la que está afiliada la empresa me dijo que no tenía nada”. Luego de ser expulsado de su trabajo por “bajo rendimiento”, Luis Miguel interpuso una tutela con la cual fue reintegra-do. Derechos Sin embargo y pese a que los trabajadores con incapacidad temporal tienen derecho a un subsidio correspondiente al 100% del salario base de cotización por cada día que ha sido incapacitado, la ARP apenas le cubre el 30%. “Casos como el de Racini se repiten, el problema es que las Administradoras de Riesgos pocas veces aceptan otorgar una ca-lificación de enfermedad profesional”, afirma Rafael Rénals, vocero de Manos Muertas. Otro de los efectos más frecuentes por las condiciones laborales es la pérdida de la capacidad permanente por daño parcial en la salud del trabajador. En este caso la empresa debe generar la prestación económica de indemnización. Asimismo, aquellos con pensión de invalidez deben recibir un pago mensual que se adquiere por haber perdido el 50 por ciento o más de la capacidad laboral, como consecuencia de un accidente de trabajo o una enfermedad profesional. En cualquier caso, los empleadores están obligados a informar a sus trabajadores acerca de los riesgos a los que puedan ver-se expuestos en la ejecución de la labor contratada. Además, ningún trabajador podrá ser despedido si presenta una debilidad manifiesta, como estar en periodo de incapacidad, etapa de recuperación o con alguna discapacidad. MANOS MUERTAS Ese es el nombre de la fundación que defiende a los enfermos profesionales o incapacitados por enfermedad laboral. “Somos además la primera a escala nacional que defiende a este tipo de personas. Además nosotros, los propios directivos, tenemos estas dolencias profe-sionales”, indica Rénals. El funcionario declara que debido a esta serie de evasivas por parte de las ARP, fue necesario crear hace 10 meses esta fundación Según sus directivos, “las enfermedades son tan graves que la mayoría no podemos usar nuestras manos ni para hacer los oficios en nuestras casas, por-que el dolor que padecemos es insoportable”. De ahí se explica el nombre de la fundación. Añade el Rafael Rénals que “este tipo de enfermedades se podrían prevenir si las entidades estatales, como el Ministerio de Protección Social y la Superin-tendencia de Salud, vigilaran debidamente a las empresas para que en verdad ejecutaran programas preventivos de salud laboral, pero no sucede en la ma-yoría de los casos, no actúan”. La Fundación Manos Muertas organiza actividades con el ánimo de recoger fondos y continuar ayudando a los llamados enfermos profesionales.

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