República del Caribe está cansado del riesgo

Por cuenta de un decreto que lo declara zona de alto riesgo, el barrio República del Caribe tiene limitadas sus posibilidades de desarrollo. Esta inquietud viene siendo planteada por la nueva Junta de Acción Comunal de esa zona, presidida por Amaury Correa, quien anunció que pronto estará solicitando audiencia con el Gobierno distrital, más específi-camente con la Secretaría de Planeación, para encontrarle una salida a esa realidad. República del Caribe es uno de los barrios localizados en las faldas de La Popa, teniendo como entrada principal la carretera que sube desde el Mercado Santa Rita y a atraviesa innumerables sectores subnormales, la mayoría acosados por el fenómeno del pandillismo y la venta y consumo de estupefacientes. “Nos faltan muchas cosas —dicen los moradores—, pero gracias a Dios no tenemos ese problema de las pandillas, aunque si nos siguen rechazando los proyectos para construir espacios de recreación, no sabemos qué irá a pasar con esos muchachos”. Entre las carencias que dicen tener, la más importante de todas es la instalación de redes de alcantarillado, lo cual eliminaría para siempre la presencia de aguas negras corriendo por las calles, como también detendría el deterioro de las mismas, pues no tienen pavimento y el terreno sede muy fácilmente a las escorrentías. “En el gobierno de Carlos Díaz Redondo —cuenta el presidente de la JAC— nos dijeron que ya existían las partidas para la instalación del alcantarillado, pero de un momento a otro vimos que lo instalaron en el ve-cino barrio Petare. Y seguimos esperando”. República del Caribe está rodeado de barrios como Pablo Sexto Segundo, Loma Fresca, Paraíso I, La Paz y Palestina, entre otros, sectores que, según los líderes comunales, siempre han gozado del favorecimiento de las administraciones distritales. El decreto 288 de 1989, emanado de la Alcaldía Mayor de Cartagena, contempla como zonas de alto riesgo a los barrios Petare, Paraíso II, Loma Fresca, San Bernardo, El Cielo y a República del Caribe, cuyos habi-tantes dicen haber sufrido varias frustraciones por cuenta de esa resolución. “Nuestras viviendas carecen de escrituras —enfatizan— no tenemos casa comunal, no tenemos casa de atención para la infancia, la adolescencia y el adulto mayor; las calles no tienen pavimento y falta el alcantari-llado”. Al mismo tiempo se preguntan por qué, siendo zona de alto riesgo, disponen de redes de agua potable, gas natural y energía eléctrica, aunque últimamente también han puesto en el tapete la posibilidad de ser reubica-dos hacia una zona en donde puedan gozar de todos los privilegios de un barrio propiamente dicho. “Esa es nuestra gran inquietud —dicen los de la JAC:— si estamos en zona de alto riesgo y no podemos mejorar nuestra calidad de vida, entonces ¿por qué no nos reubican?” No son los únicos El secretario de Planeación distrital, Javier Mouthón, dijo que hablando de zonas de alto riesgo y de pro-gramas de reubicación, “los habitantes de República del Caribe no son los únicos que están en la mira de la Administración”. El funcionario aseguró que desde tiempo atrás se viene trabajando en ese sentido, toda vez que los barrios considerados en riesgo son más de 20, “pero el próximo año se hará un estudio sólo para saber cuáles barrios se pueden quedar en los sitios en donde están y cuáles deben reubicarse. Nada más el costo de ese estudio pasa de los mil millones de pesos”. Dijo que República del Caribe presenta riesgo de remoción en masas, mientras que otros barrios de la Zona Suroriental son sectores inundables, “pero el programa de reubicaciones es demorado, ya que se trata de un presupuesto bastante considerable para llevarlo a cabo”.