Los doce (12) kioscos playeros recién construidos en el balneario de Bocagrande y en El Laguito, serán sometidos a una revisión general por parte de Osaba LM SAS, la firma que los hizo.
El objetivo es determinar el estado en que se encuentran después de cuatro o cinco meses de haber sido entregados los primeros módulos a sus poseedores.
Con ese anuncio responde Luz María Osaba Castañeda, representante de la firma ejecutora de este proyecto remodelativo, al conocer que varias de las personas que explotan estos módulos, reaccionaron de manera crítica señalando que las estructuras de varios de los kioscos ya están debilitadas y algunas hasta desprendidas, como consecuencia de los rigores ambientales del trópico, tales como la salinidad del mar, el sol, los vientos azotadores, las altas temperaturas y en general los cambios súbitos del clima.
Los kioscos hacen parte del mobiliario integral que las autoridades permitirán en las playas de Cartagena, y su materialización se debe a que Bavaria aportó el dinero para hacerlos, en un proyecto que ha sido coordinado por la Capitanía de Puerto de Cartagena y Planeación Distrital.
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Roberto Teherán Ávila, asesor de Sinucom (Sindicato de Comerciantes Menores), considera que desde el principio de este proceso se cometió un error con ellos como gremio organizado, porque no se les socializó ni se les pidió su apreciación sobre las estructuras que se iban a construir.
Los kiosqueros dicen ser conscientes del valor alto asumido por Bavaria para la construcción de estos módulos, y por eso piensan que debieron tenerlos en cuenta, pues a su juicio eso hubiese permitido mejorar las especificaciones técnicas para los nuevos kioscos.
“El rellenado con concreto es lo que le da firmeza ciento por ciento a los paneles, pero varios de estos prefabricados están casi vacíos; tampoco las ventanas tienen resistencia porque no usaron remaches fuertes y por eso se han desprendido”, dijo por su parte Jhony Muñoz, uno de los comerciantes que trabaja en el Kiosco 6.
Menciona un problema adicional, el de la falta de parasoles, ya que cuando el astro rey está ‘inclinado’, sus rayos cruzan incontenibles el umbral de los kioscos y desanima a los clientes.
RESPUESTAS
Luz María Osaba, ejecutora de este proyecto de modernización rebate las observaciones de los kiosqueros, explicando que el tema es un asunto de cultura y de que los poseedores de estas estructuras se concienticen de que hay que cuidarlas muy bien, porque es su forma de subsistencia.
Advierte que varios de los comerciantes han cambiado el diseño original a los kioscos, desprendiendo las ventanas para reubicarlas, y las han puesto abriendo hacia fuera, cuando debe ser por dentro.
Consciente de que el sol penetra fuerte al interior de los módulos, anuncia que a todos se les pondrán lonas tensadas amarillas de 3 metros de ancho, pero presagia otro problema para instalarlas, “puesto que para eso las ventanas deben cerrar hacia adentro, y como le dije, ya varios las pusieron hacia fuera”, comenta Osaba Castañeda.
Sobre los paneles vacíos que mencionan los kiosqueros, indica que estos prefabricados “no se pueden rellenar por completo, sino en una tercera parte, porque deben ser estructuras desmontables” pensando en variaciones futuras que se deban hacer en concordancia con las surgientes exigencias del mundo moderno.
Frente a las dificultades que ha tenido el personal que trabaja en el proyecto, Luz María Osaba hace un llamado conciliador y se refiere al Kiosco 11, donde las herramientas de trabajo desaparecieron cuando lo construían, y al Kiosco 12, de donde extrajeron las conexiones eléctricas. Todos estos suministros debieron ser restituidos por el contratista.
“Es muy importante que sepan cuidar lo que ya es de ellos, puesto que Bavaria no puede seguir proporcionando todo, porque ya destinó un presupuesto determinado para este proyecto”, explicó Luz María.
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