Dos violaciones a mujeres hace casi un mes en el corregimiento de Santa Ana (Isla Barú) prendieron de nuevo las alarmas entre sus habitantes, para quienes lo sucedido es consecuencia de la falta de autoridad en la zona.
Consumo y expendio de drogas, atracos a mano armada, prostitución y deserción escolar (principalmente por embarazo prematuro), se suman también a los problemas que, a juicio de los residentes, se generan por la falta de presencia del Estado.
Algunos habitantes consideran que es insuficiente el Inspector de Policía de la zona para atender tantas situaciones complicadas que están ocurriendo.
“El inspector de Policía poco va al corregimiento, tanto él como los demás miembros de la Policía se van a los hoteles y fincas que hay por allá cerca a velar por la seguridad de los dueños”, señalan habitantes de Santa Ana.
“Este funcionario incluso ha dicho –agregan– que tiene un sueldo precario y que no le alcanza para trasladarse hasta la zona, pues él vive en otra parte”.
Espectáculos públicos
“La mayoría de estos hechos delictivos ocurren en espectáculos públicos que se hacen sin autorización de las entidades distritales, y empiezan los viernes y pueden seguir hasta el lunes”, explica el abogado Marlon Llanes Camargo, asesor jurídico de la Corporación Administrativa de Santa Ana.
Esta información fue corroborada por Ángela Julio González, profesora de la Institución Educativa Mixta de Santa Ana, quien señaló que en algunos casos los estudiantes llegan a clases a dormir.
“Cuando no se duermen en los salones de clases, entonces no aparecen sino hasta el martes o miércoles, porque se van para estos bailes”, sustenta la docente.
Habitantes proponen
Los moradores de Santa Ana estiman que de hacerse operativos de control y vigilancia en este poblado, los problemas de inseguridad disminuirían notablemente.
“Pedimos un retén a la entrada del corregimiento para que hagan un control de quienes ingresan a la zona”, propuso Clemente Julio, habitante del barrio.
“El bandido sabe que en Santa Ana no hay ley, por eso llega allá a gastar el dinero sin que nadie los requise ni se cercioren de quiénes son, de donde provienen, si tienen órdenes de captura o no”, comenta Marlon Llanes Camargo.
Agrega que hay un ferry en el que las personas cruzan hasta el corregimiento a cualquier hora.
Romualdo Julio, líder comunitario, manifiesta que la población quiere un inspector nativo de Santa Ana, considerando que hay mayor probabilidad de que esa persona se apropie de los problemas de la localidad y les busque solución a los problemas serios de inseguridad que padece la población hace más de 4 años.
“Si el inspector fuese y viviese en Santa Ana tendría sentido de pertenencia y los habitantes lo conocerían”, concluye el nativo.
“Quejas obedecen a intereses políticos”
“Hay personas interesadas en quedarse con puestos y cargos y por eso atentan contra las acciones de la Administración”, asegura el inspector de Policía de Santa Ana, Elkin Oñoro Coneo.
El funcionario dice que estos problemas de inseguridad suceden en todos los rincones de Colombia y que él y su equipo de ocho policías siguen trabajando.
Agrega que sí se ejercen controles en el corregimiento.
“La Policía hace revisiones periódicas tanto en la carretera como en el ferry”, asegura Oñoro Coneo.
El Inspector reconoce que su equipo de trabajo es pequeño para garantizar la tranquilidad y sana convivencia de los 4.318 habitantes que tiene el corregimiento de Santa Ana.
Respecto de por qué no vive en Santa Ana, Oñoro Coneo explica los siguiente: “En cuanto asumí este cargo empecé a recibir amenazas, por eso tuve que mudarme, mis visitas al corregimiento son acordadas con la Policía”.
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