Cartagena


Santa Mónica, apabullada por embates de las lluvias

REDACCIÓN CARTAGENA

30 de junio de 2010 12:01 AM

En Cartagena las inundaciones no sólo afectan a las comunidades pobres y rezagadas, pues el problema se trasladó también a los barrios de estrato alto. Los vecinos de Santa Mónica, en el sur de la ciudad, sufren todos los años en carne propia los embates del invierno. Este sector de estrato 5 es vecino del Multicentro La Plazuela, colindante con la Troncal de Occidente y el Cementerio Jardines de Cartagena, y está muy cerca de reconocidos colegios, entre otros privilegios que lo hacen un buen vividero en verano. Sus habitantes aseguran que malviven en temporadas lluviosas, ya que las inundaciones son un peligro inminente que siempre los afecta pese a las medidas preventivas que han adoptado. ORIGEN DEL PROBLEMA El origen de las anegaciones en Santa Mónica, al igual que en otros 14 barrios de Cartagena, se debe a la desviación del cauce del Canal Ricaurte, dice Jorge Eliécer Puello, líder comunitario. Este canal empieza cerca de la Urbanización Ciudadela 2000, con el nombre de Canal El Pilón hasta Santa Mónica, pasando por los barrios Ternera, Alameda La Victoria, Urbanización La Plazuela, El Socorro y la Biblioteca Distrital. Posteriormente toma el nombre de Canal San Pedro o de Chepa, atravesando los barrios San Pedro, El Rubí, Los Alpes, Nuevo Alpes, Las Gaviotas, El Triunfo y 13 de Junio. Continúa con el nombre de canal o caño El Caimán o Ricaurte, pasa por San Antonio, Ricaurte y Calle Colombia, hasta su desembocadura en la Ciénaga de La Virgen. “El problema de las inundaciones se acrecentó aproximadamente para el año 2003, cuando se inició la construcción del barrio Colombiatón y el constructor desvió el cauce del canal que en esos momentos salía por detrás del barrio Medellín, y seguía por Simón Bolívar. También la cuenca del Canal Matute con sus aguas se sumó al problema”, explica Puello. Agrega que las aguas que anteriormente salían al Canal Matute, ahora bañan al barrio San Fernando y al caño que atraviesa al Cementerio Jardines de Cartagena. Las aguas cruzan el camposanto y pasan por La Plazuela a través de 3 tubos, los cuales son insuficientes por estar repletos de escombros y basuras. “El taponamiento de aguas contaminadas inunda las vías de Santa Mónica y nuestras viviendas, con el agravante de que son líquidos con ‘cadaverina’, provenientes del cementerio”, señala José Tovar, morador. LOS MALES A raíz de las anegaciones los residentes de Santa Mónica se las han ingeniado para mitigar el problema, pero sus esfuerzos son infructuosos ante las corrientes que crecen como arroyos con cada aguacero. Julia Cárcamo puso un muro de contención de 1,40 metros para prevenir anegarse, pues su casa está al lado del canal que atraviesa el barrio, pero de nada le ha servido esa medida preventiva. Su vivienda se ha debilitado bastante por la humedad frecuente, y entre sollozos asegura que ha perdido sus electrodomésticos por culpa de las inundaciones. “Los muebles, un televisor y la nevera los perdí. Las camas no sirven y para colmo se derrumbó un cuarto que construí en el patio de la casa. Esta situación es frustraste”, dice la afectada. Basta hacer un recorrido por las casas de Santa Mónica para observar que todas tienen muros de contención que atrofian su arquitectura. Sus interiores parecen laberintos, puesto que sus ocupantes han construido tapias para evitar que el agua pase de un lado al otro. José Tovar, por ejemplo, construyó un muro para impedir que las inundaciones crucen del garaje a la sala de su vivienda. Su vecina del frente tiene muros en el patio, la sala, en la entrada y en el garaje. “Es increíble que en un barrio como Santa Mónica suceda esto tan lamentable. Acá pagamos un predial altísimo y los demás impuestos como si viviéramos en el paraíso, pero en realidad vivimos un infierno en invierno. Nuestros hijos sufren de asma, irritaciones en la piel, infecciones respiratorias por cuenta de esta situación”, afirma Tovar. OTROS PROBLEMAS León Navarro, lugareño de Santa Mónica, comenta que la delincuencia ha ganado terreno en el barrio en los últimos dos meses. “Robos y otros brotes de violencia azotan al barrio. Requerimos patrullajes permanentes de la Policía”, manifiesta. Arnulfo Navarrete, también vecino, expresa que otro problema que afecta al barrio es el ruido. “Acá se parquean carros con música a todo volumen, no dejan dormir y lo peor es que con esa gente no se puede razonar, ya que permanecen embriagados”, precisa. Otras situaciones que exaspera a la comunidad es la invasión del espacio público, que es ocupado por talleres y cantinas. También se quejan de un bar que funciona al lado de un jardín infantil. AUSENCIA DE RECREACIÓN En Santa Mónica los niños y jóvenes tienen que utilizar las terrazas de sus casas, porque son escasos los espacios para el deporte y la recreación. Hay dos canchas de baloncesto y microfútbol, pero en total abandono. Una de ellas está al lado del Conjunto Residencial La Plazuela. Es utilizada como parqueadero. La actividad recreativa allí es muy poca porque los tableros de baloncesto están dañados y para colmo, los vecinos instalan sus vehículos particulares en esa zona. El otro escenario es un pequeño parque que la comunidad utiliza muy poco. El piso de la cancha de baloncesto está completamente deteriorado por lo que es muy peligroso hacer deporte allí. Una caída sería fatal para la integridad de los deportistas. Hay un proyecto de construcción de un parque lineal que iría desde la entrada por el Cementerio Jardines de Cartagena hasta el barrio La Consolata. “Ese sería una excelente zona verde que le daría vistosidad al barrio”, dice José Tovar.

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