Cartagena


Se inaugura monumento Campanas de la Libertad, en el Museo Naval del Caribe

REDACCIÓN CARTAGENA

11 de noviembre de 2011 12:01 AM

Como parte de los festejos del Bicentenario de la Independencia de Cartagena se inaugura hoy, 11 de noviembre, el monumento Campanas de la Libertad.Con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Cartagena de Indias se inaugura este viernes, 11 de noviembre, el monumento Campanas de la Libertad, en el Museo Naval del Caribe.
Son dos históricas campanas que sonaron el 11 de noviembre de 1811, y se entregan hoy para rememorar esa historia de valentía de nuestros antecesores.
Al acto asistirán el comandante de la Armada Nacional, vicealmirante Roberto García Márquez, y la alcaldesa de Cartagena,  Judith Pinedo Flórez.
MISTERIOSAS CAMPANAS
Las dos reliquias fueron bajadas de la espadaña de la Iglesia de la Tercera Orden, en Getsemaní, por razones técnicas.
Su peso, desproporcionado para el campanario, había rajado la fachada de la Iglesia.
Se presume que las campanas fueron traídas a la Iglesia de la Tercera Orden desde el robusto campanario de la vecina Iglesia de San Francisco, que fue desmantelada en 1863, cuando los frailes fueron expulsados por el presidente Tomás Cipriano de Mosquera.
Son campanas realmente misteriosas y veamos por qué:
—Un primer misterio es su sonoridad: la riqueza de una campana está en su voz, es decir, su sonido.
La sonoridad de las campanas, dice su antiguo arte, depende de la mezcla de sus metales, que debe estar constituida por una mezcla especial llamada Bronce de Campana, compuesta por 75 % de cobre con 25 % de estaño.
Pero estas Campanas de la Libertad no son de bronce, sino de hierro colado, como los antiguos cañones de Cartagena; sin embargo, su asombrosa sonoridad, grave y profunda, lleva su mensaje a kilómetros de distancia.
—El segundo misterio está en su fundición: ¿por qué son de hierro? En la Época Colonial se empleaban los hornos de fundición llamados ‘Reverberos’, que usaban leña como combustible y necesitaban unas doce horas para tener lista una colada de bronce de campana, metal relativamente fácil de fundir, a una temperatura de 900 grados centígrados.
Se necesitaba mucho más tiempo para fundir la colada de hierro con la que se hicieron estas dos campanas, a una temperatura de 1.400 grados centígrados.
Así también, en aquellos tiempos, como ahora, todos los fundidores dejaban su sello sobre sus campanas, pero estas no tienen ninguna inscripción, pues al parecer fueron hechas por alguien que no quería hacer más campanas. Un fundidor dedicado a otros menesteres.
—El tercer misterio es su fabricante: ¿quién las fundió? ¿dónde las hizo? Estas campanas fueron hechas por un fundidor no versado en los detalles de ese arte, que dejó muchas imperfecciones en su trabajo, como bolsas de aire en el proceso de fundición que se convirtieron en pequeños orificios.
También irregularidades en su moldeado y áreas de baja densidad del metal.
¿Fueron fundidas acaso en el único horno de la ciudad, de propiedad de Pedro Romero, el líder de nuestra Declaración de Independencia? Tal vez sí, con el metal de un viejo cañón, cómo único recurso, ya que en esta ciudad en la época de la independencia el bronce era requerido para acuñar monedas.
Lo que es un hecho irrefutable es que sonaron el 11 de noviembre de 1811.

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