Visiblemente molestos, varios trabajadores de restaurantes chinos dijeron ayer que sienten que se les ha hecho mucho daño a ellos y a la Colonia China en Cartagena, con las informaciones difundidas en los últimos días por los distintos medios de comunicación.
Rechazan todas las informaciones que relacionan a los negocios de comidas donde ellos trabajan, con el caso de un hombre llamado Gabriel Chang, a quien le hallaron 56 perros en su casa del Barrio España, pues aseguran que todo ha sido tergiversado, hasta el punto de que la situación terminó afectando a los restaurantes de comida oriental de la ciudad.
Edwin Díaz Osorio relata que lleva 20 años trabajando con restaurantes chinos y “nunca he visto esos platos extraños, esa cultura extranjera no se aplica acá, yo soy colombiano y uno no va a permitir que otro colombiano consuma cosas a las que en nuestro medio no estamos acostumbrados”.
Otro empleado de una de estas empresas de comida oriental y que habla de esta incómoda situación es Jonathan Escudero Baena.
Argumenta que en el restaurante chino donde tiene cinco años de estar trabajando, “compramos a diario pollo a empresas como Mc Pollo, a Pimpollo o a Campollo, cual de los tres tenga mejor oferta; el cerdo también es de primera calidad, suministrado por una empresa que es de Cartagena, el jamón que utilizamos también es especial, de una empresa que se llama Jamón de Bogotá”.
Dicen estos trabajadores que cualquier persona puede ir a los restaurantes chinos donde ellos laboran y verificar la calidad de la comida y de los productos con que se trabaja, “porque si no fuera así, las autoridades de sanidad ya habrían cerrado los restaurantes”.
Ratifican que en los restaurantes de comida oriental, especialmente en los de propietarios chinos, la gastronomía se basa en carnes convencionales y de alta calidad como pollo, carne de cerdo, carne de res, jamón especial, filete de róbalo, camarón rojo de mar, caracol, mariscos, “pero nada de carnes extrañas, eso de la carne de perro es una ‘mamadera de gallo’, un mito que hay que acabar, y es que si fuera así, las autoridades no hubieran certificado a estos restaurantes”.
“La comida que se vende en estos los restaurantes chinos es tan buena, que ha caído perfectamente en la cultura nuestra”.
De estos negocios dependen meseros, cocineros, domiciliarios, trabajadoras de servicio y todas sus familias.
“Uno que tiene su familia, que vive de esto, que hace domicilios, que recibe propinas... cómo va a llegar a su casa diciendo que lo echaron porque el negocio ya no da rendimientos. Yo tengo que llevarle de comer a mi familia”, Jonathan Escudero.
Según los trabajadores de estos establecimientos, en Cartagena hay 62 restaurantes de propietarios chinos, y 20 más que también venden comida oriental son de colombianos que empezaron trabajando con chinos y luego se independizaron.
SOBRE GABRIEL CHANG
José Mendoza Pertuz dice que lleva 45 años trabajando con chinos y que nada de lo que hoy se dice sobre la comida china es cierto, “como tampoco lo es todo lo que se ha dicho de Gabriel Chang, a quien conozco hace mucho tiempo y sé que él y su familia son gente trabajadora, trabajé mucho tiempo con ellos”.
También Jonathan Escudero se refiere a Gabriel Chang, a quien se le encontraron 56 perros en su casa, en los siguientes términos: “Ese señor ayuda a los animales, a él lo conozco, yo mismo le regalé un perro, no puedo inventar esto porque soy de acá, él lo que hace es ayudar a los animales y no sólo a los perros, también a los gatos, pájaros y otros. Lo que pasa es que los cartageneros cualquier comentario lo exageran, y eso no es así. El señor Chang ha ayudado hasta personas, porque a mí me consta”.
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