Traslado del mercado alegra a sus vecinos

Tanto los habitantes del barrio Martínez Martelo, como los comerciantes del sector El Toril,  en el barrio Pie de la Popa, se mostraron de acuerdo con la orden que emitió el Consejo de Estado en recientes días sobre el traslado inminente del mercado de Bazurto.
Como se sabe, el citado despacho  no encontró razón alguna para revisar y cambiar una sentencia que ordena, previa la realización de un estudio, el traslado de esa plaza de mercado.
En el mismo documento se ordena adelantar los trabajos necesarios para recuperar las condiciones de salubridad de la Ciénaga de Las Quintas, el desalojo de las ventas ambulantes situadas cerca del cuerpo de agua y otros trabajos más.
Al respecto, El Universal conversó con algunos habitantes de las dos zonas tradicionales de Cartagena y todos coincidieron en que se trata de “una buena decisión que desde hace tiempo se estaba esperando”.
El comerciante Emel Vergel, quien es propietario de una colmena en esa central de abastos, manifestó que “me alegra lo del traslado, pero Distrito no debe olvidarse que habemos muchos comerciantes que tenemos más de 40 años de estar laborando desde que el mercado estaba en el barrio Getsemaní.
“Eso significa que deben indemnizarnos, sobre todo por las condiciones en que hemos estado trabajando en los últimos años: sin luz, sin agua, con un servicio de aseo caro y con vigilancia privada, que tampoco es que sea barata.
“Además, el mercado ha dejado de producir lo que producía. El Gobierno Distrital permitió la entrada de almacenes de cadena, que venden más barato que nosotros y pueden darse el lujo de hacer promociones cuando quieran. O sea, la competencia es tremendamente desigual”.
Por su parte, Emilio García, un estilista profesional, quien dice tener 35 años viviendo en el barrio, celebró la decisión como “espectacular, porque quiere decir que nuestro barrio volverá a ser como antes. Este era uno de los barrios más tranquilos y acogedores de Cartagena, pero apenas nos pusieron el mercado ahí, la inseguridad, la contaminación y el desorden lo dañaron todo.
“Los vecinos dejamos de sentirnos seguros hasta en nuestras propias casas, porque aquí se dan todas las modalidades de la delincuencia, desde el atraco callejero a cualquier hora, hasta la incursión en residencias”.
Dagoberto Ávila, empleado de una pescadería de la Avenida del Lago, cree que “la salida del mercado tiene sus pro y sus contras para nosotros los trabajadores, porque muchos vivimos por aquí cerca y eso nos afectaría la economía en términos de transporte”.
Sin embargo, Ávila reconoce que “la ventaja sería la recuperación de la parte ambiental y la seguridad, porque aquí las empresas tienen que invertir casi el doble en protegerse, debido a la delincuencia, sobre todo en la noche”.

El problema es Transcaribe
Los comerciantes del sector El Toril, en el barrio Pie de la Popa, señalaron que la incidencia del Mercado de Bazurto no los afecta tan negativamente como sí podría hacerlo con sectores como La Quinta, el Barrio Chino o el sector Camino Arriba, pero creen que lo positivo del traslado sería el mejoramiento de la movilidad vehicular.
Marlon Contreras, dependiente de un almacén de accesorios para motos, estima que “lo positivo del traslado del mercado sería la agilización del tráfico, porque los trancones vehiculares son una de las cosas que más le restan calidad de vida al ciudadano. Además, en las grandes ciudades las plazas de mercado siempre están a las afueras”.
Sergio Coronado, un minorista de repuestos, quien dice ser cliente asiduo de los almacenes de El Toril, afirma que “para estos lados el gran problema en realidad no es el mercado, sino Transcaribe, que tiene a todo mundo casi en la quiebra y votando empleados, porque las ventas han bajado considerablemente”.