“Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar...
Valor para cambiar aquellas que puedo... y sabiduría para reconocer la diferencia”.
Así rezan todos los lunes, miércoles y viernes los miembros de Alcohólicos Anónimos (AA) antes de iniciar su reunión en el patio del Hotel Caribe, en Bocagrande.
Nunca se olvidan de darle gracias a Dios y a la vida por haber asistido a una de las más de 20 organizaciones que AA tiene en Cartagena.
Sebastián Pretelt, el más joven del grupo, decidió romper el anonimato precisamente para que el mensaje de esta organización llegue a todos los residentes de este sector de la ciudad.
“Sabemos que desde la Base Naval para acá (en Bocagrande El Laguito y Castillo) hay cientos de personas derrotadas por el licor, que no quieren reconocer su problema muchas veces porque les preocupa el qué dirán”.
Sebastián tiene más de diez años asistiendo a Alcohólicos Anónimos, y sin miramientos afirma que es lo mejor que le ha pasado.
Desde que llegó a esta cofradía pudo entender el sentido de su vida, que antes estaba empañado por los efectos no solo del licor, también de la droga.
“Estaba refugiado en la adicción y no sabía quién era yo con apenas 22 años. Gracias a la invitación de un tío, hoy mi vida es la mejor, sin adicción y con sentido”, relata.
Ni Sebastián ni los demás miembros de AA tienen una explicación satisfactoria sobre cómo en Bocagrande solo 18 personas hacen parte activa de esta organización.
“Debiera ser por lo menos el 2% de la población que hay entre Castillogrande, El Laguito y Bocagrande, nosotros sabemos que en este sector son muchos los que necesitan escuchar el mensaje de Alcohólicos Anónimos”.
Si ellos pudieron reconocer su problema y tratarlo, aseguran que otros también lo pueden hacer.
TANTOS, Y TAN POCOS
Este grupo nació hace 49 años en la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Bocagrande. De allí pasó al Colegio Jorge Washington y desde hace ya 24 años se reúnen en el Hotel Caribe, donde reciben el apoyo absoluto de Patricia Restrepo, la gerente de esta compañía hotelera.
Los miembros de Alcohólicos Anónimos de Bocagrande dicen estar realmente preocupados por la poca asistencia que hay.
“Después que exista el reconocimiento, las ganas de dejarse ayudar y el compromiso con su vida misma, AA se convierte en la salida para alejarse del alcoholismo, enfermedad incurable, pero sí manejable”, aseguran.
No hay razones identificadas por las cuales hay deserción en el grupo, pero están seguros de que la opinión pública influye mucho para que los afectados dejen de asistir.
Tienen claro que en un sector como éste son muy pocos los que se atreven a aceptar que padecen de alcoholismo, y que se tiene estigmatizada a la organización, a pesar de que los pocos que la conforman se desempeñan en oficios cotidianos.
ANÓNIMOS
Saben bien que Bocagrande, Castillogrande y El Laguito tienen muchas personas con un estatus social alto que prefieren mantener su figura pública antes que buscar una alternativa a su problema de alcoholismo, ante lo cual aclaran que esos aspectos no son obstáculo para llegar a la organización, pues precisamente por eso son anónimos.
Pero asimismo muchos jóvenes son afectados por esta adicción, de modo que para ellos también es el mensaje, porque el alcohol es el trampolín hacia las demás drogas. “Y qué triste es ver jóvenes consumidos en ellas”
“No quieren enfrentar el alcoholismo como una enfermedad, y sí lo es. Es progresiva, incurable y mortal. A mí me paso, fui alguien importante, pero al final ni familia tenía ya, por eso llegué aquí derrotado y me he levantado como las águilas, ahora soy feliz”, narra Mauricio Arroyo, otro miembro de AA que quiso divulgar su nombre.
Afirman que el alcohol termina por llevar a la persona solo a tres lugares: la cárcel, el hospital y la muerte.
LAS MUJERES
De los 18 miembros activos Alcohólicos Anónimos de Bocagrande, dos son mujeres.
La población femenina es más difícil porque ellas creen que son inmunes a la dependencia del licor, pero sí caen en el alcoholismo y no se dan cuenta.
“Ellas prefieren beber en privado y evitar hacerlo en público, porque les importa mucho lo que pensarán sus hijos, y sobre todo sus demás amigas”, anota uno de ellos.
GRAN TESTIMONIO
“Es de valientes reconocer y decirlo: soy Alfredo y soy alcohólico. Llevo más de 30 años asistiendo a Alcohólicos Anónimos”.
Alfredo recuerda que comenzó a tomar desde los 9 años, cuando era vecino del reconocido poeta el ‘Tuerto’ López.
“Fueron más de 30 años en los que no serví literalmente para nada”, dice Alfredo.
Llegó a la organización y ha sido uno de los pocos que busca solución al problema. Hoy tiene 76 años, y no ha vuelto a tomarse un trago.
“Cuando llegué aquí nací de nuevo. Yo no era educado, ahora lo soy. Yo no era amoroso y respetuoso, ahora lo soy con mi familia. Yo no tenía amigos, ahora me sobran. No tenía hermanos, ahora los tengo a todos”, dice sonriente Alfredo, dándole la gloria a Dios por darle la fortaleza para seguir en AA.
Desde entonces se ha dedicado a la institución y a pasar el mensaje para que muchas vidas se renueven.
5 RAZONES PARA ASISTIR
No es una religión, pero sí un estilo de vida donde está presente el elemento espiritual.
No hay señalamientos ni ningún juez, solo vidas renovadas que dan fe de que Alcohólicos Anónimos sí vale la pena.
No se hace distinción de personas. Todo el que quiera se puede acercar, de cualquier religión, raza, estatus social, ideología política y creencia.
Siempre tendrán los brazos abiertos para recibirte, aun más si vuelves a caer y decides levantarte de nuevo.
El anonimato lo rompes solo tú, nadie más.
Cartagena
Una luz de salvación en Alcohólicos Anónimos de Bocagrande
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