Vales del Almirante Padilla siguen amando a Cartagena

A los Vales del Almirante Padilla, proyecto bandera de inclusión social del Gobierno de Judith Pinedo, se les acabaron los contratos, pero no el tiempo para seguir enseñando a amar, querer y soñar por Cartagena.
Estos 378 jóvenes y adultos, que durante los últimos cuatro años se les vio ayudando a los peatones a cruzar por la cebras, buscando generar en la ciudadanía sentido de pertenencia por la ciudad, cuidado por los espacios públicos, el respeto de las normas y la tolerancia, entre otras acciones, esperan que el programa continúe en la próxima administración. Ayer Campo Elías Terán se comprometió a  retomar el programa que beneficia a la población vulnerada en sus derechos económicos y sociales que habitan en las localidades de la ciudad.
Este programa, liderado por Olga Acosta Amel, directora de la Escuela de Gobierno y Liderazgo, involucró durante el cuatrenio a un equipo interdisciplinario que trabajó con estas personas en un proceso de formación constante como sujetos de derechos, agentes de cambio, quienes multiplicaron lo aprendido en sus barrios y en sus comunidades.
“Este programa tiene la finalidad promover la cultura ciudadana. Por ejemplo, enseñándole a los cartageneros a respetar las normas de tránsito, utilizando las cebras y cruzando la vía sólo cuando el semáforo peatonal esté en verde. Cada uno de los 378 jóvenes que integraron los ‘Vales del Almirante Padilla’ se le paga un salario integral de $720 mil mensuales”, dijo Olaga Acosta.
El grupo de los Vales del Almirante Padilla lo conformaron discapacitados, desplazados y jóvenes en riesgo que habitan en la ciudad.
“Los Vales del Almirante Padilla, es un programa incluyente de personas a las que nunca se les había dado la oportunidad de vincularse al mercado laboral (jóvenes en riesgo, madres cabezas de hogar y desplazados), quienes fueron seleccionados luego de un estudio de sus capacidades de liderazgo, entre otros detalles”, dice Olga Acosta.
Historias de vida
Todos el que ha pasado por los Vales del Almirante Padilla tiene una historia. He aquí algunas de ellas:

Lina Margarita Garay López, 23 años;  Desplazada:
Sin oportunidades llegué a Cartagena desplazada de un pueblo de Sucre. Aquí pasamos necesidades, hasta que mi hermana se hizo Vale y con el sueldo nos ayudamos. Después ingresé yo y mi vida cambió. La mía ha sido una gran experiencia. Yo empecé a estudiar salud ocupacional en la Universidad de Cartagena. Voy a comenzar séptimo semestre y espero que Dios me ayude a conseguir un trabajo para terminar.
Jhonatan Mutis, 23 años, Técnico de sistemas:
Hace cuatro años fue herido de gravedad por hinchas furibundos del América de Cali. Llegó a los Vales como un joven en riesgo por pertenecer a las barras del Real Cartagena. Yo peleaba por los colores del equipo y por ellos casi muero, pero gracias  a lo aprendido; hoy respeto a todo el mundo. Los Vales generaron en mi, sentido de pertenencia por la ciudad. Este programa debe seguir adelantado.
José Martínez Muñoz, 25 años, Técnico en Mercadeo:
Cuando ingresé a los Vales era un joven en riesgo. Aunque no integré ninguna pandilla, ni consumí drogas; si participé en peleas y me estaba dejando absorber por las malas ideas.  Esta oportunidad, ha dado un giro grande en mi vida. Yo era una persona que no le daba el valor a las cosas y el programa me enseñó a querer a la ciudad.
Ledis María Toro, de 27 años, Secretaría Ejecutiva:
Yo salí de Ungía (Chocó), a seguir estudiando. Al prrincipio fue duro, pero después de entrar a Los Vales pude terminar Secretariado Ejecutivo. Hoy busco empleo. Los Vales me cambiaron para bien. Antes era tímida y me ayudaron a querer más a Cartagena.
Zoila Pérez del Real, de 42 años, madre cabeza de Hogar:
Vivo en el barrio Huellas Alberto Uribe con mis tres hijos. Los Vales, además de convertirse en una oportunidad para ganar dinero, me enseñaron a valorar más la ciudad y a enseñar a mucha gente a respetar las señales de tránsito.
Marelvis Barco Cota, madre cabeza de hogar:
Como madre cabeza de hogar vivía pasando penurias. Pero gracias a este programa que me enseñó a ser mejor persona, hoy soy analista de computadoras y tengo opción de conseguir un empleo para brindarles seguridad a mis tres hijos. Gracias a Los Vales pude cumplir el sueño de mis hijos de invitarlos a comer hamburguesa.