Colombia


¿Por qué la Ley de Cuotas no se aplica en la rama Judicial de Colombia?

COLPRENSA

19 de marzo de 2012 11:35 AM

La palabra justicia es femenina y todo lo que la enmarca es de este género: su símbolo, una mujer que tiene una balanza en su mano izquierda y una espada en la derecha. Paradójicamente, en las altas cortes del país existen 74 magistrados, de los cuales apenas 16 son mujeres.
La mayoría masculina en la Justicia, según analistas, mantiene la balanza inclinada en contra de las mujeres, que a pesar de tener una ley que les ‘garantiza’ una participación mínima del 30% en los altos cargos del Estado, en la cúpula de la rama sólo bordea el 20%.
Esta situación ha conllevado que se hable, incluso, de machismo en la Justicia, palabra que divide opiniones sobre una realidad que ya genera inconformismos.
La senadora Alexandra Moreno, quien lidera la bancada femenina en el Congreso, dice que es infortunado el incumplimiento que existe de la Ley de Cuotas y cuenta que “hemos convocado a las cortes y a los magistrados para que reconozcan que no pueden esperar que haya una exigencia legal sino que debe haber un compromiso moral” para dar garantías a las mujeres.
Para la congresista, la realidad es que a las mujeres “no se les apoya, a pesar que hay muchas que están capacitadas, inclusive con más formación académica que los hombres”, debido a que “aún sigue latente el machismo”. Y, de inmediato, lanza el ultimátum: “Hay que abrir espacios a la mujer así sea por imposición legal, porque voluntariamente no lo van a hacer los hombres”.
Florence Thomas, activista y columnista, denuncia que el problema de inequidad no sólo se da en las altas cortes, sino en todo el Estado.
Thomas explica que todo es resultado de que “estamos en una cultura sumamente patriarcal, porque los espacios de la política, de la justicia aún son eminentemente masculinos y patriarcales, son espacios que están prohibidos para las mujeres”.
La realidad, según la columnista, es que “los hombres han sido educados para el poder y para ellos es muy difícil ver un escenario en que las mujeres se meten”, por lo que considera que “tienen miedo de perder poder e importancia, entonces mantienen la idea de que los hombres están en el centro y las mujeres en la periferia”.
En este mismo sendero del inconformismo transita la directora Ejecutiva de la Fundación Mujeres por Colombia, Isabel Londoño, quien al insistir en que en el país se carece de voluntad para brindar oportunidades a la mujer, sentencia que “vivimos en una cultura machista y una cultura carente de espacios para la mujer”.
Dice que el problema del machismo está enquistado en la sociedad y esa resistencia radica en que para esta sociedad “las mujeres son incómodas”.
Sustenta lo anterior al decir que la incomodidad radica en que “las mujeres no nos prestamos a la corrupción, al clientelismo, porque tenemos estándares altos de calidad para nuestro trabajo”.
Comenta que la situación en las altas cortes y en general en el país es porque hay un miedo generalizado en los hombres, quienes -a su criterio- “están defendiendo su territorio de poder, porque las mujeres han demostrado que están capacitadas” y lanza una máxima: “Hay que mantener la guerra de géneros, porque por las buenas no se ha logrado nada”.
El abogado y columnista Rodrigo Uprimny también se refiere a las desigualdades y dice que la aplicación de la Ley de Cuotas en la rama judicial es muy débil, debido a que “las propias decisiones judiciales de las altas cortes han limitado su alcance” y esto, a su parecer, ha determinado que el “resultado es que la composición de género de la cúpula judicial no es muy equitativa”.
Miradas mesuradas
Como suele suceder, hay quienes si bien reconocen la situación, tienen una visión menos radical, tal y como lo deja en evidencia la senadora Dilian Francisca Toro, quien dice que “en la rama judicial no se cumple con la participación de la mujer en los cargos”.
No obstante, no se atreve a afirmar que este fenómeno se trate de machismo y justifica la situación al indicar que “ellos (los magistrados) eligen con base en la lista de la Judicatura y toman decisiones frente a las mejores hojas de vida”.
Por su parte, la exmagistrada de la Corte Constitucional, Clara Inés Vargas también reconoce el incumplimiento de la rama y cuando se le habla de machismo ríe y responde: “Lo que pasa es que esos estereotipos no se pueden quitar de un día para otro, eso es una cosa de tipo social que se está removiendo y vamos por buen camino”.
Comenta que en el país se ven cambios y trae a colación la terna a Fiscal General que presentó el presidente Juan Manuel Santos, en la que hay dos mujeres, por lo que cree que “eso es una nueva realidad”.
Mientras tanto, el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, César Julio Valencia, niega cualquier asomo de machismo y como prueba de ello menciona que en el alto tribunal recientemente se nombró a una mujer. “Si la persona tiene méritos se nombra y se llevan listas con mujeres y si sale elegida es porque tiene méritos”, anota.
Finaliza argumentando que “si no hay más mujeres no es por machismo, sino por otras razones distintas. No comparto esa idea”.
La cuota femenina en las Altas Cortes
La repartición de cargos en las altas cortes, de acuerdo a los listados que ellos mismos manejan, están así:

  • Corte Suprema de Justicia: 23 magistrados, de los cuales cuatro son mujeres.
  • Corte Constitucional: nueve magistrados, una sola mujer.
  • Consejo de Estado: En sus salas existen 29 magistrados, de los cuales solamente nueve son mujeres.
  • Consejo Superior de la Judicatura: existen 13 magistrados y dos son mujeres.

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