Hablan los familiares de la 2 masacre en Venezuela

Con la cabeza metida en bolsas plásticas y desnudos encontraron las autoridades de Venezuela a otros cinco colombianos que habían desapa-recido en julio. Los familiares ratificaron que las víctimas fueron asfixiadas y abandonadas a orillas del río Pijagua. Luego, enterrados en fosas comunes, se-gún “nos indicaron autoridades venezolanas”. Los colombianos reportados como desaparecidos en agosto por sus familiares aparecieron muertos en la localidad de Socopó, estado de Bari-nas, Venezuela. El cónsul de Colombia en ese estado venezolano, Jairo Moisés Martínez, indicó que ha iniciado la investigación que presuntamente ocurrió en agosto y cuyo deceso se habría producido por asfixia. El cónsul de Colombia en Barinas, Jairo Moisés Martínez, manifestó ayer que estaba haciendo las averiguaciones pertinentes con las autorida-des venezolanas a raíz de las denuncias que a su oficina habían llegado por parte de las familias de los colombianos desaparecidos. En diálogo telefónico con un funcionario del consulado colombiano en Barinas, se pudo conocer que esta oficina no hará ninguna declaración hasta tanto no haya un pronunciamiento previo por parte de las autoridades venezolanas encargadas de llevar el caso. “Tenemos órdenes expresas de la Cancillería colombiana para no dar ninguna declaración. Todo se manejará a través de Bogotá”, sostuvo. DESAPARECIDOS Cinco familias de las víctimas que viven en Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios confirmaron que el 31 de julio desaparecieron y fueron en-contradas unos días después asesinadas en el estado Barinas (Venezuela). Aclararon que han intentado recuperar los cadáveres y traerlos a Cúcuta para enterrarlos, pero no lo han logrado, porque supuestamente las autoridades venezolanas les han puesto muchas “trabas”. “Desde el 13 de octubre cuando un funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) nos llamó y nos contó que entre el 2 y 13 de agosto, en la población de Socopó hallaron los cuerpos sin vida de seis colombianos y que podrían ser nuestros espo-sos, fuimos a reconocerlos y nos dimos a la tarea de traerlos para acá a sepultarlos, pero no lo hemos logrado”. “Pese a que hemos llevado las cartas dentales y las huellas digitales para que queden reconocidos plenamente, las autoridades venezolanas no lo aceptan y siempre nos ponen más ‘trabas’”. El grupo de colombianos desaparecieron el viernes 31 de julio se conoció que “ellos se fueron a acompañar a Gerson Flórez a comprar una casa en San Cristóbal y hacer un negocio con una carne. Desde entonces no volvimos a saber nada, solo hasta que nos llamaron a decirnos que podrían estar muertos allá y efectivamente cuando les vimos los tatuajes y las cicatrices particulares que tenían supimos que eran ellos”, contó otra de las esposas. CADÁVERES REPATRIADOS La Fiscalía General de la Nación identificó 7 de los 8 cadáveres de colombianos repatriados desde Venezuela. Los encargados de la identificación fueron fiscales de la Unidad de Reacción Inmediata de Cúcuta y funcionarios del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de esa misma ciudad. Tres de los cadáveres fueron entregados a sus familiares en Cúcuta y los otros cuatro serán trasladados a Bogotá, donde los esperan sus parientes. Los investigadores continúan las labores para lograr la identificación plena de la víctima restante. APARECIÓ OTRO CUERPO Se trata del santandereano José Luis Arenas Sánchez, un hombre de 21 años, del barrio La Esperanza III del norte de Bucaramanga, quien vivía en el vecino país desde hace dos años. Arenas Sánchez hacía parte del grupo “Los Maniceros”, que fue secuestrado junto a otras personas en la cancha de El Chururú en el municipio de Fernández Feo, en el estado de Cáchira, Venezuela, el pasado hace más de dos semanas. Nancy Sánchez, prima de José Luis Arenas Sánchez, está en contacto con la esposa del santandereano que se encuentra reclamando el cadáver en Venezuela. Según le informó el proceso de traslado del cuerpo es demorado porque está descompuesto. “Le dijeron que por las condiciones de descomposición que presenta el cuerpo lo mejor sería enterrarlo en Venezuela. Pedi-mos que él sea traído a Bucaramanga. Su madre que es sordomuda, y los familiares, tenemos derecho a enterrarlo”, explicó Sánchez. José Luis Arenas Sánchez, quien era comerciante. Hasta el momento se han encontrado 11 cadáveres en la frontera: 9 colombianos, uno venezolano y otro peruano. Manuel Júnior Cortés, de 18 años, fue el único sobreviviente y aún se espera su traslado desde la ciudad de Táchira.