Julio Santo Domingo fue considerado por la Revista Forbes como uno de los hombres más adinerados del mundo, ocupando el puesto 108 con una fortuna de US$8.400 millones.
El empresario, que construyó su imperio basado en la visión futurista de la industria nacional, aprovechó el momento en el que todas las grandes figuras de los negocios querían salir del país y compró varias empresas a precios muy económicos. Luego, para la época de la apertura, empezó a cosechar el dinero y construir el imperio con el que escribió su página en la historia empresarial y social del mundo.
Logró ser propietario de 100 compañías en Colombia en los sectores automotriz, aeronáutico, telecomunicaciones y cervecero, entre otros.
También se caracterizó por su filantropía, la que lo llevó a hacer generosas donaciones para las construcciones de centros de cultura y entretenimiento y bibliotecas, así como a apoyar y patrocinar la entrada de jóvenes de escasos recursos a instituciones de educación superior de alta calidad.
LA HISTORIA
Julio Mario Santo Domingo nació el primero de octubre de 1924 en la ciudad de Panamá, donde sus padres, Mario Santo Domingo y Beatriz Pumarejo se encontraban de vacaciones. Creció en Barranquilla e hizo parte del mítico grupo de intelectuales de `La Cueva`, junto a Álvaro Cepeda, Germán Vargas, Eduardo Vilá, Gabriel García Márquez y Alfonso Fuenmayor. En esa época hizo algunas inmersiones en la literatura como pequeños cuentos, pero su vida fueron los negocios, el arte, el buen vestir y las relaciones con el jet set internacional.
Una vez decidido su rumbo, el industrial colombiano tuvo participación en compañías como Avianca, SABMiller, Bavaria, El Espectador, Caracol Radioy Televisión, Cromos, Dataifx, Celumovil, Cine Colombia, Mambo LLC y Almagran, entre otras, muchas de las colombianas pasaron a propiedad de firmas internacionales.
Una vez sus negocios llegaron a la cumbre, el empresario empezó a mostrar un lado humanitario muy fuerte, haciendo donaciones a través de la fundación que lleva su nombre, construyendo la biblioteca y el teatro mayor Julio Mario Santo Domingo en Bogotá, dando un aporte de US$10 millones para la construcción del edificio de posgrados de la Universidad de Los Andes en Bogotá, y apoyando constantemente mediante becas a los estudiantes de poblaciones menos favorecidas que querían tener la posibilidad de una educación superior de calidad.
El empresario fue también el primero en patrocinar la selección colombiana de fútbol.
FAMILIA Y LEGADO EMPRESARIAL
Santo Domingo se casó dos veces. La primera con Edyala Brago con quien tuvo su primer hijo, Julio Mario Santo Domingo Braga, quien falleció el año pasado de un cáncer.
Su segundo matrimonio fue con Beatrice Dávila, madre de sus otros dos hijos: Alejandro y Andrés Santo Domingo Dávila, el primero, que se viene haciendo cargo de los negocios familiares desde hace un tiempo, se convierte tras está trágica noticia en el sucesor del visionario empresario, en la cabeza del imperio y en quien tiene la tarea de continuar con las donaciones filantrópicas de su padre.
Alejandro Santo Domingo, por su parte, dedicó su vida a las artes y a la música.
Además, de su apartamento en Nueva York, su residencia en París y varias propiedades en Colombia, incluida una isla privada en las Islas del Rosario. Deja también una colección de arte invaluable y su estilo que lo llevó a ser calificado como uno de los hombres más elegantes y mejor vestidos del mundo, según publicaciones como Vanity Fair.
Fue amigo cercano de los dueños de la automotriz Ford, de los expresidentes estadounidense George Bush -padre e hijo- Bill Clinton y Carter, y de figuras del mundo de la moda como Carolina Herrera.
Julio Mario Santo Domingo hizo un gran aporte a la construcción de la economía colombiana, a la generación de empleo y al impulso del espíritu emprendedor de muchos jóvenes latinoamericanos. Su visión empresarial lo llevó a fundamentar la idea de que cualquier negocio puede ser rentable mientras haya alguien que crea en el y que trabaje con convicción para sacarlo adelante.
UNA VIDA LLENA DE ESTILO Y BUEN GUSTO
El otro lado del empresario colombiano, el que no tenía nada que ver con su destreza en los negocios y su visión empresarial sobre lo que podía ser rentable o no, era justamente el lado con estilo y elegancia. El industrial, según las confidencias de algunas publicaciones nacionales e internacionales de moda y cultura, tenía un zapatero personal en Italia y usaba trajes y camisas francesas diseñadas a la medida.
Tampoco era un secreto que se movía entre los círculos más exclusivos de la sociedad colombiana, estadounidense y europea, y que hablaba francés, ingles, italiano, portugués y alemán con perfecta fluidez, como bien lo reseñó Guillermo Ángulo en un perfil para el portal de Ciudad Viva.
Colombia
Julio Mario Santo Domingo, el forjador de grandes negocios
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