Colombia


Las redes de trata de menores están en la red

COLPRENSA

30 de junio de 2012 02:31 PM

¿Sabe usted donde están sus hijos en este momento? Por si no lo sabe, las redes de trata de niños, niñas y adolescentes parecen tenerlo muy claro y han sabido aprovecharlo para acercarse a los menores de edad e involucrarlos en sus ‘negocios’ con fines de explotación sexual y laboral.
Esto no es un secreto, y alarma el hecho de que esos explotadores estén innovando en sus ‘modus operandi’ para atrapar a sus víctimas, sobretodo a través de las redes sociales, y aprovechando el descuido e irresponsabilidad que asumen muchos padres frente a la protección sus hijos.
No es extraño entonces que según el más reciente reporte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), durante el 2011 un total de 2.040 niños, niñas y adolescentes víctimas hayan sido atendidos por dicho organismo en 91 países del mundo, incluido Colombia. Cifra alarmante si se tiene en cuenta que supera en un 27% la observada en el último reporte (2008), cuando se registraron 1.565 casos de este delito en el mismo rango de edad.
El informe, que refleja la dinámica mundial sobre trata de personas, precisa que el total de víctimas menores de 18 años supera en 14 puntos la cifra registrada en mayores de edad, la cual creció en un 13% (de 3.012 casos en el 2008 se pasó a 4.404 en el 2011).
En Colombia, tan solo en lo que va corrido de este 2012, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) ha recibido 275 denuncias que involucran a menores de edad sobretodo en los departamentos del Tolima, Cundinamarca, Atlántico y en Bogotá. En total, 40 de esos casos ya fueron confirmados y están siendo tratados con los pequeños y sus familias.
Según Marta Isabel Tovar, subdirectora de reestablecimiento de derechos del ICBF, se estima cerca de 110 de estas denuncias corresponden a situaciones reales de trata de menores y aún así, ésta sigue siendo una cifra irreal pues falta sumar muchos casos que no son denunciados.
Carolina López Laverde, coordinadora del Programa Integral contra la Trata de Personas, de la OIM en Colombia explica que de acuerdo con los testimonios de niños, adolescentes y adultos que han sido víctimas de este flagelo, el problema es mucho mayor de lo que está registrado en las cifras oficiales.
“Cuando tú tienes una víctima que retorna al país o que es recuperada, ella misma te dice que en el lugar donde estaba había otras 10, 15, 20 y hasta 50 víctimas colombianas”, asegura López Laverde.

DELINCUENTES DE VANGUARDIA

Explica María Isabel Tovar que el ‘modus operandi’ de las bandas de explotadores ha cambiado en los últimos años y que la gran mayoría de los casos denunciados y confirmados inician con contactos en redes sociales y demás plataformas de Internet. Allí los delincuentes se ganan la confianza de los menores de edad, los seducen con regalos y finalmente los involucran en las redes para explotarlos sexual y laboralmente.
“Los muchachos empiezan a hacer amigos y terminan involucrados con una red de tráfico. No es una cosa que aparezca inmediatamente sino que los de estas redes son muy hábiles,  van intentando acercamientos, generar confianza y después empezar a hacer ofertas de actividades, algunas veces de estudios en el exterior y sobre temas que a los muchachos les gusta”, relata.
En ello coincide Ximena Norato, directora de la organización Pandi (Periodismo aliado de la niñez, el desarrollo social y la investigación), quien asegura que si bien las redes sociales han facilitado la actividad de las bandas de trata de personas, el verdadero problema es la desinformación y la falta de precauciones con que los  menores de edad las están utilizando.
Por ello, la invitación de Norato es que los padres de familia prevengan a sus hijos y se aseguraren de que ellos “aprendan a utilizar las redes sociales de manera responsable, advirtiéndoles sobre los peligros que pueden encontrar en ellas, escuchándolos, dialogando con ellos sobre sus miedos, sus inquietudes y sus relaciones con los demás”.
Óscar Gómez Díez, director de la Fundación Esperanza, entidad que trabaja por los derechos humanos en contextos migratorios, confirma que “últimamente se está utilizando mucho Internet como medio para contactar a  los menores de edad. Se hace a través de las redes sociales, donde los citan a reuniones, les hacen ofertas afectivas o lúdicas y, en ocasiones, ciertas ofertas laborales”.
Es así como la Web se convierte en el punto de partida para llegar a escenarios físicos y generar encuentros entre el traficante y el menor. Así mismo, las redes sociales sirven para que los niños y jóvenes se citen entre ellos en reconocidos lugares públicos como parques o centros comerciales en los que los delincuentes están al acecho.
“Los grupos de fans de muchachos se movilizan y hacen muchas actividades afuera (de sus casas o ciudades), generan luego grupos más pequeños de amigos que se movilizan muy fácilmente y es ahí donde las redes los detectan y los contactan y les empiezan hacer invitaciones camufladas en el manejo de su tiempo libre y las actividades que a ellos les interesa”, precisa Marta Tovar.

NO LA PONGA FÁCIL

Los padres de familia juegan un papel clave en la misión de acabar con esta problemática pues no solo se trata de que estén ‘conectados’ con sus hijos sino que además ellos deben brindarles un ambiente familiar óptimo para su desarrollo.
“Es claro que, al menos en el caso de Colombia, las carencias económicas, las condiciones de maltrato y el abandono en el que viven muchos de nuestros niños y niñas, aunque sus padres vivan con ellos, son factores de vulnerabilidad que los traficantes aprovechan para convencerlos”, comenta la directora de Pandi.
Diana Cano, investigadora de la Fundación Esperanza, complementa que así mismo cuando los pequeños huyen de sus casas en medio de estos conflictos, “en su camino para sobrevivir se vuelven mucho más frágiles a que los exploten”.
Además, alerta Ximena Norato que a esto se suma el hecho de que muchos menores están siendo explotados con la complicidad de sus propias familias, quienes no hacen nada para evitarlo pues ellos y ellas son quienes están llevando el sustento económico a sus hogares, lo que implica que padres y madres estén convirtiendo en víctimas a sus propios hijos.
De manera inconsciente, los padres y demás familiares que rodean al menor, puede también convertirse en cómplices pues su despreocupación e indiferencia puede facilitarle las cosas a las redes de traficantes.
“No puede ser que en una ciudad como Cartagena una mamá se muera de la risa contando anecdóticamente que su hija de 16 años entra a las discotecas con una cédula falsa y que un fin de semana se perdió porque un extranjero que conoció bailando la invitó a conocer el Canal de Panamá. Eso es irresponsabilidad”, ejemplifica Norato.
La anécdota es ilustrada por Luz Stella Cárdenas, directora de la Fundación Renacer, organización que atiende víctimas de la trata de personas. Ella quien relata que “La gran mayoría de los menores de edad que salen de Colombia tienen sus permisos familiares en orden. Muchos de los papás de nuestros niños y niñas son muy jóvenes y tal vez esto hace que ni siquiera se sientan responsables de sus hijos. Hay unos que tardan hasta dos años en darse cuenta de que están siendo explotados”.

TRATA INTERNA: LA MÁS GRANDE Y PELIGROSA

Otra de las conclusiones reveladoras del informe de la OIM es el aumento de los casos de trata interna (entre ciudades del mismo país), cifras que en niños, adolescentes y adultos aumentaron en un 140%, al pasar de 713 en 2008 a 1.708 en 2011.
De acuerdo con Carolina López, este fenómeno poco visibilizado y reconocido en Colombia, expone aún más a los menores de edad porque es más fácil sacar del país y trasladar a un mayor de edad.
Marta Isabel Tovar precisa que los casos denunciados en Colombia sobre trata de menores de edad tienen que ver más con tráfico interno que con el traslado de los éstos hacia otros países (trata externa).
“Los llevan de un sitio a otro para fines de explotación sexual. La trata externa pasa más desapercibida porque en general estamos hablando de adolescentes acompañados por un adulto y esto despierta menos sospecha. Cuando ellos van a salir del país es un poco menos notorio”, dice la vocera del ICBF quien a la vez comenta que desde el estado se están trabajando campañas en las zonas de frontera para invitar a la denuncia de situaciones sospechosas.
Por eso la invitación es para que los padres dejen de ser tan permisivos con sus hijos pues según Luz Stella Cárdenas eso hace que los niños, niñas y adolescentes sean presa fácil de las redes de trata de personas.
“El hecho de que los niños vayan de una ciudad a otra con sus amigos teniendo la permisividad de sus padres es mucho más común de lo que uno piensa. La tranquilidad de ellos es impresionante y cuando uno los llama para avisarles que su hijo o hija fue víctima de la explotación sexual, ni siquiera pueden creerlo”, concluye la directiva

LAS CIUDADES

Según el informe de la  OIM, Antioquia, Risaralda, Quindío, Caldas, Valle del Cauca y Cundinamarca son las principales regiones de origen de las víctimas de la trata interna. Entre tanto, ciudades como Cartagena y Bogotá hacen parte de los principales destinos. (Lea más sobre trata de personas)

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