Colombia


Máquinas para matar de las Farc, ahora se llaman ‘pisa suaves’

COLPRENSA

08 de julio de 2012 12:12 AM

El objetivo: aniquilar. La estrategia: parecer invisibles, atacar de noche, luego huir. En eso consiste la táctica de guerra que utilizan los llamados ‘pisa suaves’, guerrilleros entrenados como máquinas para matar a sangre fría a policías y soldados.
Las Fuerzas Armadas lo saben. Ya los han identificado y hoy los consideran uno de sus enemigos más letales. Estos subversivos, según información de inteligencia, están entrenados para destruir en menos de 20 minutos un campamento de uniformados. Pero -advierte un General- su método también es la cobardía.
El alto oficial, quien pidió omitir su nombre, cuenta que los hombres que son conocidos dentro de las Farc y el ELN como Compañías de Fuerzas Especiales tienen la misión de golpear, pero a la vez, evitan combatir.
En departamentos como Cauca, Nariño, Norte de Santander y Meta ya se tiene claro el modos operandi de los ‘pisa suaves’. Su primera acción consiste en hacer inteligencia a las tropas, esta labor puede durar entre dos o tres días. Luego de tener la información suficiente, se planea “el asalto”. En un comienzo unos tres guerrilleros atacan con granadas de mano para desestabilizar a los uniformados, luego otros cuatro llegan con fusiles a rematar -con tiros de gracia- a quienes quedaron vivos y a robar el armamento y los equipos de comunicaciones. (ver testimonio)
El mes pasado la acción de los ‘pisa suaves’ quedó en evidencia, luego de que la Policía revelara un video en el que se muestra a dos supuestos guerrilleros del ELN que fueron capturados durante un ataque con granadas en zona rural de Tibú, Norte de Santander.
En la grabación, los subversivos -quienes en un comienzo fueron presentados como menores de edad pero luego confesaron no serlo- aparecen con el cuerpo pintado de verde (para camuflarse en la naturaleza) y vistiendo una lycra y medias largas negras.
El coronel Eliécer Camacho, comandante de la Policía de Norte de Santander, explicó que dicho asalto dejó siete policías muertos y otros 16 heridos. La acción fue ejecutada por doce subversivos, uno de ellos fue dado de baja y otros dos -los del video- quedaron heridos: una joven de 18 años y un hombre de 21.
Aunque este último caso alertó al país sobre esta nueva práctica de guerra, los ‘pisa suaves’ surgieron desde la década del 80 con ataques de las Farc ideados por el ‘Mono Jojoy’, pero sólo en el 2008 ‘Alfonso Cano’ decidió que las Compañías de Fuerzas Especiales serían el pilar de su nueva ofensiva.
Según información de la Corporación Nuevo Arco Iris, antes de ser abatido ‘Cano’ contaba con al menos tres compañías de ‘pisa suaves’ que lo protegían.
EN LA MIRA
Un oficial del Cauca, donde nació esta estrategia, advierte que el Ejército ya conoce a este enemigo. Revela que hoy hasta tienen manuales de cómo se entrenan, cómo se camuflan, qué ropa usan, qué comen, cómo planean los golpes...
Esa inteligencia ha permitido identificar que los ‘pisa suaves’ realizan un curso que dura entre tres y cuatro meses, en el cual deben aprobar un examen final: dar “positivos”. Es decir, sólo aquellos que logren ejecutar un asalto donde maten a varios uniformados, o al menos al comandante de la unidad, son aptos para continuar en este “grupo élite”.
Pero, ¿cuál ha sido la estrategia de las FF.MM. para conocer cada detalle de los ‘pisa suaves’? La infiltración. Esa es, sin duda, su mejor arma de defensa.
Según lo conoció El País, el Ejército ha infiltrado a sus mejores hombres de inteligencia en el grupo de las Fuerzas Especiales de las Farc, incluso algunos militares han realizado el curso de ‘pisa suaves’. “Ellos se han metido en la boca del lobo. Se han adentrado en la coordinación de las acciones terroristas, para luego sabotearlas. Así hemos logrado capturas y dadas de baja”, explica el militar que pide mantenerse en el anonimato.
Otra de las estrategias del Ejército para contrarrestar los ataques de estos guerrilleros ha sido evitar la rutina en el área de operaciones, para así esquivar un golpe sorpresa. La clave está en cambiar con frecuencia de campamentos, crear un cerco fuerte alrededor del comandante de la unidad y fortalecer el conocimiento del terreno.
Luego de los recientes golpes, el Ejército ya no tiene a un solo centinela (hombre de seguridad) vigilando los campamentos de noche, sino a dos o tres.
Estas acciones han permitido este año la captura de tres ‘pisa suaves’ del Frente Sexto de las Farc en el Cauca. De acuerdo con el general Jorge Jeréz, comandante de la Fuerza de Tarea Apolo, es posible que en esta región existan campamentos de entrenamiento de ‘pisa suaves’. “Debe haber, sobretodo, en las zonas montañosas de los municipios del norte”.
El ataque más reciente de ‘pisa suaves’ ocurrió el pasado 26 de abril, en Florida (Valle), cuando un grupo de unos doce guerrilleros atacaron a unos militares que realizaban un operativo de control en un corredor del narcotráfico. En ese golpe murieron un suboficial y cuatro soldados profesionales.
El coronel José Luis Antolinez, comandante de la Brigada 17 -que opera en Florida-, afirmó que uno de los hombres que participó en dicho asalto ya fue capturado. Se trata de alias Chichipela, quien fue detenido justo en el momento en el que iba a asesinar a una persona.
¿NIÑOS SUICIDAS?
Aunque en el caso de Norte de Santander se comprobó que los ‘pisa suaves’ capturados no eran menores de edad, la joven de 18 años confesó haber recibido este entrenamiento cuando tenía 17. Esa versión refuerza las denuncias acerca de la posible utilización de los menores para realizar estos golpes.
El País conoció que los jóvenes detenidos revelaron llevar varios días sin ingerir alimentos ni bebidas, pues en el entrenamiento les enseñan que sólo así pueden aguantar el tiempo necesario para esperar el paso de la Fuerza Pública.
Los oficiales que atendieron a la guerrillera herida afirmaron que tenía una anemia avanzada. La joven comentó que los cursos son tan fuertes que algunos menores y adolescentes tienen problemas de salud graves y hasta fallecen en los campos de entrenamiento.
Fuentes militares sostienen que las Farc y el ELN estarían entrenando a niños desde los 13 años en esta técnica, pues son más livianos y pequeños, se mueven con facilidad y no generan sospechas.
Incluso, algunos oficiales explican que debido a que parte de la estrategia de los hombres de las Fuerzas Especiales es hacer inteligencia y acercarse lo más que se pueda a las tropas -hasta hacerse amigos de los militares-, los menores resultan “perfectos” para esta labor.
A Feliciano Valencia, consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), la idea no le parece descabellada, aunque aclara que hasta el momento no tienen casos de menores reclutados que confesaran haber participado en estas acciones.
La explicación estaría -según algunos rumores- en que los niños que están siendo utilizados como ‘pisa suaves’ no son los reclutados, sino aquellos que han nacido en las Farc. A pesar de que nadie se atreve a denunciar estas acusaciones con nombre propio, en el Cauca se comenta que algunos grupos guerrilleros, como el Frente Sexto, están entrenando a pequeños que han nacido en la selva como miembros de las Fuerzas Especiales.
“Son niños que lo único que han visto en su vida es guerra -expresa un líder en voz baja- entonces ¿qué más les da?”.
TESTIMONIO: DESMOVILIZADO DE LAS FARC QUE HIZO PARTE DE LOS ‘PISA SUAVES, CONTÓ DETALLES DE SU TÁCTICA
El golpe empezó a las 11:00 p.m. El campamento era improvisado, pero me lo sabía de memoria. El compañero que hizo la inteligencia nos dijo que eran 30 militares en total, pero semejante sorpresa la que nos llevamos cuando vimos que había más de 40. Algo andaba mal.
Fue en una vereda de Toribío, Cauca. La fecha no la puedo decir. El caso es que cuando entramos de lleno, los soldados habían salido de sus trincheras y estaban alrededor, nosotros quedamos en el medio. Los manes nos estaban esperando. Con nosotros andaba un infiltrado que les cantó todo. Se voltearon los papeles en dos segundos. Empezó la ‘plomacera’ con granadas, tiros de fusil, de todo. Esa noche se nos murieron siete guerrilleros y el Ejército perdió dos hombres.
Ese fue el asalto más duró que me tocó. Es que uno está entrenado para golpear, no para salir fracasado.
Yo estuve tres años en las Fuerzas Especiales. Esa palabra ‘pisa suaves’ lo vine a conocer aquí afuera, allá eso no se escucha. Supongo que nos llaman así porque uno se prepara para andar como en el viento, sin dejar huella.
Los otros golpes salieron bien. La teníamos clara: sorprender, romper, golpear, ganar, siempre ganar. Uno llega a un operativo pensando en golear. El que daba el papayazo, recibía lo suyo.
Pero no todos pueden convertirse en Fuerzas Especiales. A mí el camarada me dijo que me metiera cuando llevaba ocho años comiendo monte. Yo hacía parte del Frente Sexto y ya tenía un grupito al mando. Además soy flaco, pequeño, me meto donde sea. Eso pesa mucho porque un ‘pisa suave’ -como nos dicen- no puede ser un tipo robusto que a donde llegue va a hacer bulla.
El curso duró tres meses, lo hicimos en una vereda de Jambaló (Cauca). Entramos 27, pero ocho lo pasamos. Allá nos enseñaron que sólo hay dos opciones: mata o se hace matar. ¿Usted cuál elige? La cosa es así: lo primero es identificar el enemigo. Una unidad del Ejército o Policía que lleve más de quince días en un mismo campamento, ya perdía.
La inteligencia la hace un solo guerrillero que entra de noche y está entrenado para estar hasta tres días sin ser visto en un campamento. Lleva visores nocturnos y unas palas pequeñas para clavar el hueco en el que se entierra, de allí no puede salir ni por el verraco. El soldado le puede orinar la cabeza y hacer sus necesidades encima suyo, pero usted tiene que seguir firme, allí.
Así ya sabíamos cuántos hombres eran y por dónde meternos. Por ejemplo, si eran 30, íbamos unos 15. Cada hombre de las Fuerzas Especiales puede hasta con unos seis soldados. Esa es la matemática que uno aprende.
Luego llega el asalto. Caemos al campamento de noche, sin ruido. El primer trabajo es matar al guardia o centinela, como le dice el Ejército. Había que degollarlo. Allá tocaba así, volverse sanguinario. De allí ya entra el granadero, que es el encargado de golpear, yo era de esos. En un minuto podía tirar 60 ó 70 granadas de mano. Después de tener el campamento lleno de plomo, llegan los que terminan el trabajo, o sea, los que entrar a aniquilar a los que quedaron vivos y a robar las armas. Si uno veía que un militar estaba muy mal, era mejor darle un tiro de gracia para que no sufriera. Ya si el man entregaba el arma, uno le perdonaba la vida. Otros compañeros nos esperaban a unos 150 metros del campamento para cubrirnos. En un asalto de esos las Farc invertían hasta 200 palos (millones).
Yo me desmovilicé hace un tiempito ya, no quería más esa vida. Pero esté adentro o afuera siempre pienso lo mismo: las Fuerzas Especiales son -fuimos- lo peor que se inventó la guerrilla. Lo más sanguinario, lo más cruel.

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