“Ésta es una pesadilla de la que ya quisiera despertar”, exclamó Gloria Huérfano, hermana de María, la mujer que está viviendo en carne propia la más difícil de las tragedias. Primero fue su único hijo varón, Ángelo González, de 13 años, estudiante de sexto grado del colegio Nicolás Esguerra, quien murió arrollado por un bus de TransMilenio junto a un compañero de curso, el pasado miércoles cuando salía de clases. Y el domingo fue Jorge Andrés González, de 53 años, su esposo desde hace 23 años y padre de Ángelo, quien falleció al recibir un impacto de bala de escopeta en su abdomen. El estruendo del disparo, fue escuchado a las 8:30 de la mañana del domingo, horas antes de que se realizara en una parroquia del barrio El Restrepo una misa en memoria del menor. Los González Huérfano se habían acostado un poco tarde, debido a que el padre de aquella familia, el abogado Jorge Andrés, decidió ahogar el in-menso dolor que le produjo la pérdida de su único hijo varón con licor. Al parecer, en estado de alicoramiento manipuló el arma y un disparo de la misma le perforó el abdomen. “Mi hermana y mis sobrinas corrieron a la oficina y lo encontraron allí mal herido. De inmediato lo llevaron a la Clínica de Occidente, pero ya fue demasiado tarde, porque las lesiones que sufrió fueron mortales”, agregó Gloria.
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