Colombia


“Las Farc me obligaron a abortar tres veces”: desmovilizada

COLPRENSA

10 de marzo de 2012 02:36 PM

A ‘María’ no solo le robaron la juventud, también le quitaron la posibilidad de ser madre. De hecho, en tres oportunidades le arrebataron ese sueño ya que en igual número de oportunidades la obligaron a abortar mientras estuvo militando en las filas del frente 43 de las Farc al cual llegó a los doce años.
Su primer embarazo fue a los 17 años. Apenas constató que estaba en ese estado le contó a su comandante quien optó por no practicar el aborto ya que, según cuenta ‘María’, la zona estaba cercada por el Ejército y ante un posible agravamiento de su condición de salud era muy complicado sacarla de esa región para que la atendieran en el poblado más cercano.
“La espera se dio hasta que yo tuve los siete meses de embarazo y ahí se presentaron las condiciones para sacarme a mi bebé”, cuenta la joven mujer quien agrega que ese rústico procedimiento es practicado por enfermeros de esa guerrilla que son entrenados y capacitados mediante unos libros que son escritos y, si se quiere, editados por las Farc.
Luego de eso, ‘María’ siguió con sus labores en el frente. Era enfermera y una de sus primeras lecciones fue la de cómo practicar abortos. Llegado el momento, la obligaron a practicarle uno a una compañera gestante, no obstante se opuso. Primero, ella dice que porque eran amigas. Segundo, porque ella ya había pasado por el dolor que le significa a una mujer perder un hijo.
Pero, tras la negativa, estuvo a punto de ser fusilada en un consejo de guerra ya que, de acuerdo al código sobre el que se rige esa guerrilla, esa era una orden “y las órdenes se cumplen”. Sin embargo, ‘El negro Alberto’ – jefe de esa cuadrilla, para ese entonces – comprendió las razones por las que ‘María’ no quiso hacerlo y le sentenció otro castigo.
A cambio de su vida, la sancionaron con trabajos forzosos. “Me pusieron a abrir una trinchera de 120 metros de largo, con 70 de ancho y dos de profundidad, a cargar leña y a ranchar (labores de cocina)”, dice esta joven oriunda del Meta.
LA FUGA
‘María’, hoy de 21 años, llegó a esa guerrilla cuando tenía doce. Fue reclutada en Puerto Toledo, Meta, población a la que fue enviada porque para esa época sus padres atravesaban una complicada situación familiar y consideraron que era mejor que estuviera allí junto a un tío.
A los ocho días de arribar a esa finca, pasó alias ‘Jhon 40’ llevándose a cuanto menor encontraba so pena de matar a los familiares en caso de no encontrar una respuesta positiva que le permitiera engrosar las filas guerrilleras.
Y así se le fue la adolescencia. Aprendiendo doctrina militar, estando en combates, leyendo de un tal Marx, de un tal Lenín. “Eso era antes, porque ahora el negocio es por el narcotráfico, la coca”, asegura la joven que en enero de 2011 decidió darse a la fuga junto con su compañero.
La decisión la tomaron pese a su convalecencia: un mes después de que se le practicara su tercer aborto cuando ya pasaba por el octavo mes de gestación. A pesar de que tenía un sangrado constante, la enviaron a hacer parte de una ofensiva que se iba a dar en contra de una base militar en el propio Puerto Toledo.
“La toma estaba prevista para las 4:00 a.m. y a mi esposo le dijeron que ubicara a la gente, pero  habíamos llegado desde la noche anterior para descansar. A las diez de la noche él llegó hasta donde estaba y me dijo que nos fuéramos”, relata la mujer.
No fue fácil. Tres ríos, Güeja, Caño Piraña y Plachón, fueron atravesados por los jóvenes que sabían que tenían que correr o la suerte iba a ser peor. La travesía fue dura y extenuante. No solo por el hecho de la condición de salud de la mujer, que desmayaba por momentos, sino por la manigua y la oscuridad, sumado a que ‘María’ no tenía las capacidades suficientes para nadar.
De lo más pesado del recorrido, las horas siguientes de cuando se les acabaron las pocas raciones de comida con las que huyeron. No querían llevar demasiadas cosas porque eso les aumentaría peso y la intención era salir rápido.
La angustia fue más grande cuando estaban a punto de encontrarse con un contingente del Ejército, estuvieron a punto de ser interceptados por los integrantes del frente guerrillero, lo que los obligó a cubrirse y a hacer silencio. El menor ruido los delataría.
‘María’ aún no recuerda cuánto tiempo pasó allí escondida junto con su compañero, lo cierto es que cuando vieron que cesó el peligro corrieron hacía donde estaban los soldados ante quienes les informaron sus intenciones de volver a la vida civil.
De eso hace ya año y dos meses. Hoy ‘María’, en alguna ciudad de Colombia, está estudiando enfermería, vive con su compañero y entre ambos quieren rehacer su vida. Quieren ser padres.
DATO
Según el Ministerio de Defensa, en 2011 se presentaron 1527 desmovilizaciones, de las cuales 375 fueron de mujeres. En lo que va corrido de 2012, los registros dan cuenta de 16 personas que han dejado las armas.

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