Cartagena


Niños de La Boquilla reciben taller de fotografía

HILENIS SALINAS GAMARRA

26 de marzo de 2018 02:45 PM

A Esteban, Paula, Abel, Juan David, Ánderson y otros 20 niños de La Boquilla les llegaron las ganas de ir al colegio en forma de cámara fotográfica. Con edades entre los 9 y los 14 años, no creían que fueran ellos los seleccionados para un curso de fotografía que dictaban “unos señores” de Estados Unidos, pero el lunes 12 de marzo se levantaron temprano y llegaron a la sede María Auxiliadora de la Institución Educativa de La Boquilla en Marlinda para ponerse a tomar fotos.

El miércoles pasado se graduaron del curso y empapelaron junto a los 6 instructores de 100 Cámaras, Inside out proyect y The Awa Mission, varias paredes del corregimiento y de una casa en Getsemaní, con sus rostros fotografiados y los de otros habitantes.

Durante 10 días miraron sus entornos con otro enfoque, estuvieron en la ciénaga, en el Centro y en las mismas instalaciones del colegio, identificando formas, figuras y finalmente expresando en una foto un mensaje que hablara del cuidado del agua y de otros recursos que los rodean.  Después de estos días de soñar a través de un lente, volvieron a las aulas aún soñadores de un futuro lleno de triunfos y de rostros sonrientes.

Una motivación maravillosa

En un salón de clases se reúnen 12 de los 25 niños del taller. Paula está con sus primos Abel y Juan Camilo, pero también están otros parientes y amigos. Ahora juegan con plastilina, pero están ahí reunidos para hablar de su experiencia con el taller de fotografía.

“¿Por qué estuve en el curso? -pregunta retóricamente Daira, de 9 años- porque la profesora me apuntó”, y suelta una risa pícara que más parece de pena que de maldad. Su hermana Lina tiene tres años más que ella y ambas hacen 4°. Tienen el mismo peinado, pero Lina es más seria.  “Yo quería aprender a tomar fotos y por eso dijimos que sí”, resume.

La docente Diana Córdoba explica que los 25 niños fueron elegidos teniendo en cuenta sus dificultades para socializar y encajar en el aula. “Hay unos que tienen dificultades de aprendizaje, con extraedad, repitentes y problemas socioeconómicos en sus hogares.  Los elegimos a ellos para motivar su participación en el aula y su asistencia a las clases”, aclara.

El resultado fue mucho mejor de lo que esperaban, pues no solo llegaban temprano al curso que era a las 8 de la mañana, sino que también volvían a la 1 de la tarde para recibir sus clases diarias.  En el grupo de 12 hay futuros médicos, beisbolistas, futbolistas, ingenieros y fotógrafos; estos últimos cambiaron de profesión desde el primer momento que tuvieron en sus manos las cámaras con las que fotografiaron jaibas y osos perezosos, sus rostros siguen expresando la emoción de sentirse especiales y capaces.

Las favoritas

Paula mira en silencio a sus primos Juan Camilo y Abel. Están contando que sus fotos favoritas fueron las que tomaron en el Centro, a los animalitos que encontraron en el parque Centenario.

Cuando es su turno, baja la cabeza y mira su mano derecha. “Una que le tomé a mi mano, debajo del agua”, y mueve los dedos como si todavía estuviera en la ciénaga. Está en 5° y tiene 11 años. Había ido antes en bote a mirar los mangles, pero entonces estaba acompañada por sus familiares y solo los veía pescar.

El día que los 25 exploraron los mangles fueron en grupos de cinco y solo entonces fue consciente de que quería una foto de su mano bajo el agua. “Se veía muy bonita”, explica y sonríe como punto final de su intervención.

A otros les gustaron las selfies que se tomaron, los volatines que hicieron en el patio del colegio o las sonrisas de los instructores mientras se dejaban fotografiar.

Las nuevas oportunidades

Yanelis bromea y dice que quiere seguir tomando fotos para que le regalen la cámara. En realidad los organizadores del curso no solo regalaron una, donaron 25 cámaras a la institución educativa para que continúe con los talleres con nuevos niños. “Ahora vamos por los que se destacan por el rendimiento académico”, dijo Diana, soñando con que sean los mismos niños quienes les enseñen a otros compañeros las técnicas que ellos recibieron.

Revelando sus entornos

El objetivo de los talleres de fotografía era enseñar a los niños a procesar y contar sus historias a través de la fotografía para impactar positivamente la representación que tenían de sí mismos.

Las fotografías tomadas por ellos están en una plataforma y los recursos que se obtengan de su venta serán devueltos a la comunidad. Los niños se enfocaron en su relación con el agua y con su comunidad.

Se tomaron 160 fotos de los rostros de los niños del programa, su comunidad y gente de Cartagena que apoyaba la obra.

Luigerman Gómez, artista y fotógrafo, es desde hace cinco años parte del equipo del artista francés JR en New York y apoya a comunidades alrededor del mundo en el aprendizaje para usar la plataforma de arte global Inside Out project. “Seguimos soñando y logramos una colaboración muy especial entre 100 Cámaras e Inside Out para que los niños no solo aprendieran fotografía y a contar sus historias, sino también poder multiplicar sus mensajes y lograr una mayor visibilidad por medio de las fotos de sus rostros, interviniendo sus propios espacios públicos, instalando sus caras y las de su comunidad por toda la ciudad”.

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