Space Club Cartagena y Ópera Club Social son dos negocios a los que miembros de la Secretaría del Interior llegaron por sorpresa el fin de semana, luego de permanentes quejas de la comunidad en el Centro Histórico y Getsemaní.
Ambos están registrados ante las autoridades de comercio como clubes sociales, pero de acuerdo a las denuncias de vecinos el fin de dichos negocios es otro.
Al parecer, funcionan hasta altas horas de la madrugada y en algunos casos sirven de “amanecederos” o “remataderos” de rumbas, lo que perturba la tranquilidad en viviendas vecinas.
Con la visita del Distrito a esos sitios, durante una “Caravana de Seguridad”, Space Club y Ópera Club Social fueron citados a la Secretaría del Interior para que muestren la pertinente documentación que establezca cuál es su razón social y que permitan su debido funcionamiento.
Abiertos a las 4 a.m.
“Estamos haciendo seguimiento para indagar más a fondo qué es lo que ocurre con ciertos clubes sociales en el Centro Histórico, porque bajo esa figura no tienen un horario definido de cierre y están generando actividades como si fuesen establecimientos de comercio, alterando de cierta forma la tranquilidad de los vecinos del barrio. Se debe definir si son clubes o son establecimientos de comercio”, explicó Roberto Barrios Martínez, secretario del Interior.
Según dijo Barrios Martínez, la “Caravana de Seguridad” llegó a los clubes sociales a las 4 de la madrugada y a esa hora aún estaban ofreciendo servicios, incluso con cobro de covers. “Vamos a ser muy insistentes sobre el accionar de este tipo de lugares”, indicó.
Suspensión preventiva
Otros resultados de la “Caravana de Seguridad”, donde se visitaron en total 15 establecimientos en los alrededores del Parque Fernández de Madrid y la calle El Porvenir, en el Centro; y calle Media Luna, en Getsemaní, fueron la suspensión provisional de la actividad comercial a tres establecimientos por inconsistencias en la documentación, como la ausencia de registros mercantiles y registros de turismo.
Estos son Awa Coco, Tasca María Bar y el Hotel María L, a los que se les colocaron sellos que notifican la suspensión.
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