Cartagena


Pasó 20 días preso por llamarse como un homicida

El pasado 20 de abril, Q’hubo registró en su portada la insólita historia de Adalberto Rafael Herrera Díaz, un hombre de 37 años que por tener el mismo nombre de un sujeto acusado de un asesinato en el año 2000, fue detenido y privado de la libertad.

Adalberto, soldador de oficio y quien en el año 2000 se encontraba en su pueblo natal San Jacinto en último grado de bachillerato, estuvo recluido en un calabozo de la Estación de Policía de Olaya Herrera desde el 7 de abril y salió libre el 27 del mismo mes. Fueron 20 días que nunca olvidará y que para él han sido los más amargos de su vida.

La historia

Por estar sin empleo formal, Herrera Díaz se dedica al mototaxismo. El día de la captura se encontraba tanqueando en una gasolinera de Olaya cuando uniformados de la policía le hicieron una requisa de rutina. Al consultarle la cédula, uno de los patrulleros lo empezó a mirar de forma sospechosa y le pidió que lo acompañara al CAI. Estando allí, le informaron que sobre él figuraba una orden de captura por homicidio. Incluso, ya había una condena de 29 años. Adalberto cuenta que en ese momento se le vino el mundo encima. “Yo estaba ignorante de todo. Me llevaron a un juzgado y la juez ni siquiera me entrevistó, ni me miró, solo dijo que legalizaran la captura y me mandaron para el Cuartelillo de Olaya porque en la cárcel de Ternera estaban en paro. Yo puse el grito en el cielo, sentí que la vida se me había acabado, pensaba en mis hijos y en mi familia. Me veía saliendo de la cárcel anciano”, le dijo a Q’hubo desde su casa en San Fernando.

La confusión

El crimen del que acusaron al sanjacintero ocurrió el 25 de febrero del 2000 en el barrio San Francisco de esta ciudad. El muerto fue un conductor de bus, de 40 años de edad, que recibió un disparo en el pecho en el sector El Wio por delincuentes que los robaron a él y a los pasajeros.  En ese momento, los testigos señalaron a 4 sujetos de participar en el asesinato y uno de ellos correspondía al alias de ‘el Negrito Albornoz’, cuyo nombre de pila es Adalberto Herrera Díaz (sin segundo nombre). Pero de este individuo ni siquiera se tenía el número de cédula. 

Por eso, cuando a Adalberto Rafael Herrera Díaz le hicieron la requisa, lo confundieron con el otro Adalberto Herrera y lo mandaron para la cárcel.

Una angustia

“Esos días fueron eternos, a nadie le deseo vivir esa experiencia tan fea. Estaba en una celda con otros 11 presos, allí mismo había que bañarse y hacer las necesidades.  De todos el único sano era yo, trataba de no cruzar muchas palabras con los demás. No podía salir a tomar aire, me tenían encerrado. Yo lloraba todas las noches, dormía en una colchoneta en el piso. Allá no dan alimentación, la comida me la llevaban de mi casa. En los últimos días la situación se apretó y no había plata para cocinar ni para llevármela. Gracias le doy a Dios que me dio fortaleza para soportar. Mis hijos y mi familia fueron mi motor para no decaer”, relató Adalberto, quien hoy completa 13 días libre.

Casos como el de Adalberto en ocasiones demoran varios años en resolverse, pero este proceso afortunadamente solo duró 20 días, gracias a la pericia del abogado litigante en derecho penal Deison Urrea. El jurista le explicó a Q’hubo cómo logró sacarlo de prisión.

“Este era un proceso de ley 600, del sistema anterior. Nosotros presentamos inicialmente un habeas corpus y una tutela que no prosperaron. Luego aportamos elementos probatorios donde constaba que para la fecha de los hechos mi cliente se encontraba estudiando en San Jacinto. Además, sus rasgos físicos y morfológicos tampoco correspondían a los del presunto asesino. Aportamos certificados de vecindad de San Jacinto, certificados de estudios, fotografías de grado, testimonios. Y por último logramos encontrar a una persona que fue testigo en ese proceso penal, que conoce a los presuntos homicidas y que testificó. La juez valoró todas esas pruebas y constató que la persona capturada no correspondía a la que habían condenado, por eso ordenó su libertad inmediata”, aseguró el abogado.

Preparan demanda

Se presentará una acción de reparación directa, es decir, una demanda administrativa contra el Estado por las fallas en el servicio, por las fallas al momento de materializar la captura y por privación injusta de la libertad. Además por los daños psicológicos, morales y materiales causados a Adalberto y su familia. Este proceso puede tardar de uno a dos años.

“Parezco un SAI”

Desde su salida, Adalberto ha recibido decenas de llamadas de amigos, familiares y conocidos alegres porque se hizo justicia. “Parezco un SAI, mi teléfono no deja de sonar”, dijo entre risas. “El día que salí mis vecinos se alegraron mucho, vinieron a mi casa, mi mamá no cabía de la felicidad y casi ni podía hablar. La libertad es muy bonita”, agregó.

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