Desde el año 2010 una familia del barrio Getsemaní dice venir padeciendo las afectaciones que una casa contigua le causa a su vivienda.
Es un inmueble llamado Casa del Toro, en la Calle de San Juan del barrio Getsemaní, de propiedad de una persona identificada como James Oliver Mc. Farland, quien la tiene promocionada en internet como casa para arrendar por temporadas.
La vivienda afectada es propiedad de la señora Carmen de la Ossa, quien cuenta que la primera anomalía que se cometió durante la construcción de Casa del Toro fue sobrepasar la altura que tienen los demás inmuebles de la Calle de San Juan.
Asimismo, una de las paredes de su sala tiene grietas, mientras que el cielo raso en los cuartos se ha ido deteriorando, pero la peor parte la sufre una de las últimas recámaras, pues la piscina de Casa del Toro –dice de la Ossa- humedece la pared, por lo cual la afectada presiente que podría desmoronarse.
La primera queja de Carmen de la Ossa la presentó en la Personería Distrital, que nunca respondió ni tomó ninguna acción.
Seguidamente, la puso en la Curaduría Urbana, despacho que encontró que, supuestamente, Casa del Toro no había solicitado permisos ni licencias.
Posteriormente, Carmen de la Ossa fue a la Cámara de Comercio para hacer un trámite de conciliación con Casa del Toro, pero el propietario no aceptó.
Luego, la queja llegó a la Secretaría de Planeación Distrital, pero tampoco hubo solución.
La División de Patrimonio del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) dijo a El Universal que en sus archivos reposa la resolución No. 06 del 12 de abril de 2013 por la cual se decidió un proceso administrativo sancionando a James Oliver Mc. Farland, propietario del inmueble, con una multa equivalente a 18 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
El Universal intentó conseguir la declaración de James Oliver Mc Farland, pero Tilson Martelo, uno de sus abogados, dijo que su cliente no se pronunciaría.
Posteriormente, el jurista anunció que la esposa de Mc Farland daría las declaraciones, por lo cual se le pidió el número telefónico de la señora, pero afirmó no tener autorización para darlo, y que ella se comunicaría con este medio para expresar sus pareceres.
Sin embargo, se le esperó por dos horas y no se comunicó.
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