Política


CNE anula zonificación de 200 mil cédulas de Barranquilla

JORGE MARIO ERAZO

11 de febrero de 2010 05:52 PM

La fraudulenta zonificación de Barranquilla era uno de los temas de conversación más común en los barrios del sur de la ciudad. Las bromas eran constantes cuando llegaban los buses llenos de futuros votantes a los puestos de inscripción. Con la anulación de la zonificación de unas 200 mil cédulas ordenada esta tarde, se cae la estantería de las maquinarias electorales de Barranquilla, que le apuntaban a las elecciones del próximo 14 de marzo. Diversos sectores, entre ellos ONGs, movimientos cívicos y columnistas, reclamaban del Consejo Nacional Electoral prontas acciones contra la irregular inscripción de cédulas. En octubre, los representantes de los caciques políticos ofrecían 25.000 pesos al momento de zonificar y 25.000 más después de la votación, siempre y cuando mostraran el certificado de que efectivamente votaron. Incluso sacaban planillas donde tenían tabuladas miles de personas con sus respectivos números de cédulas. El caso de Barranquilla llamó la atención de las autoridades electorales, que recibieron quejas de líderes comunales y algunos políticos. El trasteo de miles de atlanticenses y magdalenenses a distintos puestos de votación de la capital del Atlántico fue descarado. Comenzaba en la madrugada, horas antes de dar inicio formal a la jornada, haciendo que los veedores se preguntaran si en Barranquilla existía un inusitado afán de ejercicio democrático superior a otras zonas del país. En su momento, la Misión de Observación Electoral (MOE) entregó datos que eran escandalosos: el número de inscritos por puesto de votación de Barranquilla cuadruplicaba la cifra de Bogotá y estaba muy por encima del promedio nacional. Los funcionarios encargados de la zonificación eran agredidos por algunas personas cuando la papelería se acababa. Así eran sus ganas de inscribir su cédula. Largas filas en las afueras de los puestos de votación, buses repletos de ciudadanos y ‘líderes’ de los principales jefes políticos que recibían cédulas y entregaban dinero, se veían por todas partes.

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