"Qué frío tan terrible el que se siente", con esa frase, el candidato a la presidencia por el movimiento La Voz de la Consciencia describe las noches en Bogotá. Noches que ha vivido en carne propia desde el pasado 10 de mayo cuando, engañando a sus propios escoltas diciéndoles que iban a grabar un comercial, decidió tomarse la Plaza y encadenarse para reclamar por el derecho al equilibrio informativo, emprendiendo una huelga de hambre. La Plaza de Bolívar, ubicada en el centro de la capital del país, se ha convertido desde entonces en la morada de este candidato y, según él, su propia oficina. Desde allí atiende a las personas que durante el día lo visitan. Alrededor de la estatua del libertador Simón Bolívar, el candidato y su comitiva fabricaron un cerco que es vigilado permanentemente por integrantes del Movimiento. Incluso el acceso a la zona sólo se hace por una entrada específica, en donde permanecen dos personas que responden amablemente a quienes se acercan: "buenas, ¿a quién necesita? Hoy el candidato pesa 10 kilos menos que el día en que se tomó la Plaza y sólo se alimenta de líquidos, como suero y agua con miel; aunque su semblante es cada vez más férreo. Pasó de dormir encadenado en un sleeping junto a sus seguidores, a tener un baño propio que, según dice, "nos lo ganamos después de participar en una manifestación con sindicalistas de ETB que estaban en la Plaza de Bolívar". REENCUENTRO El viernes pasado en la noche, cuando el candidato y su comitiva dormían, se le acercaron unas personas y lo jalaron por los pies. "Yo estaba durmiendo cuando me despertaron y me dijeron, salga del cambuche, vamos a hacerle una entrevista". Pero la sorpresa fue inimaginable, cuando se dio cuenta de que quienes lo despertaron no eran periodistas, sino cinco de sus catorce hermanos; hermanos que alguna vez en su infancia habían escuchado que existían pero que nunca había visto. "Yo vivo en Barranquilla, y allá alguna vez se me acercó una persona con un formulario y me dijo: señor, ayúdenos con una firma para lanzar a un candidato a la presidencia que es de la costa. Yo me negué y dije que no iba a firmar por una persona que no conocía. Y esa persona resultó ser mi hermano", cuenta Leonardo Castro, quien no tiene el mismo apellido del candidato, porque Devia se puso el del padre que lo crió, que no era el biológico. Desde ese momento se sumaron a su comitiva varios de ellos (hermanos), otros viven fuera del país pero desde ya están organizando el tan esperado encuentro. AMIGOS DE LA CALLE Si hay algo que reconoce Róbinson Devia es que esta experiencia le ha servido para conocer a la gente de la calle. "Aquí nos llegan todos los días varios amigos de la calle que nos estiman mucho. Hubo un loquito que se acercó una vez y nos regaló la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que la tenemos acá pegada en la pared, para que nos acompañe". Así mismo, recuerda la historia de un "hombre de la calle que le decimos ‘Rambo’, que de vez en cuando viene y nos regala incienso. La historia de él es muy cruel porque le toca vivir en la calle y cuando estaba durmiendo debajo de un puente, unas personas se acercaron le echaron gasolina a él y a otros indigentes y los prendieron, después les dispararon. Milagrosamente él se salvó", relata Devia. El aspirante a la primera magistratura del país baja la mirada cuando habla de este tema que él considera "muy sensible", reconoce que "en Colombia se desprecia a la gente de la calle y no han tenido en cuenta la capacidad, la inteligencia y el pensamiento de estas personas. No hay programas que los vinculen". ..."seguiremos aquí", dice. A tan sólo una semana del día de las elecciones, el candidato y su comitiva se mantienen en la firme tarea de permanecer encadenados en la Plaza hasta que "el Consejo Nacional Electoral nos escuche, y es que aunque la presidenta de esa entidad estuvo aquí escuchándonos, hasta el momento no hemos sabido nada". Pronto llegará el día en que funcionarios de la Registraduría Nacional deban adecuar el escenario de la Plaza de Bolívar para instalar los puestos de votación y cuando llegue ese día, "las cámaras de los medios internacionales van a estar aquí y de aquí no nos sacan hasta que nos cumplan". Así las cosas, desde allí, la mítica Plaza de Bolívar, Devia seguirá atiendo a quien se quiera acercar, bien sea para saludarlo o para charlar un rato: "todo el mundo es bienvenido", comenta.
Política
"De aquí no nos sacan hasta que nos cumplan": Devia
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