El sello Santos y la nueva forma de gobierno

Si bien es cierto que el Presidente entrante viene con las más altas credenciales en materia de abanderamiento de la seguridad democrática y un reconocimiento derivado de un gobierno tildado como de derecha, también es apreciable el hecho de que sus orígenes políticos están ligados a la tradición liberal, aún a costa de su distanciamiento del partido. Juan Manuel Santos ha mostrado que el estilo de su administración atenderá a criterios propios. Su proyecto político promete continuidad a mucho de lo desarrollado por Álvaro Uribe en materia de seguridad y política económica, pero las últimas semanas han sido muestras claras de que a la vez introducirá cambios y aspiraciones propias. El nombramiento de ministros cuyos nombres son públicamente reconocidos como distantes a Uribe -Juan Camilo Restrepo, Juan Carlos Echeverry y María Ángela Holguín-, demuestran un impulso propio en el que sobresalen los criterios relacionados con la unidad nacional antes que las lealtades personalistas. Para el ex alcalde de Bogotá y reconocido constitucionalista Jaime Castro, parte del avance en materia política es que "por fin el país vuelve a tener ministros con experiencia y peso político, porque los últimos ocho años lo que hubo fue sólo viceministros opacados por la personalidad absorbente de Uribe, que se encargaba de todo". EL SELLO SANTOS De acuerdo con el analista Enrique Serrano, la vuelta es notoria. Se trata de un nombre más dialogante y menos "frentero" que Uribe. En una entrevista Santos dijo: "Yo no soy Uribe. Y si los colombianos están cansados de un determinado estilo de gobernar, en eso pueden quedarse tranquilos, porque yo tengo el mío propio". "Se ha dicho que desde la derecha no es posible plantear lo social, por eso Santos enarbola las banderas de la Tercera Vía intentando representar una nueva derecha que quiere acercarse a temas de índole social como la salud, la educación y el trabajo", sostiene el analista Serrano. El columnista Juan Manuel Ospina afirma que el Presidente electo no cambiará el fondo de la política de Seguridad Democrática, pero sí la forma. "Con Santos habrá una transición al post uribismo. El nuevo Presidente tiene identidad propia; fue un aliado de Álvaro Uribe, pero no es su criatura" sostiene. Sin embargo, el gobierno Santos pareciera tener otra idea de la negociación en política y de los acuerdos para lograr los fines. Según el representante a la Cámara Simón Gaviria, el gobierno Santos cuenta con un amplio respaldo que "le va a permitir adelantar consensos para sacar adelante las grandes reformas en sectores como la salud, y emprender un diálogo amistoso con instituciones y como las cortes". Una prueba de ese carácter conciliador es el nombramiento vicepresidencial de Angelino Garzón. En líneas generales, todo parece indicar que el talante del nuevo Gobierno pasa por una línea más conciliadora. Tal asunto está por verse dentro del avance de la unidad nacional tras los malos resultados del Polo en las elecciones legislativas y la ambigüedad del Partido Verde. En materia de política exterior todo parece indicar que la tendencia es dejar de lado las diferencias apoyándose en trabajo diplomático. El nombramiento de María Ángela Holguín, ex embajadora en Venezuela, como canciller va en esa dirección. Para el presidente del Senado, Armando Benedetti, la discusión es simple: "Santos jugará a pasar a la historia y por eso volverá a los canales diplomáticos con los vecinos, después de los fracasos que ha tenido la Cancillería en este tema. Santos no será un hombre de peleas". Otro de los asuntos pendientes es frenar la creciente desigualdad social, tema que debe asumir como meta el Gobierno Santos. El académico Serrano sostuvo que "todo parece indicar que el Gobierno Santos quiere superar las representaciones que lo asocian, desde la izquierda, con ser la encarnación del neoliberalismo y del egoísmo político económico, pues tiene claro que ningún gobierno puede respaldarse sin garantizar bienestar social". Con el nombramiento de Germán Vargas como Ministro del Interior, se puede advertir un marcado interés por retornar al respeto y a la independencia de los otros poderes del Estado, la rama judicial y la legislativa. PRINCIPIOS DE BUEN GOBIERNO Este es el texto de los puntos del nuevo Gobierno acordados en los últimos días: Nos comprometemos a una gestión pública efectiva sustentada en los siguientes principios: • Compromiso con la prosperidad social • Transparencia • Cero tolerancias con la corrupción • Equidad • Pluralismo • Eficiencia y Eficacia • Austeridad SISTEMA DE GOBIERNO Nos comprometemos con un sistema de gobierno: • Efectivo, Competitivo y con estándares de clase mundial. • Centrado en resultados. • Con permanente capacidad de medición. • Anticipativo más que reactivo. • Meritocrático. • Al servicio de la comunidad. • Interdependiente. • Descentralizador. • Orientador y promotor. • Con responsables específicos para el logro de los Objetivos del Gobierno. • "El mercado hasta donde sea posible, el Estado hasta donde sea necesario¨. PRINCIPIOS DE ÉTICA PÚBLICA • Damos más de lo que se espera de nosotros y ejercemos estricto cumplimiento de la ley en el ejercicio de nuestros deberes. • Evitamos toda situación en la que los intereses personales directos o indirectos se encuentren en conflicto con el interés general o puedan interferir con el desempeño ético y transparente de nuestras funciones. • Tomamos decisiones buscando solamente el interés público; no toleramos el abuso de poder o el tráfico de influencias. • Declaramos nuestros bienes antes de abordar nuestros cargos para garantizar nuestra transparencia. • Tenemos la obligación de denunciar ilegalidades e irregularidades. • No usaremos información privilegiada o confidencial para beneficio propio o de terceros. • Actuaremos con sobriedad en distinciones y condecoraciones. • No aceptamos regalos ni donaciones que generen posible conflicto de interés. PRINCIPIOS DE COMPORTAMIENTO • Creemos en el diálogo constructivo. • Respetamos las diferencias y estamos dispuestos a ceder ante argumentos. • Reconocemos nuestros errores o equivocaciones y estamos dispuestos a corregir. • Somos solidarios con las decisiones y con el equipo de Gobierno. • Somos disciplinados y puntuales. • Reconocemos que sirve bien al gobernante quien le dice la verdad.