La encrucijada del conservatismo

Mientras el país político se aprestaba el miércoles a conocer la suerte final del referendo en el Congreso, una situación de crisis se gestaba al interior del Partido Conservador Colombiano: cancelar la consulta popular de septiembre y afrontar la posible división que se venía hablando desde hace tiempo. La decisión, tomada esa mañana en la vieja casona del barrio La Soledad en el corazón de Bogotá, por parte del Directorio Conservador, es el resultado de una estrategia que por debajo de la mesa se venía tejiendo. Sin embargo, para Efraín Cepeda, presidente del partido, “la decisión no se venía preparando con tiempo, fue algo que se dio en la mañana y finalmente se impuso la tesis de cancelar la consulta por 6 votos contra 4”. Casualmente, hace tres semanas el mismo Cepeda había sido el encargado de informar que el Directorio, en lo que se llamó un golpe de las nuevas generaciones, había dispuesto que la consulta no se aplazaría, se mantenía la fecha dando a entender que así se cerraría la puerta al ingreso de dos nuevas cartas claves en el proceso político: la ex embajadora Noemí Sanín y la ex senadora Marta Lucía Ramírez. LOS UNE Y LOS SEPARA La cancelación de la consulta se empezó a vislumbrar desde el mismo lunes, cuando el ex ministro Carlos Holguín Sardi dio un paso al costado en la precandidatura conservadora y dijo que lo hacía para respaldar al resucitado referendo. Aunque Holguín había dicho desde el año pasado que el partido estaba jugando a una doble vía, tan sólo se decidió a salirse de la contienda esta semana. Ya con la consulta cancelada, aseguró que “esta decisión se debió tomar desde hace días y se había evitado la confusión en la que cayó el partido, que no sabe para donde va, y un partido que no sabe para donde va, está perdido”. Y fue precisamente esa decisión la que acabó con el galanteo político entre Marta Lucía Ramírez y el conservatismo. Ella reconoció que la identificaron muchos idearios programáticos con el partido, pero que le era imposible entrar a participar en la consulta cuando se insistía en la reelección del presidente Álvaro Uribe. “Aplaudo la determinación del Partido Conservador de cancelar su participación en la consulta interna de los partidos para escoger candidato a la Presidencia de la República. Ésta es una decisión más transparente y coherente frente a la realidad política nacional. Sin embargo, la discusión monotemática del referendo y la reelección tiene ensimismada a nuestra clase política”, dijo. El académico José Galat, otro precandidato en contienda, y quien figuraba como el segundo en las encuestas, reiteró al ser consultado que “ésta es una traición de los gamonales del partido a las bases, lo que se pagará en las urnas”. LA RAZÓN Pero más allá de estar apoyando o no el referendo de la reelección, que aún sigue en entredicho, al ala tradicional del conservatismo lo que le preocupaba era que el partido saliera derrotado en septiembre en las urnas, debido a que el año pasado, cuando se escogieron a sus directivos nacionales y locales, sacaron más de 1,5 millones de votos, pero para esta oportunidad los cálculos optimistas eran que se llegaba a la mitad. De esa opinión es el senador Ubeimar Delgado, quien aseguró que el partido si hubiera salido a las urnas corría el riesgo de llegar a poco más de medio millón de votos, lo cual arriesgaría la presencia del conservatismo en el Congreso el año próximo, pero sobre todo porque se dejaba por fuera de la aspiración a la ex ministra Noemí Sanín. También pesaron razones de orgullo político. El Partido Conservador durante la presente legislatura estuvo por encima de su eterno contradictor, el Partido Liberal, el cual también en septiembre saldrá a la consulta a escoger candidato y dirigentes para los directorios locales, departamentales y nacional. Sin embargo, el pensamiento de otro sector del Partido Conservador, el de los representantes, en particular el grupo que apoyaba a Arias, que era ir a la consulta para que fueran las bases del conservatismo las que decidieran al candidato. Ese grupo está liderado por representantes como Santiago Castro, Carlos Ramiro Chavarro, Eriberto Sanabria y Pedrito Pereira, quienes el mismo miércoles amenazaron con no votar el referendo, y amenazar con armar tolda aparte por haberlos desconocido en la decisión. Una carta en tal sentido fue enviada al directorio, en donde le piden, que tras haber violado los estatutos del partido, se convoque a un congreso extraordinario, para que sean las mayorías las que determinen si se aplaza o no la consulta. Esa carta reiteró el distanciamiento que existe entre 15 de los 18 senadores con el ex ministro Arias, quien tuvo hasta el miércoles pasado su principal apoyo en los representantes, las juventudes y el sector de las mujeres. Aunque dijo reconocer el riesgo de la decisión, Efraín Cepeda, aseguró que, al menos por el año 2009, no se puede hacer nada y la fecha para inscribir la consulta ya pasó ante la Registraduría. La misma, según Cepeda, es el verdadero plan B que tiene su partido para el año 2010, en caso de que el referendo de la reelección se hunda en alguna de las etapas que aún le quedan por superar, incluida su votación. Según Cepeda, de hacerse una consulta del conservatismo en 2010 sería entre febrero y marzo, a la cual podrían los mismos actuales precandidatos, pero además la propia Noemí Sanín, quien aplaudió la decisión, aspirar a ser candidata conservadora. Sanín, el mismo miércoles, mientras que los representantes conservadores hacían el reclamo en medio de la plenaria de la Cámara, expidió un comunicado en el que se le notó mucho más cercana que ocasiones anteriores con este partido. "Considero que es una decisión coherente que ayuda a aclarar el panorama político y preserva la unidad del partido ante las diferentes alternativas", señaló en sus pronunciamientos.