Política


La puja de Santos y Uribe no termina

COLPRENSA

07 de noviembre de 2011 12:01 AM

El domingo 30 de octubre, cuando Álvaro Uribe Vélez, fue abordado en la Plaza de Bolívar por Raúl Carvajal Pérez, para reclamarle por la muerte de su hijo (que fue soldado), fue un muy mal momento para el expresidente, pero no el único trago amargo que tuvo que pasar ese día.
La noche marcaría el inicio de una semana que lo convirtió en el protagonista de la noticia política, por considerársele en abierta oposición a su sucesor, Juan Manuel Santos.
Los resultados adversos de la mayoría de candidatos que apoyó en grandes capitales y departamentos, una evidente derrota política, le llevaron a guardar silencio en un primer momento. Pero, muy rápido, desde Llano Grande, en Antioquia, el expresidente salió a los medios; inicialmente al programa radial que dirige quien fuera su vicepresidente, Francisco Santos, en RCN Radio.
En esa entrevista, no dudó en enfilar sus duros comentarios al actual Jefe del Estado: "Las acciones del Gobierno Nacional son hipócritas y carecen de fervor popular, por lo cual es una señal de hostilidad nombrar a Rafael Pardo como Ministro de Trabajo", aseguró en el mismo tono que lo hizo popular durante sus ocho años de mandato.
Mientras Uribe formulaba sus cuestionamiento a Santos, éste se reunía en la Casa de Nariño con su designado ministro de Trabajo, Rafael Pardo, y los senadores liberales, quienes le anunciaron que le votarían a favor todos los proyectos, entre ellos la controvertida reforma a la justicia, la cual tiene pedido del expresidente Uribe para que se hunda.
Llamado a cuentas
Desde ese momento el ambiente se caldeó más entre los jefes naturales del uribismo, al punto que en la noche del martes Santos convocó a una reunión de urgencia en el Palacio a los senadores de La U, que pidió se cumpliera muy temprano el miércoles.
La convocatoria de urgencia tenía una razón: decidir el apoyo a la reforma a la justicia, la cual estaba prácticamente hundida, debido al llamado de Uribe para asfixiarla. La cita del miércoles fue a las diez de la mañana, y como cosa curiosa a lo que es normal en política, en esa oportunidad empezó muy puntual.
Los ánimos al inicio de la reunión también estaban caldeados. Santos, notoriamente molesto –contó uno de los participantes del encuentro, que pidió reservar su nombre- se dirigió en tono vehemente a las más de veintena de senadores y les reclamó compromiso y honestidad, porque –les recordó— que él también fue fundador del partido y que fueron ellos quienes lo escogieron como su candidato.
Su molestia le llevó a expresar, según contó la misma fuente, que la que se estaba presentando era una traición, por lo que les pidió que manifestaran cual sería la posición al momento de votar o no el articulado de la reforma a la justicia, en particular en el punto del fuero militar.
El reclamo preocupó a los asistentes. Las miradas se cruzaron, sin que muchos se atrevieran a opinar. Por un lado estaban los senadores que sí acompañan al gobierno en la reforma, y por el otro estaban los que atendían el llamado del expresidente Uribe.
El antioqueño Juan Carlos Vélez, por ejemplo, le reconoció abiertamente que votaría negativamente la reforma, en clara atención a la orientación de su jefe, el expresidente Uribe. El caldense Mauricio Lizcano le replicó al presidente Santos que se le estuviera dando mayor prelación al liberalismo, a lo cual el mandatario le respondió que allá, que no es su partido, sí le están defendiendo su obra de gobierno.
Otro de los senadores que estuvo en la reunión manifestó que la molestia de Santos fue constante y dura, aunque les advirtió que no saldría a enfrentar al expresidente Uribe en público, aunque pareciera que su antecesor así lo quería.
Unas horas después, en clara respuesta a Uribe, el Presidente de la República, durante el discurso que pronunció en la ceremonia por los 50 años de Andiarios, habló una a una de las críticas, “nada ni nadie, ni siquiera las críticas y los desacuerdos de mi ilustre antecesor, harán que yo me convierta en su enemigo”.
Pero sí le aclaró que si al gobierno le dicen que sólo es de anuncios, es porque “anunciamos por fin el descenso del desempleo a un dígito, anunciamos que la industria y el comercio crecieron, se anunció la emisión de bonos más grande de nuestra historia, se anunció la firma de los TLC con EE.UU. y Canadá y se anunció la cobertura en salud para todos los colombianos”.
Y frente a la más mencionada frase de que las Fuerzas Armadas están desmotivadas, le dijo que si fuera así “las tropas no estarían enfrentando decididamente a la guerrilla ni hubieran garantizado las elecciones del domingo pasado”. Unas pocas horas después, el comandante de la División de Aviación del Ejército, general Javier Rey, le dijo a Uribe: “quiero decirle al señor expresidente, de parte de todos los soldados, que no es cierto que exista una moral baja en las filas, todos los soldados estamos empeñados en las operaciones”.
Quién manda más
Mientras Santos hacía esa intervención en el acto de los 50 años de Andiarios; en el Senado de la República, de manera paradójica la votación de la reforma a la justicia se frenó por una equivocación, al no declararse la sesión permanente, con lo cual se podría poner en riesgo el texto en el resto del trámite.
Aunque ese hecho generó suspicacias e hizo que se hablara incluso de un paro legislativo impulsado por el expresidente, al final de semana pareció seguro que las fuerzas en el Congreso están ya alineadas con Santos.
Si ese punto queda resuelto, la puja se trasladará a definir la presidencia del Partido de la U. Ese cargo lo ostenta el senador Juan Lozano, quien termina su gestión a final de este noviembre, por lo que será el congreso del partido, al inicio de diciembre, el que decida el rumbo.
Aunque hay voces que piden que sea el propio Uribe el que asuma esa dignidad, como la del senador Juan Carlos Vélez, esa posibilidad está lejana, pues llevaría a la división de la Mesa de Unidad Nacional, la coalición con la cual el mandatario ha gobernado hasta el momento.
Por eso, se han empezado a escuchar otras opciones y hasta postulaciones propias, como la que hizo el senador Armando Benedetti. Aunque él es cercano a los dos estadistas, sus reiterados cambios de opinión harían inviable su llegada al máximo puesto en el partido uribista.
También se abre paso el nombre del exministro (de Hacienda, durante el gobierno de Uribe) Óscar Iván Zuluaga, quien mantiene su apoyo decidido al expresidente, pero sin llegar a ponerse en la orilla de la oposición.
En ese panorama, analistas dicen que la mejor jugada que podría hacer el presidente Santos es lograr que el cambio de directiva se dé en enero, pues en ese momento el mapa político será diferente, con alcaldes y gobernadores empezando a gobernar, muy seguramente de la mano con su gobierno y no como lo hacen muchos de los que están saliendo, que estuvieron respaldando el segundo cuatrienio de Álvaro Uribe.


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