Durante la primera parte de este Gobierno identificado como de 'unidad nacional', mucho se ha hablado sobre el papel de la oposición y las garantías que esta debería tener para el ejercicio democrático, por no compartir posiciones en el Ejecutivo. En la práctica, sin embargo, los partidos de la mesa nacional y los propios de oposición parecen haber perdido de vista el papel que juegan las minorías dentro de una democracia.
Eso, pese a que las colectividades independientes han jugado rol decisivo en lo que va de la legislatura. Incluso, el pasado 3 de noviembre, cuando se discutía la reforma política en la Cámara de Representantes, el Gobierno necesitó de la ayuda de Mira para que el proyecto no se hundiera. Aquella noche quedó comprobado el papel fundamental que pueden llegar a tener algunas bancadas, cuando un solo voto decide si una iniciativa continúa o no su curso en el Congreso.
Por esa razón, esos movimientos independientes piden que así como al Polo Democrático se le está escuchando para concertar un estatuto de la oposición, a ellos también se les dé juego en el trámite de un proyecto que les garantice sus condiciones de participación.
Según la representante del movimiento político Mira, Gloria Estela Díaz, "las minorías, estamos tratando de romper el mito de que en el Congreso solamente hay oposición y coalición de gobierno. Sin necesidad de estar formando parte de una u otra línea política se pueden hacer muchas cosas interesantes".
Así mismo, la representante considera que "si se crea un estatuto de oposición solamente amparándolos a ellos (el Polo Democrático) se está desconociendo que existimos. Pido que sean reconocidos nuestros derechos, como independientes y no como minorías".
Sin embargo, la directora ejecutiva de la ONG Transparencia por Colombia, Elizabeth Ungar, considera que tal distinción no es viable, pues "si uno no está en la Unidad Nacional, está en la oposición". Su posición ante ese tema es decir que no entiende "el concepto de partidos independientes” y alerta que no se puede “estar creando normas para responder a las coyunturas".
En ese sentido, Ungar explica que "el concepto de partidos independientes no encaja en una realidad política... los partidos de oposición, en la medida que no hacen parte de la coalición de Gobierno, sí deben tener unas condiciones y una reglamentación con relación a sus derechos y sus obligaciones frente a las demás bancadas".
Por esa razón explica que "el tratamiento de las minorías en la normatividad que existe está claramente especificado, si los partidos minoritarios consideran que no es así, pues entrarían en el estatuto de oposición. Tampoco se puede pretender que para cada tipo de partido haya una legislación distinta".
El columnista y exdirector del DAS, Ramiro Bejarano, no comparte la tesis de Ungar y explica que los partidos independientes deberían tener reflejados sus derechos en un estatuto de la oposición, en el sentido de que les garanticen a ellos sus derechos. "Me parece que es una expresión legítima de las minorías tener respaldo normativo para ejercer una oposición y crítica a la vez".
Para Bejarano el hecho de que los partidos con menor número de miembros en el Congreso "quieran ejercer sus derechos, no necesariamente implica que tengan que estar en el gobierno o en contra de él, eso no es una constante, porque puede darse el caso de que una minoría tenga alguna representación gubernamental, pero que no esté de acuerdo con determinados aspectos del Gobierno".
La posición indígena
El senador de la Alianza Social Indígena Marco Aníbal Avirama Avirama ilustra bien la tesis de la independencia, al explicar que por la situación de violencia que afrontan muchas de las comunidades que representa, la colectividad prefiere mantenerse en un campo neutral, para que los grupos armados al margen de la ley no vayan a tomar represalias.
"Como indígenas hemos conformado una bancada y no estamos ni en la unidad nacional ni en la oposición, que es lo que conozco que hay en el Congreso", explica Avirama.
Mantener esa posición, dice, le ha permitido al AIS y las comunidades indígenas que la integran: "Disminuir las acciones de grupos al margen de la ley en las comunidades; no nos vinculamos con ningún sector, porque siempre somos los que llevamos la peor parte en este proceso".
No obstante haber mantenido esa posición, el senador de AIS destaca que han logrado que se les tenga en cuenta en proyectos como la reforma política y a la vez "conseguimos el apoyo para la defensa de los pueblos indígenas de Colombia. Lo demás, uno ve que los proyectos de ley del Gobierno todos los aprueban, porque lo que hay es una aplanadora contra una minoría".
Del mismo modo, el representante Juan Valdés (también de la ASI) considera que las minorías no se pueden incluir en el estatuto de oposición. "La perspectiva de los partidos como Mira, la ASI y las negritudes no se pueden equiparar a que por el hecho de ser minorías y ser independientes son oposición", asegura.
Según Valdés, la mayoría de las colectividades minoritarias en el Congreso siempre han tenido una independencia deliberativa y argumentativa, para acompañar al Gobierno en las cosas que sean importantes para el país y al mismo tiempo mantener una posición crítica.
Valdés considera que “la próxima reforma política debe contemplar unas reglas de juego muchísimo más claras que favorezcan a los partidos mayoritarios y a los minoritarios, porque sin lugar a dudas nosotros tenemos unas grandes desventajas a pesar de que representamos a sectores importantes de la sociedad”.
Participación de los partidos minoritarios
Desde la Constitución de 1991, en Colombia las poblaciones reconocidas como minorías frente al resto de la población pueden elegir un número fijo de legisladores, ya que la Carta establece en los artículos 171 y 176 la existencia de circunscripciones especiales.
Sin embargo, el aprovechamiento político de esa ventaja constitucional no siempre es el deseado. Por ejemplo el último boletín del Programa de la Universidad de los Andes Congreso Visible, consigna que los líderes de la asistencia e inasistencia en el Congreso son dos de los cinco parlamentarios étnicos.
Yahir Acuña, de Afrovide, es el congresista que mayor índice de asistencia, con un 60,3 % de sesiones, mientras que Germán Carlosama, de Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), fue quien menos asistió, sólo al 40,9 % de la legislatura del segundo semestre del 2010.
Ambos comportamientos resultan decisivos, pues incluso no ir a las sesiones claves de votación, puede terminar siendo un papel determinante para que ciertas iniciativas no sigan su curso legislativo.
Por eso, el boletín de Congreso Visible concluye que "la asistencia, de un lado, y la inasistencia o abstención del otro, estarían constituyéndose en recursos valiosos para los congresistas y sus colectividades y por ende estarían frente a una importante ventana de oportunidad para aumentar su poder de negociación y así alcanzar sus objetivos, pues su inasistencia, abstención o asistencia puede ser decisiva".
Política
Minorías piden ser escuchadas en Estatuto de la Oposición
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