Relación Santos-Uribe parece estar llegando a su fin

Con la discreta puya de Juan Manuel Santos, cuando dijo ante un auditorio académico que en el futuro “me verán dictando clase como expresidente, no molestando a los presidentes de turno”, el mandatario envió un claro mensaje: está cansado de que Álvaro Uribe opine día y noche sobre su mandato.
Las palabras de Santos, que en cualquier otro contexto no hubieran tenido mayor trascendencia, marcan una claro separación entre el presidente actual y el más reciente mandatario.
Según el columnista Ramiro Bejarano, ese distanciamiento no es nuevo: “Desde el mismo momento en que se posesionó Santos se pronosticaba que Uribe iba a mortificarlo, porque el solo gesto de haber querido estar presente en la asunción del mando fue hostil y se planteó la que iba a ser la futura relación, es decir que Uribe quería monitorear todo acto del Gobierno de Juan Manuel Santos”.
Ese monitoreo al que se refiere Bejarano se hizo material a través de la cuenta de Twitter del exmandatario, desde la que Uribe no para de hacer fuertes críticas a diferentes temas de la política de Gobierno.
Blanco de los ataques de Uribe han sido los cambios al Programa Agro Ingreso Seguro (AIS), la relación de Santos con el presidente de Venezuela y la afirmación de que en ese país ya no hay campamentos de las Farc.
Otro de los puntos que molesta al expresidente es la Ley de Víctimas, la cual durante su Gobierno no logró ser aprobada, mientras que Santos se encargó de impulsarla en el Congreso personalmente.
La gota que derramó el vaso fueron las duras críticas por la decisión del Gobierno de extraditar al señalado narcotraficante Walid Makled, alias ‘El Turco’, a Venezuela. Para Uribe, esa extradición debió hacerse a Estados Unidos, ya que, según él, fue ese país el primero en solicitarla.
Sin embargo, el presidente Santos decidió que Makled irá a Venezuela para mejorar las relaciones con el vecino país y porque así se lo prometió a Chávez, al que ya había calificado de “nuevo mejor amigo”.
El efecto de la separación
Ese distanciamiento entre los presidentes creará gran confusión en muchos sectores políticos, principalmente en el Partido de La U, que se debate en la encrucijada de seguir apoyando fielmente a quien es la cabeza natural de esa colectividad o quedarse con Juan Manuel Santos.
La investigadora y politóloga de la Universidad del Rosario Bibiana Clavijo señala al respecto que “hacia futuro se tiene que ver quién es la cabeza del Partido de la U, el presidente Santos o el expresidente Uribe, porque La U es un Partido que se ha consolidado alrededor de estas dos figuras, si bien Uribe no llegó a la presidencia bajo el aval de ese partido, sí fue la mayor fuerza en el Congreso y sí es una de las figuras más importantes en su interior”.
El politólogo Alejo Vargas recuerda que el Partido de la U lo formó Santos y que el apoyo que terminó dando a Uribe fue el resultado de la coyuntura electoral: “Los jefes políticos están de acuerdo es con quien tiene capacidad de tomar decisiones en distribución del gasto, del presupuesto y demás”.
El propio director del Partido de la U, Juan Lozano,  se vio en una situación incómoda cuando en su Taller Democrático en Villavicencio, el exmandatario realizó serias críticas al actual Gobierno.
De hacerse más fuerte el distanciamiento, Lozano tendrá que verse obligado a elegir un lado. O continúa siendo fiel a Uribe o se queda con el actual mandatario, a quien reiteradamente le manifiesta su “vigoroso respaldo”.
Sin embargo, el analista Alfredo Rangel no ve el panorama tan oscuro y opina que “todavía hay muchas afinidades políticas y programática entre estos dos líderes”.
A pesar de que Rangel reconoce que “hay diferencias de enfoques, de énfasis y de orden de prioridades en muchos aspectos de la política nacional y sobre la política internacional del país”, manifiesta que “eso no significa de ninguna manera una ruptura definitiva, ni ningún distanciamiento irremediable entre los dos mandatarios”.
De todos modos, Uribe no está solo, en su cruzada lo apoya la mayoría de quienes trabajaron a su lado en dos gobiernos, como el ex alto comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, quien considera que los problemas de seguridad no han sido bien manejados por el actual gobierno, del que, asegura, no ha continuado con las políticas del expresidente Uribe.
El nuevo ‘round’
Tras la frase de Juan Manuel Santos en el Gimnasio Moderno, el Bogotá, el columnista Ramiro Bejarano dice que el mensaje que le envió el mandatario al expresidente Uribe “es que simplemente tenga la cortesía de no molestar”.
Para Alejo Vargas, la frase es “un mensaje muy claro de decir que lo que debe hacer un expresidente, más que molestar al actual mandatario, es dedicarse a otras cosas y eso probablemente va a distanciar más las relaciones”.
El analista político cree que el presidente Santos tiene la razón, “porque Uribe parece seguir creyendo que él todavía es presidente y no se ha dado cuenta que ahora es un ciudadano común y corriente”.
Por ahora, el mismo Uribe ha advertido a través de su cuenta de Twitter que seguirá opinando y generando polémica: “Ni las tentaciones cómodas de retiro ni la ofensa diaria nos apartarán de la batalla alegre y firme de todas las horas”.
Habrá que ver hasta qué punto Santos continuará soportando las duras críticas. Si por algo se le conoce al mandatario es por su capacidad para saber hasta dónde pueden llegar sus contendores, algo que aprendió jugando al póker.
El ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, quedará encargado de capotear los ataques. Lo que hasta el momento ha sabido hacer.
No obstante ese trabajo, se teme que los distanciamientos se hagan más pronunciados y el país verá como Santos y Uribe, quienes en el pasado fueron grandes aliados, tendrán que romper su relación. El uno para gobernar con su propia agenda y el otro para defender su gobierno y mantenerse vigente en el panorama político.