Samuel Moreno ante el banquillo

Risueño, tranquilo y convocando medios para que lo entrevistaran. Así llegó Samuel Moreno Rojas, el suspendido alcalde de los bogotanos, a la audiencia de imputación de cargos luego de que en las dos citaciones anteriores no asistiera.
Llegó de la mano de Cristina González, su esposa. Primero a la sala 219 del complejo judicial de Paloquemao, a donde había sido citado. Pero luego que no. Que mejor era una sala del cuarto piso porque era más cómoda. Sin embargo, que esa no era la ideal para lo que quería mostrar Ricardo González, el fiscal delegado ante la Corte Suprema, que adelanta la investigación.
Y entonces el indiciado, su esposa y sus escoltas (no tantos como cuando era alcalde en propiedad) fueron enviados al tercer piso. Y detrás de ellos, los periodistas y no menos de 70 seguidores que acompañaron a Moreno Rojas, “en estos momentos, alcalde. Estamos con usted”, decían.
No obstante, la comitiva no solo se dedicó a apoyar al mandatario sino que lanzó arengas a favor de Moreno y en contra de la prensa. Pero no solo había ciudadanos del común en ese grupo. Algunos funcionarios de la Administración y de las alcaldías locales hicieron presencia en los juzgados.
Y el desorden llegó. Los gritos, los insultos entre seguidores y opositores, las cámaras. En medio de la multitud, los uniformados incautaron algunas pancartas que pretendían ingresar los fanáticos de Samuel Moreno. Las mismas pancartas que se exhibieron durante una protesta que tuvo lugar en la esquina de la carrera Séptima con calle 72, uno de los puntos financieros de la ciudad.
“USTED NO ERA AJENO AL PROCESO DE CONTRATACIÓN”: FISCALÍA
Una hora y veinte minutos después, la audiencia inició con la explicación de Moreno sobre su ausencia en las audiencias anteriores: la renuncia de su abogado Gómez Pavajeau y la poca preparación del nuevo jurista para la audiencia del pasado 25 de agosto.
Y vino la exposición del fiscal González de cada uno de los tres delitos que le imputó la Fiscalía: interés indebido en celebración de contratos, peculado por apropiación a favor de terceros y concusión. El primero en condición de coautor, el segundo como determinador y el tercero en calidad de autor.
Con respecto a celebración indebida de contratos, Moreno, según la Fiscalía, habría favorecido a los contratistas Julio Gómez y Emilio Tapias para entregarle varios contratos de valorización en Bogotá. Esto, de acuerdo con el ente acusador, “a manera de contra prestación al apoyo recibido en la campaña a la alcaldía”.
En el caso particular de Julio Gómez, la Fiscalía expuso el caso del Consorcio calle 94 en el que suprimió uno de los requisitos que históricamente se habían dado en las licitaciones del IDU el cual era la acreditación de contratos celebrados en Colombia. Sin embargo, a la firma de Gómez  le avalaron un contrato que tuvo en el estado de la Florida, Estados Unidos.
“Usted no era ajeno al proceso de contratación, es verdad que no firmó ninguno, pero sí estuvo inmiscuido en cada detalle del proceso”, le dijo de frente el fiscal González a un Moreno Rojas que se vio más delgado y canoso que hace unos meses.
Con respecto al segundo delito, peculado, se estima que el favorecimiento a los contratistas estuvo por el orden de los 218 mil millones de pesos. Esta conducta es la más delicada a la que puede enfrentarse Moreno y por la que podría pagar una pena de hasta quince años de cárcel.
Pese a la exposición del fiscal – que se valió de un tablero y un marcador para explicar a la tribuna cómo funcionaba el ‘carrusel de la contratación’ – Samuel Moreno no aceptó los cargos y será hasta este martes cuando se conozca si el juez 28 de Garantías avala la solicitud del ente acusador de dar la medida de aseguramiento al suspendido mandatario.
La audiencia de este lunes fue suspendida a solicitud del juez quien adujo tener un hijo en condición de discapacidad y no tenía quien se lo cuidase por eso dio por terminada la diligencia la cual fue reprogramada para este martes.
Al salir aún habían seguidores que empezaron a gritar la poca original frase de “Samuel, amigo el pueblo está contigo” y otras vivas a favor de la Administración del suspendido funcionario que salió de la misma manera en la que llegó: risueño, tranquilo y convocando medios para que lo entrevistaran.