Un economista para aliviar los males del sistema de salud

El reto que tiene el economista, Alejandro Gaviria, a cargo de la cartera de salud no será sencillo. Además de terminar con las tareas que dejó a mitad de camino la saliente ministra de Salud y Protección Social, Beatriz Londoño, a Gaviria le tocará definir si es necesario hacer un cambio radical al sistema de salud o si el país debe continuar por la senda que planteó la ley 100 y que mantiene vivas a las EPS.
Una de las tareas urgentes de Gaviria es resolver el lío de cuentas que existe entre EPS y entidades territoriales con los hospitales y clínicas. Aunque Londoño alcanzó a tomar medidas para forzar a los alcaldes y gobernadores a que definieran las deudas que existen en sus territorios, esas cuentas aún no han sido saldadas.
Según la directora de la Asociación de Empresas Sociales del Estado (Acesi), Olga Lucía Zuluaga, el problema sigue creciendo porque no se han terminado de conciliar las cuentas, y porque la modalidad del giro directo para evitar el paso del dinero por tantos intermediarios, no se está haciendo al 100% para los hospitales de mediana y alta complejidad.
Además de darle una solución definitiva a la crisis hospitalaria, al exdecano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, le espera la difícil tarea de hacer cumplir el decreto que pondrá en cintura a las EPS que no sean financieramente viables y que no cumplan con la misión de prestar un buen aseguramiento a los pacientes.
Con esta medida, Gaviria tendrá que planear cómo se hará la transición de los pacientes de las EPS que salgan del mercado a las entidades de salud que quieran acogerlos, una tarea difícil especialmente en el régimen subsidiado, donde han salido varias EPS porque no encuentran rentable su permanencia en el sector.
Quizás, uno de los retos más importantes que tendrá este economista es hacer sostenible la unificación de los planes de beneficio, es decir, que realmente todas las personas que pertenecen al régimen subsidiado puedan tener acceso oportuno y de calidad a los servicios que hasta hace algunos meses solo tenían derecho los que cotizan.
En este punto, su formación en economía le servirá para definir si es necesario replantear la unidad por pago de capitación (UPC), es decir, lo que el Estado paga por cada usuario en el régimen subsidiado, que hoy es inferior a lo que se paga por un paciente en el contributivo.
A la lista hay que añadirle, el impulso que deberá tener la política farmacéutica que hoy cuenta con un Conpes, para que realmente en Colombia, las personas tengan acceso a medicamentos seguros y a un costo moderado, teniendo en cuenta que los sobrecostos en algunos de estos productos superan el 100%.
Sin embargo, más allá de las tareas pendientes, lo que están esperando las sociedades científicas, las asociaciones de hospitales, clínicas y pacientes es que el nuevo ministro tenga la determinación para hacer cambios radicales en el sistema de salud actual, que desde hace varios años vive en medio de la crisis.
La última palabra la tendrá Gaviria quien deberá definir si sigue por el actual camino haciendo algunos reajustes o si se la juega por cambiar el modelo de aseguramiento, y con ello, la estructura de intermediación que ha funcionado desde 1993 cuando se estableció la polémica ley 100.
La San Juan de Dios con problemas de liquidez
Gobierno aprobó primera política farmacéutica nacional