La vida de Elisabet Meza Martínez, niña de 12 años con multidéficit, tuvo un cambio positivo con la llegada de Transcaribe. Así lo manifestó su madre, Marta Martínez Quiroz.
“Antes de Transcaribe transportarnos era la locura más grande. Vivo en Nelson Mandela y las busetas de Socorro-Sierrita eran inaccesibles. En cierta ocasión hice que tomaran una foto donde estaban ahogando a mi hija en una de esas busetas porque no le daban el puesto. Denunciamos el hecho, pero seguimos sufriendo”, contó la representante legal de la Asociación de Madres 48 horas por Amor.
“Más adelante -anotó- llegó el Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM) y para nosotras como para todas las personas con discapacidad ha sido una maravilla, un alivio. Podemos movilizarnos sin ninguna barrera arquitectónica y sin pensar que tengo que tener más de 20 mil pesos para pagar taxis”.
Sin embargo, la mujer de 48 años afirmó que “ahora estamos trabajando en otras barreras, que son las actitudinales, para que la comunidad entienda que los niños como mi hija tienen derecho a transportarse con la misma libertad que lo hace cualquier persona que no está en una silla de ruedas, y que tienen un espacio en un bus de Transcaribe que debe ser respetado”.
Recalcó que “lo ideal es que cuando mi hija tenga que utilizar el espacio de la silla de ruedas, las personas amablemente, sin tener que pedirles el favor, se lo cedan. Muchas veces sin querer las he golpeado con la silla de ruedas porque no se mueven”.
En las estaciones
Por casos como el de Marta y Elisabet, personas con discapacidad física, cognitiva, visual y auditiva, y organizaciones que trabajan por sus derechos, visitaron en la mañana de ayer el Patio Portal y la estación La Castellana. Su objetivo fue llevar un mensaje de “más inclusión” a usuarios y funcionarios del SITM.
“La idea es que tanto funcionarios como la comunidad se sensibilicen y se concienticen de que son personas que tienen el mismo derecho al uso del transporte masivo, que de hecho está diseñado para el uso de personas con discapacidad; y que los usuarios puedan ser más sensibles y tolerantes con ellos”, dijo Jania Arismendi, directora de la Red de Cuidadores de Cartagena y Bolívar.
Shirly Howard, de la Red Cartagena Incluyente, sostuvo que “no ha sido fácil movilizarme en algunas partes de la ciudad por las barreras arquitectónicas. Tengo los brazos cortos y estoy en silla de ruedas, pero Transcaribe nos ha abierto buenas puertas a la población con discapacidad. Ahora podemos subir rampas, cruzar cebras, y hay cosas por mejorar pero vamos en ese proceso”.
Anotó que a los usuarios y funcionarios de Transcaribe, “pedimos concientización y respeto hacia la atención diferencial, que vean a la población con discapacidad con una mirada distinta. Es funcional y tiene los mismos derechos que cualquier otra persona”.
Fundación REI, Corporación Mar Adentro y Fundación Ángeles también participaron de la jornada.
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