Cartagena


¿Qué pasó? Así se ve ahora el sitio que demolió el Alcalde

ERICA OTERO BRITO

19 de mayo de 2016 04:21 PM

El 6 de abril de este 2016, todos los medios de comunicación en Cartagena difundieron la noticia del alcalde mayor, Manuel Vicente Duque, dando el primer monazo a una construcción que se levantaba en la azotea de un edificio situado en inmediaciones de la Plaza de los Coches. Sobre la obra pesaba una orden de demolición por violar las normas urbanísticas del Centro Histórico.

¿En qué quedó la acción del Alcalde y su ultimatum a los violadores del patrimonio? Hoy en el sitio funciona una discoteca con un mobiliario que desentona con la arquitectura del lugar, y en la misma edificación, y en la contigua, prevalecen las luces neón que, en anteriores ocasiones, también han generado quejas por vulnerar las normas de conservación de la zona. Además, los vecinos se han quejado del ruido. ¿Le hacen falta garras al Distrito para meter en cintura a estos inversionistas que priorizan sus intereses particulares sobre los colectivos? ¿El monazo del alcalde solo fue un espectáculo mediático?

El Distrito de Cartagena cuenta con una normativa de protección al patrimonio que es útil hasta cierto punto, pero que en este momento de desarrollo de la ciudad tiene unos vacíos que no se están cubriendo. La realidad exige que se afine la reglamentación.

Lo ocurrido con la obra en cuestión es una de las situaciones en las que la Administración se queda corta ante las maniobras de los particulares para “salirse con las suyas”. La norma vela para que las intervenciones que se hagan en los inmuebles del Centro Histórico sean armónicas con la arquitectura, pero no especifica nada sobre los objetos de decoración, dejando una puerta abierta para quebrantar el equilibrio estético que se intenta proteger.

En este caso, como el establecimiento comercial funciona en una azotea, al aire libre, los mobiliarios que se usen para su decoración sí pueden infringir la consonancia del lugar, como efectivamente está ocurriendo. A la vista, las columnas empleadas en la ornamentación de la discoteca son de un estilo medio oriental que no guardan ninguna afinidad con la arquitectura del Centro Histórico.

“A Cartagena están llegando inversionistas extranjeros que vienen con algunas ideas de negocio para el Centro Histórico que podrían discrepar con las normas de patrimonio. Muchos se apegan a la reglamentación, pero hay otros que no. Estas personas deberían tener en cuenta responderle a la ciudad con la misma actitud de agrado y voluntad de aceptación que han sido recibidos”, expresa la directora de Patrimonio y Cultura de Cartagena (Ipcc) Bertha Arnedo.

COMPETENCIAS DIFERENTES

Arnedo explica que la investigación contra el propietario de la obra continúa y que contra él pesa una multa de 10 salarios mínimos legales vigentes ($6.894.550) que apeló.

¿Entonces por qué el establecimiento comercial sigue funcionando? Porque son dos temas diferentes, aunque en ambos se han denunciado irregularidades por parte de la comunidad, dice Arnedo.

Un asunto es la violación a las normas urbanísticas y otro es el funcionamiento del negocio como tal. Las problemáticas tienen dolientes distintos. La competencia del IPCC gira solamente entorno al patrimonio, pero es la Alcaldía Local la que tiene la responsabilidad de verificar que el empresario tenga en regla los permisos para funcionar y de acuerdo a Enrique Jaramillo, alcalde de la Localidad Histórica y del Caribe Norte, el propietario cuenta con la documentación exigida.

Queda, entonces en el tintero una investigación por quejas de ruido que le correspondería al Establecimiento Público Ambiental, EPA, y una revisión minuciosa de las reglas por parte del IPCC para hacer que el dueño de la discoteca atienda la solicitud de usar un mobiliario acorde al patrimonio.

“Por instrucción del alcalde, estamos reuniendo al Comité del Centro Histórico, que concentra a todas las instancias: Control Urbano, Corporación de Turismo, EPA, Secretaría de Interior y la Alcaldía local para revisar, en conjunto, la problemática del Centro, reexaminar nuestras competencias y articularlas lo mejor posible porque mientras el EPA da un permiso de un lado, Control Urbano da otro permiso y el IPCC hace lo suyo; lo que ocurre es que queda un vacío que la persona, que también es inconsciente, aprovecha para avanzar en su interés particular”, afirma Bertha Arnedo.

NUEVA REGLAMENTACIÓN

La Directora del IPCC manifiesta que el Comité Técnico de Patrimonio ya tiene un borrador listo con las normas para regular el uso y el manejo de las azoteas y de las piscinas en el Centro Histórico, Getsemaní y demás zonas de influencia al Centro. Entre las prioridades, también, está verificar el número de personas que puede aguantar el techo de una edificación en la que se planea abrir un establecimiento comercial.

Las normas serán dadas a conocer una vez el IPCC estudie unos documentos que Control Urbano debe aportarle para afinar los detalles del documento.

“Estamos trabajando rápido para darle a conocer lo antes posible a la ciudadanía estas nuevas normas”, comenta Arnedo. La directora del IPCC da una respuesta clara a los inconvenientes que está afrontando el Distrito para atender con mayor eficacia las irregularidades en el Centro Histórico.

“Existe una institucionalidad que tenemos que fortalecer articulando cada entidad que tiene que ver con el Centro y manejando un mismo protocolo para todos los posibles temas que puedan presentarse. En este panorama el permiso del IPCC debe ser muy importante porque una obra puede estar bien estructurada, puede contar con el permiso ambiental y todos los demás permisos en regla, pero si afecta el patrimonio hay que detenerla un poquito hasta que la persona corrija o tenga en cuenta este asunto”, precisa Arnedo.

El otro punto que menciona la funcionaria es la necesidad de actualizar la reglamentación para darle herramientas al Distrito con qué defender el patrimonio y el tercero es la falta de cooperación de los ciudadanos para comportarse en armonía con la ciudad. 

Mientras tanto, los cartageneros y turistas seguirán viendo como sellan algunas obras que violan las reglas de patrimonio, y a los pocos días, se encontrarán con una discoteca multicolor.

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