Bastante revuelo causó la publicación que en redes sociales hizo el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) la semana pasada, anunciando el desmonte de los objetos decorativos que caracterizaban la fachada del restaurante Marzola, en la Calle del Curato, en San Diego.
Lámparas, espejos, relojes, cuadros, avisos, entre otros objetos antiguos que hacían parte del estilo y concepto del restaurante, comenzaron a ser retirados de la entrada al mismo. El establecimiento, que funciona en Cartagena hace más de cinco años, era reconocido en la ciudad precisamente por la llamativa fachada, que se había convertido en una especie de punto de interés en el que cartageneros y visitantes se detenían de manera constante a fotografiarse.
“Luego de varios llamados de atención por afectar nuestro patrimonio, establecimiento comercial se acoge a la normatividad. En caso de reincidir iniciáremos el respectivo proceso sancionatorio”, se leía en el mensaje del IPCC, acompañado de tres fotos en las que se ve el antes y el después del lugar.
“Deberían darse un viaje por Verona (Italia) o por París (Francia), ver cómo el patrimonio se renueva, cómo se mantiene y cómo se fusiona lo antiguo con lo nuevo. Ya no vivimos en la colonia” o “Un restaurante como Marzola genera recordación turística, un sitio único en una ciudad única. Sería como si el alcalde de Chía le retira toda la decoración a Andrés Carne de Res por contaminación visual”, son algunos de los cientos de comentarios que en redes sociales provocó la acción distrital.
El Universal consultó al IPCC para conocer los motivos precisos del desmonte de los elementos. La entidad reafirmó que estos “no están permitidos, bajo ningún concepto por la norma existente”.
“En el Instituto se vienen realizando barridos en el Centro Histórico y su área de influencia, en todos los locales que estén, posiblemente, incumpliendo la normativa. Por eso, y dado el sinnúmero de comentarios negativos y malintencionados en redes sociales, y que son producto del desconocimiento, nos permitimos aclarar que el restaurante en mención, si bien lucía una fachada atractiva para muchos, no cumplía con las normas”, aseguró el IPCC a este medio a través de un comunicado.
Gustavo Marzola, propietario del restaurante, manifestó estar evaluando lo ocurrido, junto a su grupo de abogados, por lo que prefirió no pronunciase sobre el tema por el momento.
NORMA VS ICONO ESPONTÁNEO
De acuerdo al argumento del IPCC, en varias ocasiones conminó al restaurante a acogerse a las normas que protegen el patrimonio, antes de ordenar el retiro de los elementos. Según la entidad, una de esas ocasiones fue el pasado 19 de abril cuando “se le advirtió al propietario que debía retirar todos los artículos no permitidos en la fachada, ya que estos ocupaban un 90 por ciento de la misma”.
A través de sus redes sociales, voceros del restaurante dieron a conocer que al día siguiente de esa advertencia (20 de abril) enviaron una carta al IPCC para solicitar un permiso especial que permitiera la ornamentación de la fachada o llegar a un acuerdo “basándonos, no solo en el éxito turístico que este lugar representa, sino también en todo el impacto que conlleva la remoción de esta fachada, no solo para la comunidad de discapacitados que es apoyada laboral y económicamente por este restaurante, sino también a los ciudadanos y extranjeros que crearon de nuestra fachada un icono del Centro Histórico”.
Sin embargo, dicha solicitud fue negada y el 4 de mayo el IPCC realizó una diligencia de verificación en el restaurante. Debido a que los objetos y accesorios seguían en la fachada, se le abrió un proceso administrativo sancionatorio al establecimiento, que llevó al desmonte de estos el pasado 8 de junio en la noche.
“No imaginamos que un poco de arte le haría daño a esta sociedad. Antigüedades, espejos sobre marcos tallados, una obra de arte, ni sombra de la casa en ruinas que pasaba desapercibida en la Calle del Curato”, manifestaron voceros de Marzola en su publicación en redes sociales.
“POSIBLE VIOLACIÓN AL POT”
A través de una cartilla instructiva sobre el manejo de fachadas y avisos publicitarios en el Centro Histórico –la cual el IPCC afirma que ha sido socializada con los propietarios de establecimientos comerciales en la zona– el Instituto recordó que el Centro Histórico es un Bien de Interés Cultural de carácter nacional y además es Patrimonio Histórico de la Humanidad, por declaratoria de la Unesco, lo cual conlleva unas obligaciones frente al uso, alcance y tutela de tales bienes, con deberes urbanísticos a favor de su conservación. El Instituto agrega que para proteger ese patrimonio se rige por el Decreto 0977 de 2001 (Plan de Ordenamiento Territorial-POT), la Ley 140 de 1994 y/o el Acuerdo 45 de 1989 (Código de Construcción del Distrito de Cartagena de Indias), la Resolución No. 10 de 1988, el Decreto 0616 de 2002, el Acuerdo 001 de 2003 y el Decreto 0424 de 2003.
En el caso del restaurante Marzola, la entidad indica que identificó “posibles violaciones al artículo 467 del Decreto 0977 de 2001 y las que resulten probadas según el resultado del proceso”. Este artículo está relacionado con los requisitos que deben cumplir los avisos permanentes de los establecimientos en el Centro Histórico, en el que se señala, entre otras cosas, que “no podrá colocarse ningún tipo de aviso sobre balcón, pilastras, columnas dinteles de portadas, rejas, ventanas jambas y elementos decorativos de la fachada del inmueble”.
Aunque no quiso referirse sobre el proceso administrativo sancionatorio a su restaurante, Gustavo Marzola sí resaltó a este medio que el establecimiento además tiene una función social, que teme que se vea afectada tras el desmonte del atractivo en la fachada. Se trata de la “Fundación Sofía Marzola, desarrollo artístico para el niño sordo”, que beneficia a 20 niños y jóvenes sordos, a través de formación cultural y artística de manera gratuita, y ayer conmemoró su primer aniversario. La iniciativa es financiada con los ingresos que obtiene el restaurante.
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