El jueves pasado un tropel jóvenes procedentes de otros barrios de la ciudad, montaron un ‘retén’ por breves momentos, en la Calle 7 con Carrera 5 de Bocagrande, para exigir dinero, alerta Ignacio De Villarreal, presidente de Asobocala.
A este hecho se suma la denuncia escrita de una ciudadana de este mismo barrio, sobre sujetos ‘empandillados’ que el domingo 1 de diciembre, a su paso por las calles del sector turístico, manoseaban de manera instigante los carros y gritaban estridentemente, sembrando temor general entre los ciudadanos (Lea: Pandillismo o no, habrá medidas, pero no represivas).
Respecto a esta situación, De Villarreal Porras admite que con bastante frecuencia residentes de Bocagrande y Castillo le exponen este tipo de casos, para que Asobocala intervenga ante las autoridades en procura de una solución, pero se abstienen de entablar formalmente sus denuncias, y por eso poco puede hacerse para que la Policía proceda con sus facultades de ley.
Los extraños y reiterados acontecimientos involucran a ‘jóvenes en riesgo’, que en el lenguaje casto y común de la gente, no son otra cosa que pandilleros, y hasta delincuentes escondidos detrás de esa fachada (Lea: Dos heridos deja riña en playas de Bocagrande).
La mayoría de los casos de intimidación por parte de estos desadaptados, ocurren entre 4 y 7 de la noche, especialmente los fines de semana y días festivos.
Por esa razón el presidente de Asobocala, Ignacio De Villarreal, invita a los ciudadanos a instaurar formalmente sus denuncias cuando padezcan ese tipo de atropellos psicológicos y físicos, ya que ese primer paso es importante para que la Policía y demás autoridades ataquen el problema desde distintos ángulos.
VERSIONES DEL PROBLEMA
“Me preocupa sobremanera corroborar que la Calle 7 está siendo utilizada por pandilleros de otros barrios como salida desde la playa hasta la Carrera 3, donde toman los buses de regreso a sus barrios”, expresa una ciudadana, de quien se reserva su nombre por seguridad (Lea: ¡‘A meter en cintura’ a las pandillas!).
También “el lunes 25 de noviembre, mi hija en compañía de una amiga iban por la Calle Séptima, entre carreras Tercera y Cuarta, a las 5:30 de la tarde aproximadamente, y vieron cómo una pandilla atacaba con botellas los carros que pasaban por el sector”, anota la misma residente.
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