Antes de que lo fundaran y le pusieran nombre, los primeros habitantes de lo que sería el barrio Santa María se asentaron a las orillas del caño Juan Angola.
Venían de otros sectores pobres de la ciudad y de las zonas rurales del norte de Bolívar. Por eso, sus primeras casas fueron armadas con cartones y maderas que conseguían en el mercado de Getsemaní.
Detrás de ellos se expandían los inmensos terrenos de una finca, cuyo propietario era conocido como Carmelo Saladén.
Ese nombre es una de las cosas que no se le han olvidado a Petrona Franco Rodríguez, habitante de la calle 10 de Mayo y una de las mujeres que hicieron las diligencias para que la Alcaldía de Cartagena las dejara levantar casas un poco más decentes en los terrenos de más allá.
“Ese señor Saladén --relata-- estaba tan celoso de su terreno, que todo el día pasaba por donde nosotros para impedir que lo invadiéramos. Hoy levantábamos una choza y mañana la tumbaba. En eso pasamos dos años. Un día llegó por aquí el alcalde Vicentico Martínez Martelo y nos preguntó que por qué vivíamos en esas chozas.
Le explicamos la razón, y dicen que unos días después se presentó donde el señor Saladén y le dijo que esas tierras eran de la Nación; y que si tenía documentos que demostraran que no era así, que se los mostrara. Pero parece que Saladén no puedo comprobar nada”.
Pasaron dos años para que el alcalde Martínez Martelo lograra recuperar los terrenos y dividirlo en lotes que repartiría entre las familias que estaban en el caño Juan Angola, entre esas la que iniciaba Petrona con su esposo Carlos Olascuaga (q.e.p.d.).
“Yo digo que este barrio lo fundamos las mujeres --afirma--, porque en esos dos años teníamos que reunirnos con el alcalde para saber en qué condiciones nos darían los lotes. A mí me acompañaban Aura Fabra, Manuela Cabrales, Leticia Esparza y otras que no recuerdo, pero la mayoría han muerto”.
Tampoco recuerda quién y por qué bautizó el barrio con el nombre de Santa María, ni sabe por qué su calle se llama 10 de Mayo. Pero sí tiene claro que los terrenos donde empezó el sector abarcaban todo lo que hoy son los barrios 7 de Agosto, Crespito y San Francisco.
“Duramos un año sin agua y sin luz --cuenta--. Después nos pusieron una pileta comunitaria. Pero no sé cuántos años pasaron para que a todo el mundo le pusieran agua en su casa. La luz se demoró un poco más. Mientras tanto, nos alumbrábamos con mechones”.
Por su parte, Samuel Pérez Herrera, el presidente de la Asociación de Vecinos de Santa María (Asosantamaría) dijo que hacía varios años que no se realizaban las fiestas, porque los fondos que aportaba el Distrito se desvíaban.
Ayer, a las 3 de la tarde, las celebraciones comenzaron en una tarima con artistas y emisoras locales.
Hoy, empezarán a las 5 de la mañana, con una serenata en todo el barrio, una misas y desfiles de bandas escolares.
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