El sellamiento y suspensión de actividades fue la medida que aplicó el Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis) en la piscina del Condominio Alejandría, en el barrio San José de Los Campanos, para no poner en riesgo la salud de los habitantes y visitantes del lugar.
El aviso de “sellado” fue puesto el pasado martes luego de que, en atención a quejas presentadas por usuarios, funcionarios del programa de Ambiente y Salud constataran que la piscina estaba incumpliendo la norma.
Lo que se debe cumplir
Jorge Morelos Muñoz, líder del programa de Ambiente y Salud del Dadis, explicó que de acuerdo a la Ley 09 de 1979 y su Decreto reglamentario 554 del 27 de marzo 2015, las piscinas en Colombia deben cumplir con dos componentes: sanitario y seguridad.
En el primero, el agua debe tener las mismas especificaciones del agua potable para consumo humano (incolora, inodora, insípida), porque en cualquier momento puede ser consumida por los usuarios.
“Con o sin intención, al agua de las piscinas llegan fluidos corporales como orina y restos de materia fecal, y estos contienen microorganismos. Entonces con el cloro, que es el desinfectante de elección para estos casos, se busca neutralizarlos para que no afecten la salud de las personas”, dijo el funcionario.
“Si el cloro no está en las concentraciones adecuadas -explicó-, los microorganismos ingresan a los usuarios de la piscinas. Cuando uno se está bañando el agua ingresa, ya sea bebida o por las fosas nasales y, por ejemplo, escherichia coli es un microorganismo que puede causar gastroenteritis. Esta produce diarrea profusa con deshidratación y vómitos. Y si la persona además está afectada por otra enfermedad, puede llevarla a la gravedad y a la muerte. También hay microorganismos que generan problemas dérmicos”.
Según Morelos, la concentración de cloro residual debe ser de 0,6 partes por millón para que mate cualquier microorganismo o secreción corporal sin irritar la piel, ojos y/o mucosas de los bañistas. “Hay personas que por saber que el cloro es un desinfectante sobrepasan la concentración y eso es perjudicial para la salud. Lo ideal es que tengan un equipo de fácil uso que se llama comparador de cloro y midan la concentración en la mañana, mediodía y noche, porque a medida que entran los rayos solares el cloro se va evaporando y la concentración va variando”.
La seguridad
El líder del programa de Ambiente y Salud sostuvo además que las piscinas en conjuntos residenciales y en cualquier otro sitio, no deben estar abiertas al público.
“Ellas deben tener cerramiento que impida el acceso, reglamento en lugar visible donde se anuncie el horario de uso y restricciones a menores de edad, señalizar las profundidades máximas y mínimas para que el usuario decida si sumergirse o no, y es fundamental la presencia de un piscinero, es decir, una persona capacitada en reanimación cardiopulmonar y que esté pendiente y atento a cualquier evento que pueda ocurrir para que un momento de diversión no se convierta en uno de lamentación”.
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