Buckingham tira la casa por la ventana en cena para Obama

Para el presidente Barack Obama, una cena de Estado organizada por la reina es mucho más que una oportunidad para degustar cordero y beber oporto añejado por 50 años.   
También es una oportunidad para deleitarse con la grandeza de la monarquía británica, que todavía deslumbra tras el éxito de la boda real que fue vista alrededor del mundo.   
Grandes banderas británicas y estadounidenses adornaban el paseo Mall, donde menos de un mes antes el príncipe Guillermo y su esposa la duquesa de Cambridge, desfilaron en una carroza rumbo al Palacio de Buckingham.   
Dentro del palacio, el salón estaba preparado con cubertería del siglo XIX, porcelana Luis XVI y arreglos florales fragantes colocados a más de cuatro metros de alto. Cada uno de los objetos en la cena tenía su propia historia, por ejemplo, el servicio para postre de Rockingham fue usado por primera vez por la reina Victoria en 1838.
Los cerca de 170 invitados a la cena para los Obama, incluían al primer ministro David Cameron, embajadores, líderes empresariales, millonarios, académicos, integrantes de la realeza e incluso el arzobispo de Canterbury, que ofició la boda del príncipe Guillermo el 29 de abril.   
La cena habría estado incompleta sin algún artista prominente. El actor Tom Hanks estuvo invitado, al igual que su colega Kevin Spacey, el director estadounidense Tim Burton y su pareja inglesa Helena Bonham-Carter, quien fue muy celebrada por su retrato de la reina madre en la película ganadora del Óscar “The King's Speech”.   
El menú impreso en francés sobre unas elegantes tarjetas blancas, incluyó lenguado, cordero Windsor con albahaca, vainas de habichuela hervidas y Carlota a la Vainilla como postre. Entre los vinos había un Chablis Grand Cru “Les Clos” blanco de 2004 y un oporto Antiguo Real de 1963.
El programa musical incluyó una marcha, un vals, una danza alemana y la canción “My Fair Lady” de Frederick Loewe. Cuando un reportero de The Associated Press ingresó al salón la banda interpretaba su versión de “The Star Spangled Banner”, el himno nacional estadounidense.   
En medio de todos esos moños blancos, de la interpretación de gaitas de unos guardias escoceses y de todo el lujo, fue imposible percibir algunas notas discordantes.   
Un poco más allá de las rejas negras y doradas del palacio, cerca de 12 manifestantes vestidos con overoles naranjas realizaron una protesta por la liberación de Shaker Aamer, un ex residente británico detenido en la Bahía de Guantánamo sin que se le hayan presentado cargos desde hace nueve años. Uno de los manifestantes llevaba grilletes de plástico y una máscara de Obama.