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Ex colonias caribeñas divididas en torno a la boda real

AP

27 de abril de 2011 11:14 AM

En algunos territorios y ex colonias británicas en el Caribe, los juecesutilizan gruesas pelucas blancas, los aficionados a los deportes no se pierden un partido de cricket y la reina Isabel II es la jefa de Estado, pero no a todos les apasiona la boda real del príncipe Guillermo.
El interés sobre las nupcias del príncipe y Kate Middleton se ha reducido de una generación a otra en el Caribe británico, con su diversidad étnica. La boda, que se celebrará el viernes en la Abadía de Westminster en Londres, genera emoción entre los adultos de mediana edad y las personas mayores que consideran a la realeza británica como un símbolo de estabilidad, pero entre los jóvenes sólo provoca bostezos y no es tan llamativo como las estrellas de reggae. 
Numerosas abuela caribeñas y madres estarán pegadas a la televisión, casi al igual que la forma en la que la gente lo hizo en 1981 cuando el príncipe Carlos, padre de Guillermo, se casó con Diana Spencer. 
También se han planeado numerosas fiestas en las islas caribeñas con influencia británica, algunos restaurantes anunciaron que tendrán platillos “reales”, como scones (bollos) de frambuesa, sandwiches de pepino y tés aromáticos para celebrar a la pareja. Algunos hoteles han incluido música asociada con la realeza, como las piezas “God Save the Queen” y “Rule Britannia”. 
En Barbados, una isla de 35 kilómetros de largo por 20 de ancho (20 millas por 14) que es conocida como la “Pequeña Inglaterra” por sus múltiples características coloniales, la expectación por la boda real es enorme entre Carnetta Smith y sus amigas. Barbados se independizó de Gran Bretaña en 1966. 
“Es muy bonito escuchar sobre una gran boda romántica como esa”, dijo Smith, quien planea seguir una transmisión de la ceremonia en el radio. “Además se trata del futuro rey y la futura reina”. 
En Bermudas, un pequeño territorio británico en el Atlántico, una organización no lucrativa para ciudadanos mayores organizará un té por la tarde en un hotel elegante donde los invitados podrán ver la transmisión de la BBC mientras disfrutan algunos pastelitos y golosinas. Se espera que los invitados vayan de etiqueta. 
“Hemos dicho que se puede utilizar un atuendo para una fiesta elegante si lo desean”, dijo Cindy Swan, cuya organización no lucrativa Project Action proporciona transporte gratuito para los ancianos. “Las damas deben traer sombreros y guantes y los caballeros pueden traer sombreros de copa y trajes de día”. 
La boda ha hecho que Bermuda, las Islas Caimán, las Islas Turcas y Caicos, y otras islas del Caribe declaren feriado el viernes. Saint Kitts y Nevis así como otros siete integrantes soberanos de la Mancomunidad Británica de Naciones presentaron estampillas conmemorativas del compromiso y la boda real. 
Guillermo y Kate son conocidos en la región. Uno de sus destinos internacionales favoritos es Mustique, una isla privada de 566 hectáreas (1.400 acres) en la cadena de Las Granadinas que ha recibido desde hace años a la aristocracia británica y rockeros famosos como Mick Jagger y David Bowie. La lista de invitados a la boda incluye al dueño del Basil*s Bar, una taberna popular construida a la orilla del Caribe. 
Durante una entrevista telefónica en una noche de sábado en el bar, Basil Charles dijo que “es un honor y estoy feliz de recibir una invitación” a la boda real, pero no reveló nada sobre las visitas de la joven pareja al establecimiento en Mustique. 
La primera ministra de Bermuda, Paula Cox, que asistirá a la boda con su esposo, dijo que le encantaba la historia de la pareja real, especialmente la de Middleton que pasó de ser una plebeya a una integrante de la familia real británica. 
“Como mujer una siente cierta afinidad con la idea de que el amor superó todas las dificultades a pesar de las diferencias en sus orígenes. Muchas de nosotras como mujeres sentimos empatía por la historia de amor”, dijo Cox. 
En cambio entre los veinteañeros el entusiasmo era poco, o nulo, pues los integrantes de la realeza británica no los impresionan y los consideran anacrónicos. Muchos jamaiquinos se soltaron a reír cuando les preguntaron si planeaban ver la boda. 
“Tengo demasiadas cosas que hacer como para preocuparme por esta boda. Realmente no me preocupa para nada”, dijo Karen Ebanks, de 26 años, una residente de la capital jamaiquina que prefiere centrar su atención en la cultura de su país, por ejemplo en la mezcla de reggae y rap que se puede escuchar en los salones de baile. 
Kandrea Williams, una antiguana de 25 años, dijo que ni siquiera sabía que la boda se realizaría este mes. Agregó que muchos de los habitantes de la isla se han preocupado por la Semana de la Pesca de Antigua, una regata popular que atrae a muchos en el Caribe. 
Pero, al final de cuentas se espera que la boda real sea buena para el sector turístico en la región. 
Las autoridades esperan que varios millones de británicos salgan de su país gracias a la fecha de la boda real, un día feriado para la mayoría, que se colocó entre el fin de semana de Pascua y el Primero de Mayo, otro día feriado. 
Las personas interesadas en la boda en el Caribe dijeron que la transmisión por televisión les permitirá apreciar un poco de la formalidad y la pompa del mundo de la monarquía británica que conocen sólo a través de libros y películas. 
En la ex colonia británica de Guyana, la gerente de hotel Liz Rahaman, de 47 años, dijo que espera pasar todo el día viendo la boda real en casa. Para Rahaman, ver la boda será su forma de rendir homenaje a la princesa Diana, que murió a los 36 años en un accidente automovilístico en París en 1997. 
“Despuésde todo estamos hablando del futuro rey de Inglaterra y su esposa”, dijo Rahaman. “Lamento la forma en la que trataron a su madre, así que lo veré todo el día, de principio a fin, por televisión”.  

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