Asesinan a hombre en Nelson Mandela

La muerte está ensañada con Cartagena. El viernes en la noche hizo una nueva aparición dejando como saldo una persona muerta. Transcurrían las 7:30 de la noche y todo parecía estar en completa calma en la ciudad. Según las autoridades no había reporte de hechos que alteraran la tranquilidad ciudadana. Es más, la Policía trabajaba para garantizar la seguridad en la Noche de Candela, que comenzó en el barrio Los Ca-racoles y terminó en El Campestre. Todo hasta esa hora parecía que sería un viernes de mucha diversión, pero de un momento a otro a la Central de Comunicaciones de la Policía entró una llamada en la que alertaban sobre un posible crimen. El hecho habría sucedido en Nelson Mandela. Con la información inicial, la Policía comenzó las labores para establecer el sitio donde se habría presentado el crimen. Después de varios minutos, la primera patrulla de la Policía llegó al sector y reportó la muerte de un hombre. Dice la información que fue ultimado a bala por desconocidos, que se dieron a la fuga tan pronto lograron su objetivo. Los uniformados comenzaron a indagar los posibles móviles del hecho, pero en principio era muy poco lo que lograron obtener. Paralelamente se solicitaba la presencia del personal encargado de hacer el levantamiento del cadáver y del fiscal en turno. En el sector había muchos curiosos, todos querían ver cómo había quedado el cuerpo del hombre. La gente se aglomeró en cuestión de segundo, no querían perderse el más mínimo detalle de las labores que adelantaba la Policía. Cuando ya habían transcurrido algunos minutos desde el momento en que llegó la patrulla de la Policía se conocie-ron los primeros datos. Se supo que la víctima era Eder Luis Coneo Hernández, de 39 años, residente en el barrio, y que era propietario de una gallera que funciona en el mencionado barrio. Mientras se indagaba por más información, en otros sectores de la ciudad la Policía adelantaba un plan con el fin de dar con el paradero de los asesinos. Había controles, requisas a motorizados, vehículos y personas. La aparente tranquilidad que se vivía había desaparecido. Poco después se supo que Coneo Hernández fue atacado por desconocidos cuando hablaba por teléfono. También, que los asesinos huyeron del sitio rápidamente. Ante este nuevo hecho, las autoridades indicaron que trabajan algunas versiones para tratar de esclarecer el móvil del crimen. Algunas personas allegadas señalaron que Coneo Hernández no tenía amenazas en su contra. Del nuevo crimen fue poca la información que entregaron las autoridades. Van once Con el asesinato de Coneo Hernández se eleva a once el número de crímenes en la última semana en Cartagena. La sombra de muerte comenzó el domingo anterior con el crimen de un abogado y su escolta en el barrio Torices. Dos días después, un balazo en el pecho acabó con la vida de un estudiante en el sector Ricaurte, en Olaya Herrera. El domingo, y en ese mismo barrio, sicarios en moto acabaron con la vida de un comerciante de pescados que cerraba su negocio. En una persecución que se extendió a Piedra de Bolívar, la Policía capturó a los presuntos responsables. Esa misma noche, y en similares circunstancias, perdió la vida en El Pozón un hombre oriundo de Arboletes, Antioquia. El lunes, y mientras descansaba en su casa, en Nuevo Paraíso, un conductor fue asesinado de 12 balazos por un hombre que supuestamente lo requería para un arreglo de moto. En la tarde del martes, sicarios que iban en carro y moto acribillaron con pistolas 9 milímetros a un mayorista de frutas que salía de un muelle privado en Albornoz. Veinticuatro horas después, un ataque de sicarios en moto dejó un muerto y tres heridos en Nelson Mandela. Sólo pasaron dos horas para que la sangre volviera a correr en Torices. Un hombre le disparó con una pistola con silenciador a un comerciante de autos. El jueves anterior la víctima fue Fernando Alberto Polo Valdelamar. El comerciante de electrodomésticos, de 36 años, fue asesinado mientras compraba en un establecimiento en el barrio Los Cerezos, a una cuadra de su residencia.