El dolor se apoderó del municipio de Cotorra. La comunidad aún no sale del asombro por el crimen de padre e hija en zona rural de la localidad.
El sábado en la noche fueron asesinados Jhon Jairo Padilla Quintero, de 45 años de edad, y su hija Jennifer Padilla, de 22 años.
Jhon era celador de la institución educativa El Carmen de la localidad y Jennifer cursaba último semestre de derecho en la Universidad del Sinú de Montería.
De acuerdo con las primeras versiones entregadas por las autoridades padre e hija se movilizaban en una motocicleta desde Cotorra hacia una vereda en zona rural denominada Moralito en la que residían.
Su hija había ido a recoger a su padre al colegio luego de la jornada laboral del celador.
Al parecer dos hombres que también iban en una motocicleta los interceptaron en un paraje solitario y les propinaron varios impactos de arma de fuego.
Nadie vio, ni escuchó nada. Horas después fueron encontrados los cadáveres por unos campesinos que pasaron por la zona y le dieron aviso al padre y abuelo de la víctima, Aparicio Padilla,.
El hombre recibió cuatro impactos, dos en el rostro y dos en el cuerpo, mientras que su hija sólo recibió un disparo en la cabeza.
Los cadáveres fueron llevados del centro de salud de Cotorra a la sede de Medicina Legal de Lorica donde les practicaron las respectivas necropsias.
ADELANTAN INVESTIGACIÓN
Las primeras versiones indican que pudo tratarse de alguna venganza si se tiene en cuenta que el hombre había tenido un roce en días anteriores con un familiar por unos linderos de unas parcelas.
La Policía ha indicado que dispuso de un grupo de investigadores especiales con el fin de establecer los móviles y autores de este doble crimen que llenó de dolor a la población pues la familia gozaba del aprecio de la comunidad.
Vecinos de padre e hija indicaron que los familiares tienen la llave para adelantar la investigación.
De acuerdo con lo señalado por el alcalde de la localidad, Martín Jalal, el celador, la semana anterior, le había pedido traslado para un colegio que estuviera más cerca de Moralito pero no le dijo que estuviera amenazado.
La esposa de la víctima Elika Padilla Padilla sufrió un desmayo cuando le dijeron que su esposo e hija estaban muertas, mientras que la madre de la víctima, María del Socorro Quintero, tuvo que ser recluida en una clínica tras el impacto que sufrió al conocer los hechos.
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