José Luis Montemiranda Rodríguez siempre dijo a sus familiares que primero se hacía matar antes de entregarle a delincuentes el dinero que él diariamente luchaba trabajando como taxista para su sustento y el de su familia.
Eso fue lo que le ocurrió en la madrugada de ayer. Los delincuentes que lo atracaron se llevaron su dinero, su celular y también su vida.
El cuerpo de Montemiranda Rodríguez fue hallado a las 4:30 de la madrugada, dentro del taxi de placas UAH 165 que conducía. Al taxista lo asesinaron de un disparo en la cabeza.
Otro taxista fue quien se percató de lo ocurrido a José Luís Montemiranda.
Él le dijo a la Policía que le pareció sospechoso ver el taxi de Montemiranda parqueado a un lado de la carretera Troncal de Occidente, a la altura del cementerio Jardines de Cartagena, así que se acercó pensando que podría estar varado.
Al acercarse a la ventanilla del conductor, vio el cuerpo José Luís Montemiranda.
En un intento por salvarle la vida, lo trasladó a la Clínica Madre Bernarda, pero llegó sin signos vitales.
Según Maire Dávila, esposa de la víctima, ella estaba esperándolo cuando le avisaron lo ocurrido con el taxista de 36 años de edad.
"Yo salí corriendo para la clínica, pero cuando llegué me dijeron que estaba muerto. Yo no puedo creer que me lo hayan matado de esa manera", dijo la mujer.
Dávila dijo que la última vez que vio a su esposo, fue el sábado a las 7:00 de la noche cuando salió a trabajar.
"Él todos los días trabajaba de 4 de la tarde a 4 de la madrugada. El sábado él regresó a las 7:00 de la noche a comer y después regresó a seguir trabajando", dijo Dávila.
La mujer aseguró que muchas veces le pidió a su esposo que no trabajara en la noche por el peligro que eso representaba.
"Siempre le decía que cambiara de turno, por temor a que le ocurriera algo malo. Pero él me decía que no me preocupara que no le iba a pasar nada malo. Pero mira como me lo mataron", finalizó la mujer.
Se llevaron todo
Montemiranda Rodríguez ingresó como N.N. a la clínica.
Los delincuentes le robaron la billetera con todos sus documentos, también se llevaron el dinero que había trabajado durante toda la madrugada y su celular.
No contento con ello, los sujetos también se llevaron las llaves del vehículo.
Las autoridades presumen que los delincuentes esperaron llegar a un lugar solitario como el cementerio, para encañonar a Montemiranda y exigirle que entregara el dinero.
Al parecer, el taxista forcejeó con los delincuentes, y éstos le dispararon.
Por el asesinato de Montemiranda, sus compañeros taxistas bloquearon varias vías de la ciudad, protestando por los hechos de violencia de los que dicen ser víctimas.
José Luís Montemiranda era padre de 2 hijos, y residía en la calle Santa Fe del barrio El Bosque.
Taxista baleado
Montemiranda no fue el único taxista víctima de los delincuentes en la madrugada de ayer.
Un compañero suyo identificado como Carlos Alberto Valdés Hernández, de 49 años, fue baleado en la cabeza en medio de un atraco.
El taxista se debate entre la vida y la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Blas de Lezo.
Los hechos ocurrieron en la madrugada de ayer, en la calle Kennedy del barrio Blas de Lezo.
Al parecer, el taxista se opuso a que le robaran el dinero y los delincuentes le dieron un balazo a la cabeza. Otro impacto fue hallado en el techo del vehículo.
Los atracadores le robaron todo lo que pudieron a Valdés Hernández. Se conoció que se llevaron el dinero, su celular, el radio de comunicaciones y su billetera.
Según Ilda Rodríguez, esposa del taxista de 49 años, lo que han escuchado es que Valdés fue atacado por una mujer y dos hombres, quienes le habían pedido que los llevara al mencionado barrio.
"No sabemos bien cómo ocurrieron las cosas. Él estuvo parte de la noche celebrando con nosotros el cumpleaños de un hijo. Estabamos felices. Como a las 11 de la noche se fue a trabajar. A las 5 de la madrugada me avisaron lo que le había sucedido", dijo Rodríguez.
La esposa dijo que Valdés Hernández trabajaba desde hace 2 años como taxista, a la espera de que le salga la pensión de Telecartagena.
Policía se pronuncia
El general Ricardo Restrepo, comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena, dijo que ofrecen 10 millones de pesos, para información que conduzca al paradero de los atracadores que atentaron contra los taxistas.
Agregó que se realizan todas las investigaciones pertinentes para dar con la captura de los delincuentes.
"Estamos trabajando en el antes y el después de lo ocurrido. Por la hora en la que ocurrió, no hubo muchos testigos. No hay elementos de prueba contundentes para la investigación, pero estamos trabajando", dijo Restrepo.
Por una cadena
Sólo unas horas después del atentado contra los dos taxistas, los delincuentes volvieron atracar en la ciudad.
Las víctimas fueron Jaime Óscar González Meriño y su tío Gregorio Meriño.
Los dos hombres, de 35 y 50 años respectivamente, fueron baleados cuando departían en la tienda Mi Agrado del barrio San Isidro.
Se conoció que tío y sobrino llegaron a la tienda a tomarse una cerveza, luego de departir toda la noche en una fiesta familiar.
Gregorio Meriño hablaba por celular, cuando un sujeto se le acercó por la espalda y le quitó la cadena de oro que tenía puesta.
Al ver que su tío era atracado, Jorge González salió a ayudarlo y forcejeó con el delincuente, quien sacó un revólver y le disparó en el pecho.
Gregorio Meriño intentó detener al atracador, pero éste volvió a disparar, impactando a Meriño en el brazo izquierdo.
El delincuente huyó a bordo de una motocicleta de color azul, en la que lo esperaba su cómplice y huyeron con destino al barrio Nuevo Bosque.
Al parecer, el atracador descrito como un hombre de contextura gruesa, estatura mediana y tez morena, se bajó de la motocicleta cerca de la iglesia del barrio Nuevo Bosque, y abordó un taxi en el que iban 2 mujeres.
Otra información entregada a la Policía, daba cuenta que el sujeto había huido a pie y se cambió de suéter para despistar a las autoridades.
La Policía inició la persecución de los delincuentes, pero no pudieron dar con su paradero.
Gregorio Meriño y Jaime González fueron trasladados en un taxi a la Clínica San Juan de Dios.
Sobre Meriño se conoció que su estado no reviste gravedad. El caso es más complicado para González, porque el disparo en el pecho lo mantiene bajo pronóstico reservado.
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