Un vaso de agua fue lo último que le pidió Urleys Castro Martínez a su padre José Miguel Castro Rocha. Diez minutos después, lo mataron a 50 metros de su casa, en el barrio 2 de Noviembre, en Magangué.
Los disparos despertaron a los vecinos del sector a las 12:20 de la madrugada ayer. Los que se asomaron por las rendijas de las ventanas alcanzaron a ver el cuerpo de Urleys en mitad de la calle
Era Kiko
Los curiosos que se atrevieron a salir de sus casas se sorprendieron cuando se dieron cuenta que el muerto era Urleys Castro o Kiko, como cariñosamente lo llamaban.
La víctima, de 31 años, padecía de problemas mentales hacía cuatro años. Los médicos que lo trataron le diagnosticaron esquizofrenia.
Según testigos, el parrillero de la moto bajó y le disparó en repetidas ocasiones sin mediar palabras. El asesino huyó igual como llegó.
En tratamiento
Castro Méndez estuvo durante algún tiempo en tratamientos siquiátricos debido a su enfermedad. Su familia dice que no tenía amenazas y que a pesar de sus problemas mentales no se metía con nadie. La víctima deja tres hijos de 5, 7 y 12 años.
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