La vida de la familia Fuentes Reyes cambió para siempre el 13 de diciembre de 2010.
Ese día, Federico Andrés García De Arco, exmilitar de la Armada Nacional, celebró con tres disparos al aire su ascenso a cabo tercero.
Uno de los proyectiles mató Nicolás David Fuentes Reyes, de 6 años, que se encontraba con su padre en las corralejas de Marialabaja. Pero el crimen del menor, que soñaba con ser futbolista, no quedó en la impunidad.
Ayer, en una audiencia que duró varias horas, el juez Promiscuo del Circuito de Turbaco sentenció a Federico García a pagar 20 años de cárcel por los delitos de homicidio y porte ilegal de armas de fuego.
“Ninguna condena pagará el daño que hizo. Por una borrachera acabó con la vida de mi hijo y también con la suya. Ojalá esto sirva para que quienes se creen más hombres porque tienen una pistola en las manos, sepan que si hacen daño, serán sancionados”, afirma Enit Reyes, madre de la víctima.
Nadie celebró
En casa de la familia Fuentes Reyes nadie celebró la condena contra el exmilitar.
Si bien siente alivio porque el homicida pagará su crimen, dicen que nada compensará la perdida que sufrieron.
“Nosotros no estábamos buscando venganza, solo queríamos justicia. Esto no nos devuelve a Nicolás y no sentimos alegría por la suerte que le espera a Federico”, asegura Enit Reyes.
La madre dice que durante los 16 meses que duró el juicio, siempre esperó que De Arco reconociera su responsabilidad y se arrepintiera.
“Siempre negó todo y nunca se dirigió a nosotros para pedir perdón. En este momento hay tanto dolor que no sé si lo perdonaría, pero me hubiese gustado que lo hiciera”, afirma Enit Reyes.
“No hay día en que no recordemos a Nicolás, en que no lo extrañemos. El sufrimiento sigue allí como el primer día y nada lo calma. Este es el dolor más grande que una madre puede sentir y la vida me cambió para siempre”, añade la madre.
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