Dos menores atentaron contra escolta en el Centro

En una persecucíón que se extendió de la Calle del Cuartel, en el Centro, al Camellón de Los Mártires, la Policía capturó a dos adolescentes, de 17 años, que hirieron de gravedad, ayer a las 5:30 de la tarde, a un escolta identificado como Fernando Ursola Mendoza, de 35 años. Según conocidos de la víctima, el proyectil atravesó un brazo y se alojó en el pecho. Su estado de salud era delicado anoche. Versiones oficiales indican que Fernando Ursola fue miembro de la Infantería de Marina. A uno de los retenidos le hallaron una pistola 9 milímetros, con silenciador. Los testigos dicen que no pudo rematar a la víctima porque el arma se le encasquillo. “Vine a rebuscarme” El Universal habló de manera exclusiva con uno de los menores presuntamente implicados en el hecho de sangre cuando le protegían las manos con bolsas. Más tarde le iban a practicar la prueba de absorción atómica para determinar si disparó o no. “Vine hace una semana a rebuscarme. Vendo dulces en los buses y en el Centro. Yo estaba cerca del sitio de los hechos cuando la gente comenzó a correr. Yo también corrí. Llegué al Centro a comer, porque ya había terminado de trabajar”, cuenta el adolescente. El menor confirmó que tiene 17 años y que es oriundo de Medellín. Dice que la pistola no es suya. Las autoridades aseguran que los testigos, e incluso, un policía de turismo que patrullaba el sector, lo vieron lanzar el arma. De no ser por los dos tatuajes en forma de dragón, uno de ellos a color, que tiene en los brazos, el adolescente pasaría desapercibido ante los ojos de cualquiera. Muchos creen que por la edad y por su apariencia, jóvenes de esas características –delgado, con cara de niño y ropa juvenil-, son contratados para casos de sicariato. “Primero, porque pueden despistar a la víctima al pasar cerca de ella, y segundo porque recobran la libertad rápidamente”, reconoce un oficial de la Policía. Anoche permanecía en la Casa de Justicia en Canapote.