Entre el dolor y el misterio

“No sé por qué lo mataron, pues no tenía ninguna clase de problemas. No manejaba plata y cuando tenía cosas nuevas era porque yo se las regalaba. Este dolor es muy grande, la muerte de un hijo duele mucho”.
Las palabras de María Naranjo dejan ver el tormentoso martirio que está viviendo. El sábado, a las 10:20 de la mañana, perdió al segundo de sus tres hijos, Juan Carlos Blanco Naranjo, de un solo golpe. Al conductor de microbuses, de 42 años, lo asesinó un sicario de varios balazos en un negocio de máquinas tragamonedas que está entre la calle Libertad y la vía principal de San Fernando. (Lea. Investigan homicidio en San Fernando)
Los parientes de la víctima aseguran que no tenía problemas ni amenazas de muerte, por lo que su tragedia los tomó por sorpresa. Ellos dicen que las autoridades aún desconocen los móviles del crimen y que las investigaciones continúan. Al conductor lo velan en su casa, en la calle Central de San Fernando y se espera que lo entierren hoy en el cementerio Jardines de Paz.
Siempre alegre
Juan Carlos Blanco no tenía hijos y vivía en la casa de sus padres. Todos coinciden en que era un hombre alegre y que pasaba bromeando con sus amigos. Todos los días salía de su hogar a las 6 de la tarde, rumbo a su trabajo. Manejaba el microbús que le encomendaran y a las 2 de la madrugada regresaba a casa, tras ocho horas de trabajo.
“En el día se la pasaba en el negocio donde lo mataron, hablando y gastando chanzas con sus colegas conductores. Con ellos nunca tuvo problemas y todos lo estimaban mucho. Cuando lo mataron llamaron a un cuñado y él no me quería decir nada porque yo sufro del corazón. Mi esposo- papá de Juan Blanco- es ciego y al enterarse de la noticia se le subió la presión y tuvimos que llevarlo a una clínica. Yo no sé nada de lo que pasó y solo espero que las autoridades investiguen y aclaren todo”, concluye María Naranjo.