Sucesos


Estuvo preso injustamente y lo matan

REDACCIÓN SUCESOS

03 de mayo de 2012 12:01 AM

Anderson Rivera Aguirre solo quería recuperar el tiempo perdido y olvidar.

El joven, de 22 años, pasó cinco meses tras las rejas de la Cárcel de Ternera por un homicidio que no cometió.
En prisión conoció el infierno y la desesperanza. A finales de noviembre de 2011, Rivera Aguirre recobró la libertad luego de que se comprobara su inocencia.
La felicidad de estar nuevamente al lado de su familia le duró cinco meses.
Ayer, a las 9:30 de la mañana, Anderson Rivera fue asesinado por un sicario en la entrada al barrio Colombiatón.
La víctima iba en su moto, de placa EGC 93C, cuando fue interceptado por los sicarios que se movilizaban en un vehículo similar, de color negro.
Rivera Aguirre recibió tres balazos en el pecho, abdomen y espalda. Herido de muerte el joven cayó al lado de su moto.
Testigos de lo ocurrido lo auxiliaron y en una camioneta lo trasladaron al Hospital de El Pozón.
Los médicos no pudieron hacer nada por salvarlo.
De los homicidas se sabe que escaparon por la vía La Cordialidad, pero no fueron capturados por la Policía.
  Un “falso positivo”
El 13 de julio de 2011, la Policía reportó la captura de Anderson Rivera y un amigo suyo, por el asesinato del abogado Jaime Burgos Ospina, ocurrido en la calle Don Bosco, en el barrio Escallón Villa.
En ese momento, la Policía informó que los dos hombres fueron aprehendidos luego de una persecución que se extendió hasta el barrio Las Gaviotas.
Los dos jóvenes fueron asegurados por el delito de homicidio agravado y los trasladaron a la Cárcel de Ternera.
El 14 de julio, la Policía difundió las fotos de Rivera, al que señalaban como el sicario que mató a Jaime Burgos.
Las imágenes llegaron a la Cárcel de Ternera y varios clientes de Burgos, que era abogado de Los Paisas, los amenazaron de muerte.
Un verdadero infierno vivieron Anderson Rivera y su amigo en prisión, donde intentaron matarlos en varias oportunidades.
Durante el tiempo que los jóvenes estuvieron privados de la libertad, sus abogados trabajaron arduamente para probar su inocencia.
Los profesionales del derecho recopilaron pruebas que demostraron que Rivera no fue capturado en una persecución en el barrio Las Gaviotas como aseguró la Policía.
El joven fue detenido por pico y placa en la carretera principal del barrio Chapacuá. 
También probaron que los jóvenes nunca estuvieron en Escallón  Villa a la hora que se cometió el crimen y que no les hallaron el arma homicida, contrario a lo que se informó.
Se conoció que los policías que supuestamente participaron en la persecución, se contradijeron en sus testimonios.
Con esas pruebas, La Fiscalía 34 seccional solicitó al Juzgado Sexto Penal del Circuito la preclusión del proceso y se ordenara la libertad inmediata de Rivera y su amigo.
El 29 de noviembre, los dos jóvenes regresaron a la libertad.
  Lo tenían vigilado
Los asesinos de Anderson Rivera conocían bien sus movimientos. Los sicarios sabían que todos los días el joven salía a vender ropa a crédito.
Ayer, Rivera salió como de costumbre de su casa en Flor del Campo, en compañía de su esposa. Antes de llegar a la vía La Cordialidad recordó que estaba pico y placa.
“Le dijo a la mujer que se fuera en bus, que mejor él se regresaba para la casa. Cuando se estaba devolviendo, los sicarios lo estaban esperando y le dispararon”, dice un allegado de la víctima.

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