Explosión afecta a colegio y 25 casas en Albornoz

Los 130 estudiantes de la escuela Salim Bechara en Albornoz rezaban en el patio cuando se escucharon las dos explosiones. Casi al instante, un pedazo de hierro cayó sobre uno de los salones y se llevó al piso la mitad del techo, laminas de zinc, un abanico y parte de una pared. “Gracias a Dios no estábamos adentro. De ese salón habíamos acabado de sacar a tres niños para que fueran a formar”, dice la coordinadora del colegio, Ana Celina Guzmán. No sólo los estudiantes y profesores del Salim Bechara entraron en pánico ayer a la 1 de la tarde. La explosión de un bongo en el muelle de la empresa Transportadora Fluvial del Caribe también dejó 25 casas afectadas en Albornoz y la sensación entre sus habitantes de estar viviendo al lado de una “bomba de tiempo”. Las fuertes detonaciones sorprendieron a muchos mientras almorzaban. La compañía dedicada al trans-porte de combustible y mantenimiento de bongos –plataformas- está entre las calles del barrio, en el kilómetro 3 de la vía a Mamonal. Las explosiones también se sintieron a varios kilómetros a la redonda, incluso en barrios de Cartagena como República de Chile, Bruselas y El Prado. En las empresas de la zona industrial hubo alarma entre sus empleados. En Urbaser era la hora del almuerzo cuando el piso comenzó a temblar. “Pensamos en lo peor, el piso comenzó a moverse. Creímos que se iba a caer el techo del sitio donde almorzábamos”, cuenta una funcionaria de la empresa de aseo. Acumulación de gases Dos máquina del Cuerpo de Bomberos llegaron al sitio de los hechos, pero en la portería recibieron la orden de no entrar. “No nos dejaron entrar, las dos máquinas las devolvieron de la puerta”, asegura Aníbal Guerrero, oficial de ese organismo. A la empresa sólo ingresaron la Policía, personal Antiexplosivos del DAS y miembros de Infantería de Marina. Un oficial de la Policía resume lo que pasó: “Por acumulación de gases, durante el mantenimiento a un bongo, hubo una explosión sin víctimas, sólo daños materiales”. Testigos aseguran que un empleado de la Transportadora Fluvial del Caribe resultó herido. David Díaz García, quien era el soldador en el bongo, sufrió una fractura y es atendido en una clínica. En la compañía nadie entregó declaraciones. Un vigilante relata que luego del estallido vio correr a dos operarios. “Hubo un fogonazo y nada más. A los operarios no les pasó mayor cosa”, asegura. “Lluvia de objetos” Aroldo Carreazo reposaba el almuerzo con su familia en la terraza cuando la explosión llegó acompañada de pedazos de hierro que cayeron en el techo. “Los daños se ven a simple vista. El pedazo de hierro tumbó la moldura del techo y de paso se llevó el aire acondicionado. El impacto también rajó el piso en un cuarto. Por fortuna, los niños y los demás estábamos en la terraza”, cuenta Aroldo. En otras 24 casas los daños fueron similares o menores. Lo más grave se vivió en el colegio Salim Bechara. “Me tocó pedirle calma a los niños. Todos estaban asustados. Gracias a Dios estaban en el patio, porque en dos salones hubo daños”, precisa la coordinadora del plantel. La Policía recolectó la información de los inmuebles afectados por la explosión. Aún no se sabe qué medidas se tomarán con respecto a la empresa Transportadora Fluvial del Caribe.