Sucesos


Gracias a mototaxista, capturan a pandillero que mató a joven

EDWIN TORRES PADRÓN

02 de febrero de 2010 12:01 AM

No hay crimen perfecto y eso ocurrió con alias “El Chiquitín”. El pandillero creyó que por la soledad en la calle y la complicidad de la oscuridad podría dejar en la impunidad la muerte de Reinel Gutiérrez Fuentes. Pese a contar con esa ayuda, un mototaxista que evadía la norma que prohibe la circulación diaria de motos entre 11 p.m. y 6 a.m. lo vio correr tras dispararle a su víctima en el sector La Central, en Olaya Herrera. El casual testigo siguió al presunto homicida hasta lo último del barrio, una zona fangosa aledaña al sitio conocido como Terraplen. Allí, “El Chiquitín” se escondió para evadir una posible captura. El plan le funcionó por unos minutos. El motociclista lo siguió hasta precisar en que lugar se camufló entre los mangles. Con esa información detallada, la Policía hizo su trabajo. Primero rodeó la zona señalada por el testigo y después buscó metro por metro al sospechoso. A las 2:30 a.m. de ayer, treinta minutos después del crimen, “El Chiquitín” quedó en manos de los uniformados que en masa llegaron a Olaya a buscarlo. La captura del pandillero mitigó la rabia de los habitantes en ese sector, pero no alivió el dolor en quienes conocían a Gutiérrez Fuentes, un joven de 21 años que se ganaba la vida en una bicictaxi. “Campamento y Marmotas” Para muchos, Gutiérrez Fuentes es una víctima inocente del enfrentamiento que casi a diario y por años sostienen las pandillas de “El Cam-pamento” y “Las Marmotas”, dos calles del sector Central. Habitantes de esa zona dicen que esa “guerra sin cuartel” ha dejado cinco muertos en los últimos dos años. El último encuentro entre esas bandas con saldo trágico ocurrió el pasado 25 de diciembre. Ese día fue asesinado Álvaro Javier Doria Vargas. Varios pandilleros le dispararon cuando regresaba a su casa con una botella de ron. En Olaya creen que aunque Reinel no pertenecía a ninguna pandilla y que, por el contrario, se trataba de un joven de bien que desde hacía dos años trabajaba para mantener a su familia, su muerte es en represalia por lo que sucedió hace un mes y cinco días. “Tenían que vengarse con cualquiera y eso fue lo que hicieron. Da rabia que atacaron al primero que vieron, y ese fue Reinel”, comenta una vecina del difunto. Sus familiares aseguran que el joven pasó la noche con su novia viendo televisión en su casa, en la calle Socorro en La Central. Después de la medianoche se fue acompañar a su amiga sentimental a su casa, en la calle Tequendema. De regreso, y menos de tres cuadras de su vivienda, dos hombres se le aparecieron en medio de la os-curidad. Uno de ellos se le acercó y sin pronunciar una palabra le disparó con un changón –arma de fabricación hechiza-. Reinel recibió el balazo en el abdomen. Murió ahí mismo. El asesino huyó hacia los manglares. Su compinche escapó hacia otro sector. La presencia de un motociclista evitó el que parecía el crimen perfecto. César Andrés Medina Gómez, alias El Chiquitín, deberá responder a partir de hoy ante las autoridades por homicidio agravado.

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